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La igualdad de género en la provincia de Las Palmas se matricula en Jinámar

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

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Sensibilización. Ese es el principal cometido del ciclo formativo en Promoción de Igualdad de Género impartido desde hace ya cuatro cursos en el Instituto de Educación Secundaria (IES) Lila. Único en la provincia de Las Palmas y con alumnos y alumnas de toda Gran Canaria. A este centro de educación del barrio de Jinámar, en el municipio de Telde, le tocó por casualidad impartir esta formación, pero las ganas y el empeño del profesorado y la buena aceptación que tuvo desde el primer momento, ha hecho que permanezca.

Llegar al IES Lila y adentrarse en las aulas donde se imparte el ciclo es respirar lucha por la igualdad. El color que da nombre al centro y que pinta algunas paredes de él así lo hace sentir. Llegar al lugar donde se encuentra el alumnado que se forma en Igualdad de Género es chocar de frente con ambiciosos proyectos e iniciativas que tratan de erradicar uno de los problemas más graves de la sociedad: la desigualdad entre hombres y mujeres.

Se preparan para intentar acabar con las desigualdades de género y, aunque es una formación que tiene bastantes salidas, la tasa de inserción en el mercado laboral es baja. Lo habitual es que el alumnado vaya a hacer sus prácticas a centros de trabajo y que las empresas queden encantadas, pero a la hora de contratar, la motivación no es la misma. Lorena Alemán, profesora del ciclo, cree que el problema está en que aún no germinado la figura del técnico en igualdad. “Se han incorporado a áreas de igualdad de ayuntamientos o a algunas ONGs que sí han entendido la importancia de contar con estos profesionales en todos sus proyectos”.

La formación se centra principalmente en dos áreas: la sensibilización y la auditoría en perspectiva de género. “Aparte de trabajar por sensibilizar a toda la población, son auditores en perspectivas de género”. Se pueden unir a cualquier empresa y verificar que se cumple con la igualdad de género, y si no es así, ver cómo podrían hacerlo, explica Alemán.

No se puede negar que el ciclo en Promoción de Igualdad de Género ha cambiado la vida tanto a docentes como alumnos. José Montesdeoca, profesor, confiesa en que en él se ha producido “un cambio personal necesario para ejercer la docencia en el ciclo” y que ha tenido que hacer “un trabajo interno” para asumirlo. Montesdeoca, que también da clase en otros ciclos, imparte asignaturas de metodología. “Son muy prácticas y trabajamos para poner en marcha todo el engranaje para desarrollar talleres con jóvenes y adultos”, entre otros, detalla Montesdeoca.

El profesor, que no puede esconder en su cara lo orgulloso que está de sus alumnos, aclara que hay que una parte de la violencia que es sutil y que, además de la identificación propia que hace cada persona, puede apreciar una evolución general en cuanto a concepción, concienciación e ideología. “Tienen clara la importancia del ciclo que han elegido” y asegura que “se ve la evolución de cómo se llega a cómo se finaliza”.

Descubrirse víctima a los 50

“Yo he descubierto aquí que he sufrido violencia durante toda mi vida y que he visto como algo normal”. Así de contundente es Rosa María Naranjo que, con 50 años, decidió volver a estudiar con el objetivo de abrir su abanico de posibilidades formativas embarcándose así en este ciclo. La importancia de que lleguen profesionales de esta rama al mercado laboral, ya que es un problema social bastante latente que necesita un cambio radical, fue lo que impulsó a esta alumna a decantarse por la formación en técnica de Promoción de Igualdad de Género.

Aunque reconoce que cuando se incorporó a un ciclo con gente tan joven “fue un poco chocante”, debido a la diferencia en la dinámica de vida por las edades, ahora cree que se han convertido en un buen grupo. Naranjo lo tiene claro: “Es necesario erradicar desde las edades más tempranas”, por ello su idea cuando salga al mercado laboral es trabajar en el ámbito educativo. “Creo que es súper necesario cambiar esos estereotipos y esos prejuicios que tenemos, aunque ya son juicios”, sentencia.

Steven Brito llegó de rebote a esta formación. Siempre le ha llamado la atención el ámbito social, pero no veía claro el ciclo. Una idea que fue cambiando a raíz de que conoció la importancia de este movimiento. “Yo me dije: ¿por qué no me sumo yo a este movimiento que es un problema social muy importante? Y me quiero quedar aquí”, afirma este alumno procedente del barrio de Jinámar.

El joven califica la experiencia de “muy buena” y asegura sentirse feliz por estar allí, pensando que si no hubiera seguido en el ciclo, se hubiera arrepentido. Aunque no tiene claro lo que le va a deparar el futuro, Brito sí está seguro de que le gustaría ayudar en este problema social haciendo acciones que le permitan avanzar y aportar su granito de arena para que la igualdad sea efectiva y real entre hombres y mujeres.  “El grupo que más me llama la atención es el de las personas con discapacidad, y en especial las mujeres. Pienso que es una situación muy difícil para ellas porque viven con una doble discriminación: mujeres y con discapacidad, por lo que les cuesta más avanzar y creo que hay que meter mano muy a fondo en este sentido”.

Durante esta semana el alumnado y profesorado de Promoción en Igualdad de Género ha estado preparando talleres para el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En el IES Lila la igualdad y la prevención de la no violencia es una línea de trabajo. Un eje transversal en todo el centro. Existe una conciencia muy clara de que es importante y, por ello, los propios docentes, consideran que no ha caído en un sitio cualquiera. “Está en el lugar ideal para que crezca y hay una apuesta clara porque esté aquí”.