La empresa farmacéutica Amgen facturó en 2017, el último ejercicio con datos consolidados, más de 7,6 millones de euros por la prescripción de denosumab, el polémico fármaco contra la osteoporosis bautizado como la droga de los huesos, en la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (Muface), un organismo que aglutina a más de 1,4 millones de personas, entre titulares y beneficiarios. Esta cifra sitúa al medicamento comercializado por la sociedad de biotecnología estadounidense como el segundo por importe en consumo de principios activos, por detrás de la atorvatastina y por delante de la rosuvastatina, dos fármacos para reducir el colesterol.
Los efectos adversos detectados tras la interrupción de los tratamientos con denosumab (un anticuerpo monoclonal) han generado un debate entre la comunidad científica. Los defensores del medicamento, con la propia farmacéutica a la cabeza, sostienen que los riesgos tras dejar de tomar las dosis, entre ellos el incremento de fracturas vertebrales múltiples, son inferiores a sus beneficios y que el efecto rebote se puede mitigar con la administración de otros medicamentos tras la suspensión.
En el lado opuesto se sitúan organismos como el Institut Català de Farmacologia o la revista francesa Prescrire, que recomiendan que se deje de prescribir al considerar “muy modesta” su eficacia frente a unos efectos adversos “desproporcionados”. Consideran además que apenas hay evidencias que acrediten la efectividad de los fármacos alternativos, los denominados bifosfonatos, para paliar la pérdida de densidad mineral ósea tras la interrupción del tratamiento con denosumab, un fármaco que, alertan, crea dependencia.
En medio se sitúan publicaciones como Current Osteoporosis Reports, que aconseja relegar su uso como medicamento de segunda línea, indicado para casos concretos, debido a las complicaciones detectadas en los estudios.
A pesar de estos recelos, la facturación de Prolia (nombre comercial de Denosumab) no ha parado de crecer en la mutua de los funcionarios. Según los datos publicados en las memorias del organismo estatal, el fármaco de Amgen se situaba en 2013 como el decimoquinto en el listado de más vendidos por esta vía, con 3,38 millones de euros. Cuatro años después, esa cifra se ha elevado hasta los 7,61 millones, más del doble. El incremento con respecto a 2016, donde se colocaba en el tercer lugar, es del 9,22%. En 2015 y 2014 ocupó la sexta plaza en el consumo por importe y principio activo.
Los datos recogidos en el último anuario de Muface revelan que los fármacos para el tratamiento de enfermedades óseas representa un gasto total de 9,5 millones de euros, lo que sitúa a denosumab como un fármaco de primera línea en la prescripción de este tipo de productos en una mutua que atiende a cerca de un millón de funcionarios como titulares, siendo los más numerosos los de más alto escalafón, los denominados A1 (diplomáticos, inspectores de Hacienda, catedráticos y profesores de universidad y de enseñanza secundaria, ingenieros, letrados, comisarios...) y A2 (maestros, técnicos de Hacienda, aparejadores, subinspectores de la Policía Nacional...) Además se benefician de sus prestaciones medio millón de personas con algún tipo de parentesco con los titulares.
Prolia también se encuentra entre los medicamentos más vendidos en farmacias en 2017. La última publicación de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) lo ubica en el séptimo lugar, con una facturación de 116,8 millones de euros durante el ejercicio 2017.