Un estudio de la Universidad de La Laguna advierte de que a pesar de que el patrimonio cultural y el discurso de género figuran en el currículum oficial como contenidos a trabajar en la educación obligatoria, en los libros de texto aún imperan “las viejas narrativas” sobre estas materias.
Un equipo integrado por profesores del Departamento de Didácticas Específicas de la Universidad de La Laguna, del Área de Didáctica de las Ciencias Sociales, y del Departamento de Sociología han desarrollado este proyecto de investigación para estudiar el tratamiento didáctico que la educación patrimonial y el género reciben en los libros de texto de Ciencias Sociales y de Geografía e Historia.
Para estos investigadores, la educación patrimonial y la igualdad de género se deben enseñar desde la educación formal, tal y como se propone en los currículos de primaria y secundaria y lamentan que las propuestas plasmadas en las distintas leyes educativas españolas, desarrolladas desde la década de los 90, no han impedido que aún hoy, sigan imperando “las viejas narrativas sobre el patrimonio y el género”.
La investigación liderada desde la Universidad de La Laguna pone de manifiesto que, a pesar de que el patrimonio cultural y el discurso de género figuran en el currículum oficial como contenidos a trabajar en la educación obligatoria, para propiciar la comprensión crítica de la realidad social y cultural, lo cierto es que, en la práctica y a partir de los libros de texto, estos contenidos difieren con respecto a los que aprende el alumnado y los que sería deseable que aprendieran.
José Farrujia de la Rosa, investigador principal del proyecto y coordinador del volumen Patrimonio cultural, género y educación (Octaedro, 2022) en el que se recogen los resultados de este estudio, los contenidos que se trabajan en los libros de texto no permiten que el alumnado comprenda y valore el patrimonio inmediato.
“El alumnado no adquiere competencias relacionadas con la conciencia y las expresiones culturales, pues el patrimonio se aborda en momentos puntuales, con el objetivo de ilustrar determinados contenidos teóricos o para realizar alguna actividad lúdico-educativa” señala Farrujia en un comunicado.
Indica que el patrimonio cultural no es un objetivo educativo sino un contenido que se trata desde una perspectiva academicista, en la que prima el carácter histórico-artístico y se minimiza la reflexión del alumnado sobre su conservación.
Agrega que en el caso concreto de Canarias los contenidos que se trabajan dificultan que el alumnado sienta el patrimonio como algo propio y precisa que además islas como Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera o El Hierro prácticamente no están representadas en los libros de texto frente a las islas capitalinas, Tenerife y Gran Canaria, que ostentan todo el protagonismo.
“Dependiendo de la isla en la que viva, el alumnado podrá o no establecer relaciones de identidad con su entorno inmediato, desde el punto de vista patrimonial”. asevera Farrujia, que insiste en que este discurso no permite que el alumnado desarrolle una identidad relacionada con la evolución histórica regional.
Asimismo entiende que la educación en la enseñanza obligatoria pone el foco, principalmente, en las realizaciones culturales de las grandes civilizaciones como Grecia, Roma y Egipto, así como en las manifestaciones artísticas de los grandes creadores como Velázquez, Picasso, o Goya y subraya que el patrimonio inmaterial, el indígena o el etnográfico están “infra representados”.
En su opinión, esto condiciona mucho el comportamiento del alumnado, a medio y largo plazo, como ciudadano, pues el patrimonio debería favorecer la comprensión crítica de la realidad social y cultural del mundo que rodea al alumnado.
En el caso del discurso de género, los resultados del proyecto reflejan la pervivencia de una historia androcéntrica, en la que las mujeres continúan teniendo un papel secundario en el devenir y discursos históricos y en los contenidos educativos.
Añade que las actividades que se plantean en los libros de texto no fomentan la reflexión crítica por parte del alumnado, en cuanto al papel de las mujeres se refiere.
Farrujia indica que el lenguaje inclusivo no está presente, el masculino genérico es el que está representado en los manuales de primaria y secundaria y cuestiona también las imágenes que ilustran los libros que tampoco parecen ser las más idóneas para evitar la lectura androcéntrica.
El libro publicado con los resultados del proyecto cuenta con siete capítulos en los que participan profesores y profesoras de cinco universidades diferentes (Universidad de Barcelona, Universidad de Huelva, Universidad de Murcia, Universidad Autónoma de Barcelona y Universidad de Valencia) que forman parte de los principales grupos de investigación en el campo de la investigación sobre los libros de texto, en particular, en la temática del patrimonio cultural y el género.