En 2020, cada 42 horas se suicidó un residente en Canarias, lo que elevó la cifra anual a 208 casos, el valor más alto en el Archipiélago desde que se recogen datos, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Para las Islas se trata de una realidad alarmante. Sobre todo, después de la pandemia. La tasa de suicidios está en 9,56 casos por cada 100.000 habitantes, solo superada por Asturias (11,98) y Galicia (11,29). Es evidente que existe un problema y la Consejería de Sanidad del Gobierno regional ha tratado de analizar las posibles causas que estarían provocando esta situación.
En un informe epidemiológico sobre la conducta suicida en Canarias entre 2007 y 2020, el Servicio Canario de Salud (SCS) detalla los posibles factores causales que están haciendo del suicidio, entre otras cosas, la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes del Archipiélago. Aunque avisa de que se trata de un fenómeno “multifactorial” y que cualquier análisis será “inevitablemente parcial”, al poder haber otras motivaciones no tenidas en cuenta.
En primer lugar, el texto apunta a los datos relativos a la Encuesta Europea de Salud en España del año 2014, en la que se evaluó la presencia de “cuadro depresivo mayor” y “otros cuadros depresivos” activos en mayores de 15 años. Mientras que en España las prevalencias fueron de 3,52% y 3,84% entre los encuestados, en las Islas fueron de 5,73% y 4,72%, respectivamente, siendo la cuarta autonomía con los valores más altos.
En otra encuesta, esta vez la de Salud de Canarias de 2015, hasta el 25,1% de los mayores de 16 años refirieron ansiedad o depresión. El informe del SCS recuerda que en los estudios de autopsia psicológica se ha establecido la presencia de trastornos mentales en alrededor del 90% de los casos. En estos casos, es la depresión el trastorno más comúnmente asociado con la conducta suicida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cree que entre el 65 y el 90% de los suicidios e intentos de suicidio se relacionan con algún grado de depresión.
Por otro lado, el consumo de alcohol y otros tóxicos también ha sido clasificado no solo como factor de riesgo, sino como factor precipitante, según el Ministerio de Sanidad. En este sentido, según los informes del Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (alcohol, tabaco y drogas ilegales en el país), Canarias ha sido la autonomía con las mayores tasas de “admisión a tratamiento” durante varios años. “Las tasas han sido marcadamente superior a las del conjunto de España”, destaca el Servicio Canario de Salud.
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Una “admisión a tratamiento” se refiere a toda “persona admitida a tratamiento ambulatorio por abuso o dependencia de una sustancia psicoactiva en un centro de tratamiento por primera vez en un año determinado”. En el último año con cifras, 2019, la tasa en Canarias fue de 154,9 casos por cada 100.000 habitantes; la media estatal está casi 50 puntos por debajo, en 106.
Otras posibles causas, esta vez relacionadas con aspectos sociofamiliares, económicos y ambientales, son el estado civil soltero o divorciado, vivir solo, carecer de apoyo social, estar en paro, la pobreza y el bajo nivel educativo. También lo pueden ser situaciones estresantes como pérdidas personales, financieras o legales, tal y como expone el SCS. De este modo, patologías casi crónicas de Canarias como sus peores cifras respecto a España en cuanto a paro, renta anual, nivel de estudios o litigiosidad, convierten al Archipiélago en una comunidad con altos porcentajes de ideación suicida.
De hecho, en uno de los puntos del informe, Sanidad compara a Canarias con el País Vasco al ser esta última una autonomía que empleó la misma metodología de evaluación de la ideación suicida en su encuesta de salud del año 2013. En la región del norte de España, el 4,4% de los mayores de 16 años ha pensado quitarse la vida en algún momento. En las Islas, esa cifra asciende al 10,8%.
Para la prevención del suicidio, el Archipiélago cuenta con un programa recogido en el Plan de Salud Mental de Canarias 2019-2023 que fue presentado hace justo un año. Este curso, el Ejecutivo autonómico ha elaborado un protocolo de intervención ante riesgo suicida detectado en el ámbito educativo, después haber afrontado las consecuencias psicológicas de la pandemia sin ningún documento al que dirigirse.
Entre los objetivos y acciones de ese programa destacan la necesidad de disponer de sistemas de registro completos y fiables, mejorar la coordinación intra e interinstitucional para el desarrollo de acciones preventivas, formar y sensibilizar a colectivos profesionales, mejorar la actuación clínica en situaciones específicas de riesgo y complejidad y mitigar el probable efecto negativo de la pandemia en la conducta suicida de la población.