Investigadores del grupo Eomar del Instituto EcoAqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han publicado en la revista científica Marine Pollution Bulletin un estudio sobre la contaminación por microplásticos en las Islas Canarias
Dicha investigación, titulada Microplastic and tar pollution on three Canary Islands beaches: An annual study se llevó a cabo durante los años 2015 y 2016, según ha informado la Institución educativa.
El estudio ha demostrado que existen altos niveles de contaminación en Playa Lambra, Famara y Las Canteras, asociados a períodos de fuerte oleaje y viento, además de microplásticos que se encontraron importantes cantidades de fragmentos de alquitrán, fundamentalmente en la isla de La Graciosa.
Para los investigadores, “estos datos son alarmantes y deben hacernos tomar conciencia del uso desmedido de productos plásticos y del problema medioambiental que éstos suponen”.
Otro dato interesante es que en la playa de Famara un 44% de los residuos encontrados eran pellets de resina o granza, que son la materia prima a partir de la que se fabrican los productos plásticos.
La contaminación es arrastrada hasta la costa
Este resultado indica que la contaminación es arrastrada hasta las costas a través de la Corriente de Canarias, ya que en las Islas no existen industrias dedicadas a la fabricación de plástico.
Asimismo, la corriente del Golfo y su rama descendente la corriente de Canarias arrastra hacia el sur toda la basura marina que se vierte en el norte de Estados Unidos y Europa.
Esto hace que las Islas y sobre todo aquellas playas de orientación norte, sean consideradas como puntos calientes en la recogida de basuras marinas, ya que actúan como colectores de toda esa basura arrastrada por las corrientes constituyendo una situación “muy preocupante” en algunas de las playas.
Los microplásticos se incorporan a las cadenas tróficas al ser ingeridos por el zooplancton. El efecto que se puede producir en los organismos por la ingestión de microplásticos con estos compuestos químicos tóxicos, no está todavía claro y se está investigando actualmente en ello. Lo que sí se sabe, es que estos compuestos químicos son fundamentalmente disruptores endocrinos, alterando el sistema hormonal y pueden producir efectos cancerígenos y mutagénicos.