El destino de la ceniza del volcán de La Palma, vertederos especiales y un futuro uso agrícola
La empresa Áridos del Riachuelo recoge todo el material de forma gratuita en sus terrenos ubicados en El Paso, pero no contempla emplearlo para la construcción
El volcán de La Palma ha expulsado alrededor de diez millones de metros cúbicos de ceniza, que ha cubierto más de 3.000 hectáreas de superficie, según las medidas del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) y los datos del sistema europeo satelital Copernicus. El paisaje se repite en los principales municipios afectados, pero también se extiende en otros extremos de la isla en los que ni siquiera es perceptible la erupción: señales de carreteras ilegibles, tejados de edificaciones cubiertos de negro o directamente, viviendas o invernaderos inundados del material volcánico. La ceniza, compuesta de partículas de roca y mineral, ha afectado a los aeropuertos de La Palma y de Tenerife, ha dejado sin producción las salinas de Fuencaliente y puede provocar daños fisiológicos en las plantas.
En un ciclo que por ahora no parece tener fin, cada día, residentes, operarios municipales, cuadrillas de voluntarios, vehículos, concejales y fuerzas y cuerpos de seguridad recogen las cenizas de todas partes. Los cepillos y las palas se han convertido en herramientas indispensables en las calles, desde un camarero que limpia la terraza a una vecina que despeja la entrada a su vivienda. Y en los núcleos urbanos proliferan las bandejas azules que el Cabildo y ayuntamientos han dispuesto para recoger el material, que tiene un destino fijo: los terrenos de la empresa Áridos del Riachuelo, ubicados en El Paso.
La consejera de Seguridad y Emergencias del Cabildo de La Palma, Nieves Rosa Arroyo, explica que al principio se planteó que se depositara la ceniza en los contenedores grises y, de ahí, trasladarla a los vertederos. Pero el peso del material volcánico provocaba que se rompieran los contenedores y dificultaba esta opción. Además, el complejo ambiental “está bastante lleno”, añade Arroyo.
Se buscó una solución con el Consorcio de Servicios y se decantaron por emplear las bandejas dispuestas para depositar las cenizas, que se deben recoger con protección en los ojos, la boca y el cuerpo, porque pueden dañar las vías respiratorias, la córnea o la piel, sobre todo en personas con patologías previas. El Cabildo se encargaba de la distribución en los principales municipios afectados (Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte), mientras que otros ayuntamientos, como Santa Cruz de La Palma o Breña Baja, se ocupaban de sus zonas.
Y la empresa Áridos del Riachuelo, de Tomás Barreto (quien a su vez gestiona los supermercados SPAR en La Palma), fue la escogida para depositar todas las cenizas domiciliarias. “Se prestó desde el primer momento para recogerlas gratuitamente”, señala Arroyo. Para el transporte, además de las entidades públicas, se alcanzaron acuerdos también con transportistas privados.
La entidad, que opera desde hace más de 40 años en La Palma, se dedica a la extracción de áridos, a los que aplica un tratamiento, los clasifica y los coloca en el mercado: el 90% va dirigido al hormigón, es decir, la edificación, y otra parte, tras un proceso de lavado en el que se obtiene una especie de fango, se destina a la mineralización de suelos para plataneras, fundamentalmente.
Pero también tiene el certificado de la Unión Europea para operar como punto limpio de Residuos de Construcción y Demolición (RCD) y, entre otros productos, tiene autorización para tratar con ceniza volcánica de forma oficial. “La empresa se puso en contacto con el Cabildo y todos los ayuntamientos para ser depositarios de las cenizas”, explica Lorenzo Fortuny, responsable de operaciones de Áridos del Riachuelo.
Para depositar residuos en la zona del Riachuelo, la empresa cobra un canon de 4 euros por metro cúbico, pero en la situación actual, y al igual que sucedió durante el incendio que afectó a 300 hectáreas el pasado verano en las zonas de El Paso y Los Llanos de Aridane, Fortuny explica que reciben la ceniza “sin coste alguno” y pide a los ayuntamiento que la traigan en cubos, en lugar de bolsas cerradas, para evitar otros materiales y, si es posible, tras un proceso de cribado y limpieza. “Cuanto más limpio, mejor”, añade.
El responsable de operaciones de la empresa dice que la cantidad recibida “no es muy significativa” en comparación al volumen que cada día expulsa el volcán. De momento, Áridos del Riachuelo ha habilitado 3.500 metros cuadrados para depositar la ceniza, pudiendo albergar hasta 70.000 metros cúbicos: pero por ahora, hay acumulados unos 70 metros cúbicos.
Al respecto, la consejera de Seguridad y Emergencias del Cabildo de La Palma dice que la prioridad es atender las emergencias, en las que están centradas las empresas transportistas. “Ahora mismo no se consigue una grúa. Está todo colapsado con prioridades”, añade Fortuny, quien espera que poco a poco vaya llegando a la cantera más volumen de material volcánico.
Sobre los usos que puede tener la ceniza, Fortuny descarta que se pueda emplear para la edificación porque “un árido, mientras menos absorción tenga, mucho mejor, y este producto tiene mucha absorción y es poco significativo para la construcción”. El responsable de operaciones de Áridos del Riachuelo dice que en las escasas averiguaciones que han hecho con el material volcánico en laboratorio, “parece ser un aporte muy rico para suelos agrícolas”.
En este sentido, Nieves Arroyo dice que se encargó un estudio al Consejo Superior de Investigaciones Científicas para valorar las características de la ceniza en la agricultura. En concreto, la investigación la lleva a cabo la unidad técnica ubicada en la Isla Bonita del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA), que forma parte de la red del CSIC, a través de una subvención de la Corporación Insular que mantiene desde hace años. También ha colaborado el Servicio de Agricultura del Cabildo, en concreto, los técnicos Enrique Huertas y José Antonio Marante.
Las propiedades de la ceniza en la agricultura
La investigadora del IPNA-CSIC María Mercedes Hernández González, responsable del Servicio de Fertilidad de Suelos y Nutrición Vegetal, junto con las investigadoras Jana Alonso y Verónica Pérez, están al frente del estudio de las cenizas prácticamente desde que comenzó la erupción volcánica.
Los métodos oficiales de análisis y el amplio conocimiento del Servicio en el análisis de suelo, material vegetal, frutos, agua de riego, biofertilizantes, estiércol y compost, permitieron comprobar que la ceniza es un material muy rico en minerales que “son beneficiosos para las plantas siempre y cuando no excedan los límites establecidos”, explica Hernández. En concreto, el equipo investigador observó “presencia de niveles altos de calcio, magnesio, de hierro y de potasio, nutrientes que pueden ser buenos a corto y largo plazo para las plantas”.
Actualmente la línea de trabajo se enfoca en los lixiviados de ceniza, es decir, qué elementos estarán a disposición de la planta y frutos tras riego o precipitación. Hernández explica que los resultados obtenidos son muy prometedores ya que “pueden ser favorables para los suelos, porque pueden proporcionar un aporte de nutrientes tales como calcio, hierro, potasio, que son fundamentales para el desarrollo de los cultivos”. El mismo comportamiento se observó en la planta, tras analizar el fruto y las hojas de plataneras y de aguacate. “El componente nutricional de los frutos no presentan ningún elemento tóxico que pueda ser absorbido de la ceniza depositada”, subraya Hernández.
Hasta la fecha, se han llevado a cabo cuatro muestreos semanales; el primero comenzó el día 11 de la erupción volcánica (30 de septiembre) y el último ha finalizado el día 32 del fenómeno (21 de octubre). Sin embargo, el equipo investigador matiza que todos estos resultados son muy preliminares y se requiere de un seguimiento exhaustivo del comportamiento de la ceniza mientras dure el volcán y después de la erupción; pero sí ha observado que los plátanos y aguacates afectados por las cenizas presentan un contenido nutricional semejante al que tenía antes del fenómeno de Cumbre Vieja.
La siguiente fase del proyecto es analizar entre 15 o 20 fincas de plataneras, al aire libre y bajo invernadero, además de aguacateros y viñas. El proyecto se va a llevar a cabo gracias a la coordinación establecida entre diferentes instituciones, tras una reunión mantenida el pasado 26 de octubre en el IPNA-CSIC. Desde el Servicio de Agricultura del Cabildo Insular de La Palma se establecerán los terrenos a analizar, y la empresa pública Gestión del Medio Rural (GMR), dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, se encargará de los muestreos.
Además del IPNA-CSIC, en la investigación colaborarán el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA); el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA); el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC); la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y la Dirección General de Agricultura del Gobierno de Canarias.
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