Hugh Elliot: “Las expresiones contra el turismo en Canarias no han tenido mucho eco en el Reino Unido”
De cada diez turistas extranjeros que pisaron Canarias el año pasado, cuatro eran británicos. El Reino Unido es el mercado emisor de visitantes más importante del turismo en las Islas, pero al mismo tiempo es un país de relaciones comerciales e históricas enraizadas con el Archipiélago que, a modo de comparación, también recibe a miles de personas en pateras y cayucos en sus costas (aunque con una política migratoria que difiere a la establecida aquí).
El embajador británico en España, Hugh Elliot, reflexiona en una entrevista para Canarias Ahora sobre la aparente fidelidad eterna de sus compatriotas con las Islas como destino turístico, las últimas expresiones de turismofobia en la Comunidad Autónoma y la crisis de la papa en septiembre de 2023 motivada por la plaga de un escarabajo en el condado de Kent. Al parecer, según dice, ahora los canarios se han dado cuenta de que cuando comen papas arrugadas están consumiendo en realidad papas británicas.
Los aeropuertos canarios cerraron el mejor mes de enero de su historia y los británicos tienen gran parte de culpa. Sorprende al saber que la economía del país ha entrado en recesión técnica. ¿Cómo se explica?
Primero, la economía británica va bastante mejor de lo que se describe, hay todavía capacidad de gasto y es una economía muy abierta y dinámica. Segundo, el love affair (amorío) entre los británicos y las Islas Canarias sigue intacto. Son unas islas muy queridas por mis compatriotas. Tienen una tasa de repetición muy alta.
[En resumen], la economía es mucho más fuerte de lo que se ha pintado a veces. Y las ganas de venir a Canarias, intactas.
Las encuestas sugieren que en Canarias empieza a haber cierto hartazgo con el monocultivo del turismo. El año pasado, de hecho, hubo manifestaciones al grito de tourist, go home (turista, vete a tu casa). ¿Han llegado esas impresiones al Reino Unido?
No tengo constancia de que ese fenómeno haya tenido mucho eco en el Reino Unido. La popularidad de Canarias sigue intacta, por lo que no ha tenido un impacto negativo esa expresión, que me parece que es minoritaria.
Uno lo puede comprender, porque nosotros también somos un destino turístico muy importante y nos encantaría que más canarios y españoles visitaran Reino Unido para reequilibrar esa balanza. Pero comprendemos también que cuando llegan números [de turistas] muy grandes, eso tiene un impacto sobre las personas que habitan el lugar de destino. Es un hecho.
Hace unas semanas, el periódico inglés Daily Mirror informó que el Archipiélago está al borde del “colapso” por la sobreexplotación turística, algo que sugieren otras investigaciones académicas. ¿Cree que eso podría desincentivar al turista británico a visitar Canarias?
Los hechos hablan por sí mismos. Los números [de llegadas de visitantes] son muy altos, están en cifras récord. Así que la respuesta claramente es que no. Lo estamos viendo. Es de celebrar la experiencia de los turistas que vienen aquí.
Acabo de estar con mi equipo consular en Las Palmas. Con tantas personas [que visitan las Islas], siempre hay algún tipo de problema, como alguien que se enferma o pierde su pasaporte. Pero me dicen que la gran mayoría de las experiencias son muy positivas.
También hay que sumarle a esto las nuevas tasas aprobadas por la Unión Europea que previsiblemente aumentarán el coste de los billetes.
Si hay una palabra que utilizaría para hablar de la relación del turismo británico con Canarias es fidelidad. Es lo que estamos viendo: por la repetición de las visitas y por el número [de llegadas] que estamos viendo cada año. El turismo es sensible a precio, eso es una realidad económica. Habrá que mirar cuánto y si finalmente tiene un efecto disuasorio. Pero esa fidelidad es tan fuerte que la impresión que yo tengo, y no es más que eso, es que no debería tener un impacto notable.
Imagino que sabe que en Canarias (y en España, en general) hay un problema de vivienda muy importante. Diría que el más relevante en estos momentos. Una solución que sugieren algunos partidos políticos en las Islas es limitar la compra de vivienda por parte de extranjeros. ¿Usted qué opina de eso? Según el último anuario del Registro de la Propiedad, del año 2022, los extranjeros protagonizaron un 28,6% de las compraventas de casas en las Islas. Y de ese dato, los británicos representan el 12,76%.
Cualquier país es soberano y puede tomar las decisiones que considere. Los británicos que vienen a vivir a Canarias con primera o segunda casa se integran bien, contribuyen de forma positiva a las comunidades locales y, por lo tanto, creo que todas las encuestas y reflexiones que he escuchado son positivas sobre su presencia en las Islas.
Se comprende que hay un impacto sobre el precio de la vivienda. He seguido las conversaciones sobre el tema estos días. Pero como embajador de Reino Unido, mi impresión es que hay una acogida muy cálida para los ciudadanos de mi país que vienen aquí. Eso se aprecia.
¿Cómo lo aprecia?
No todos los países son tan hospitalarios como España. Las Islas Canarias son un lugar muy hospitalario. Y eso es algo que valorar. Entiendo que es un tema que desde el punto de vista del Gobierno de Canarias se está debatiendo y espero que puedan encontrar soluciones para que no tenga un impacto negativo para quienes viven aquí.
Tan solo por curiosidad, ¿por qué compran los británicos viviendas en Canarias?
Tenemos aquí casi 50.000 ciudadanos británicos que llevan viviendo tiempo. No tenemos cifras de quiénes ostentan segunda residencia. [En esos casos], es segundo hogar, venir aquí a pasar algunos meses, sobre todo en invierno, que es cuando el tiempo tal vez no es tan bueno en Reino Unido como en las Islas. Es ese perfil, personas que se integran en las comunidades donde están y no en especular.
Leí hace poco que el Reino Unido intenta ahora atraer a los jóvenes trabajadores europeos que perdió tras el Brexit. Conozco casos cercanos de personas que lo están teniendo muy difícil para obtener un visado. ¿Cómo pretenden hacerlo, entonces?
Las cifras de inmigración que hemos tenido demuestran que seguimos siendo un país muy apetecible para ir a vivir y trabajar. Ahora que estamos fuera [de la Unión Europea], se acabó el libre movimiento de personas y por lo tanto hay ciertos procedimientos. No se puede simplemente ir, estar ahí y buscar trabajo. Eso se acabó. Es un cambio de las reglas del juego. Pero hay vías para ir a trabajar, con ciertas capacidades, queremos atraer talento… Y como en muchísimos países del mundo, se pueden pedir visados para ir a trabajar. Pero no es con la misma facilidad que antes.
¿Pero no están siendo algunos de esos requisitos un tanto extremos? Según el nuevo plan del Gobierno británico anunciado en diciembre, el salario mínimo que tiene que cobrar un trabajador para obtener un visado para un empleo cualificado será de 38.700 libras (45.135 euros) al año.
Para gestionar el movimiento de personas, todos los países deben tener ciertos requisitos. Y no somos ninguna excepción en eso. Siempre estamos mirando el sistema para ver si podemos mejorarlo. Pero la realidad es que todavía van muchísimas personas con éxito a trabajar a Reino Unido.
En otro orden de asuntos, el comercio. Hubo un desplome importante de las exportaciones e importaciones entre Canarias y Reino Unido tras el Brexit. Pero los últimos datos de 2023 son esperanzadores. ¿Hay remontada?
Tuvimos la coincidencia de la pandemia y el Brexit. Separar las causas y los impactos no ha sido fácil, lo estamos empezando a hacer. Han repuntado tanto las exportaciones británicas hacia Canarias como las importaciones desde las Islas. [Pero] se han recuperado bastante más nuestras exportaciones a Canarias que las importaciones. Y uno de los temas que he estado hablando aquí con empresarios y autoridades es preguntar por qué no se ha recuperado tanto [esto último] como en otras partes de España, sobre todo dada la historia comercial entre Reino Unido y Canarias.
Hay que trabajar para hacer llegar a las empresas las oportunidades que existen en Canarias. Las Islas están haciendo un trabajo muy bueno en el tema audiovisual. Hay empresas británicas que vienen aquí a grabar. Hay oportunidades y sectores. Y tenemos que mirar cómo podemos ayudar para recuperar los niveles prebrexit, que sí se han recuperado en muchísimos sitios.
Sobre esto último, aprovecho para recordar la crisis de la papa que hubo en septiembre del año pasado por culpa de una plaga de escarabajos en Reino Unido que obligó a frenar cientos de cajas. Algo así, ¿podría volver a ocurrir?
[Con esa crisis], uno se dio cuenta de que comer papas arrugadas es comer papas británicas. Los controles fitosanitarios para evitar que las plagas se contagien son muy importantes, lo hemos entendido bien. Trabajamos muy de cerca con las autoridades para tener total transparencia sobre lo que era un pequeño brote muy reducido de ese escarabajo. Se pudo abrir pronto el mercado británico de nuevo, salvo un condado, el de Kent. Estamos monitorizándolo todavía. No ha habido ninguna aparición reciente del escarabajo. Estamos esperando a que pase suficiente tiempo para que los agricultores de Kent también puedan exportar papas a Canarias.
¿Se puede repetir [lo ocurrido en septiembre]? Todo se puede repetir. Pero lo importante es controlar, actuar rápidamente y buscar soluciones.
Por último, quería preguntarle por el tema migratorio. En Reino Unido hemos visto en el último año que ha ganado peso el eslogan stop the boats (detener las embarcaciones) o la idea de derivar a Ruanda a las personas que llegan en pateras y cayucos. En Canarias, en cambio, no existen ese tipo de políticas o enfoques. ¿Qué opina de ello?
Son personas que están arriesgando sus vidas y desgraciadamente con muchos fallecidos en el proceso. Es un drama humano. Y lo es fomentado por bandas criminales que facilitan esos pasajes poniendo en riesgo, que es decir poco, las vidas de estos inmigrantes.
Es una labor humanitaria impedir que las personas tomen estos viajes tan arriesgados que matan a tantos. Es imprescindible actuar contra las bandas criminales. Y eso es lo que ha dicho mi gobierno. Bandas criminales que facilitan y se benefician de este tráfico de personas. La criminalidad organizada es lo que está detrás de estos movimientos.
En cuanto a los enfoques diferentes, todos tenemos los mismos retos, tenemos que buscar soluciones, dar cobijo a quienes necesitan cobijo, dar soluciones humanitarias no solamente en nuestros países, sino también con nuestras políticas de ayudas al desarrollo, gastos de ayudas en los países de origen. Es una política completa que tenemos que desarrollar para luchar contras las causas del deseo de emigrar de estas personas.
Siempre hay opiniones de todo tipo. Pero nuestro objetivo como gobierno es humanitario, es solidario, luchar contras las bandas criminales y tener una política de desarrollo que va a la raíz del problema.
Pero, a partir de la aplicación de estas políticas, ¿hubo rebaja en el número de personas que intentaron llegar a Reino Unido por estos medios?
Los flujos cambian según todo tipo de factores. Las actuaciones de las bandas criminales, la situación en los países de origen… Son una serie de factores. Así que suben y bajan.
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