El canario D. C., de 39 años, practicaba deporte cinco veces a la semana y se preocupaba por su alimentación antes de ser diagnosticado de COVID, enfermedad contra la que no se vacunó, y que le hizo acabar en la UCI de un hospital, desde donde hace un llamamiento a su generación: “Por favor, vacúnense”.
El joven, sin patologías previas, asegura por teléfono en una entrevista desde la planta de un hospital que, al no ponerse en contacto con él el Servicio Canario de la Salud, a mediados de junio cogió cita para vacunarse y le dieron fecha para agosto, por lo que decidió esperar al día y no presentarse a los puntos de vacunación masiva sin cita habilitados.
Critica que el Servicio Canario de la Salud no se pusiera en contacto con él “por algún tipo de error” que desconoce, pues ya en junio la mayoría de sus amigos de su edad habían recibido alguna de las dosis de la vacuna contra la COVID.
D.C. se lamenta también haberse dejado llevar por las ocupaciones del día a día, como trabajar y encargarse de su hijo, al preferir esperar a vacunarse en agosto, pues, según afirma, nunca barajó que una persona joven, activa y sin problemas de salud como el podría acabar en una UCI.
“No pensé que me iba a tocar así de fuerte, creí que si acaso iba a ser como una gripe”, admite el joven, quien asegura que, no obstante, era cuidadoso y respetaba las medidas y siempre llevaba mascarilla porque sabía que en Tenerife hay ahora “muchos contagios”.
Sin embargo, “la mala suerte” se cruzó en su camino y un amigo, con el que dice que apenas tuvo contacto, le pegó el coronavirus y él a su novia, de 25 años, quien tampoco estaba vacunada y también estuvo ingresada una semana en el hospital.
Aficionado al boxeo y preocupado por la buena alimentación, D.C. pasó posiblemente los peores ocho días de su vida en la UCI, donde hubo momentos en los que pensó en la posibilidad de que podía morir.
Cuando dejó de estar sedado y recobró la conciencia se dio cuenta dónde estaba: en la UCI de un hospital sin poder respirar por si mismo y con un “miedo tremendo”.
“En la UCI se ven cosas bastante duras, había personas que estaban muy mal a mi lado”, asevera el joven, quien reconoce que sintió pánico porque no sabía si iba a mejorar o no, ya que sus pulmones “estaban muy mal”.
Aunque podía esperar que podía enfermarse de COVID “por la cantidad de contagios que hay”, D.C. jamás pensó que la podía “coger así de fuerte”.
Se arrepiente de no haber ido a vacunarse antes sin cita, pues así seguramente no habría acabado en la UCI, y lanza un mensaje contundente a los jóvenes: “No lo dejen para mañana, vayan ya a vacunarse”.
Desde el hospital “se ven las cosas muy feas y se pasa fatal”, indica el joven deportista, quien ya en planta y con la esperanza de poder regresar este viernes a su casa si sigue mejorando le pide a los de su generación que no se crean inmunes frente al virus.
“Los jóvenes pensamos que estamos fuertes y que no nos va a pasar nada”, lamenta. Sin embargo, “es una lotería” que le puede tocar a cualquiera, “no solo a los viejos” y más aún si no está vacunado.
Su caso no es el único, él mismo pudo comprobar como en la UVI había más jóvenes, entre ellos, una chica de 23 años “pasándolo muy mal”.
Ya en planta y fuera de riesgo, D.C. se alegra de encontrarse “mucho mejor”, agradece a los sanitarios su esfuerzo y sueña con salir del hospital y abrazar a su hijo de ocho años.