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Las kellys: de la invisibilidad a la Moncloa en dos años

En dos años, desde que en marzo de 2016 se creara oficialmente la Asociación Las Kellys, las camareras de piso han conseguido que toda la sociedad española conozca la precariedad laboral de las que limpian en los hoteles y que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reúna con el colectivo en el Palacio de la Moncloa este jueves 5 de abril.

La senadora de Nueva Canarias, María José López Santana, pidió el pasado 6 de marzo a Rajoy que las recibiera y el presidente del Ejecutivo ha accedido a la solicitud de un partido clave para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. Desde entonces, López Santana ha sido la interlocutora entre ambas partes para que a las 12.00 horas del próximo jueves cinco integrantes del colectivo acudan a Madrid y le trasladen “la situación en la que estamos, ya que él dice que no la conoce” afirma la presidenta de la Asociación Las Kellys, Myriam Barros, que estará acompañada de la vicepresidenta, Ángela Muñoz; de la portavoz en Asturias, Pilar Cazorla, que tiene un grado de discapacidad del 33% en una mano “por sobrecarga y sobre esfuerzo” laboral, y por la secretaria de la Junta Directiva y otra compañera de Barcelona.

Pero no solamente van a contarle al presidente del Gobierno que las camareras de piso tienen un ritmo de trabajo frenético con sueldos que, en ocasiones, no superan los dos euros por habitación. O que hay una diferencia del 40% en el salario de una camarera de piso que pertenece a la plantilla del hotel en comparación con la que trabaja externalizada, porque la reforma laboral del Ejecutivo de Rajoy lo ha permitido. O que la mayoría se ven abocadas a consumir medicamentos para aliviar dolores musculares a causa de sus largas jornadas laborales.

“Le vamos a plantear tres puntos: el desbloqueo de la modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores, para que se introduzca la Ley Kelly y no se pueda externalizar la parte estructural de la empresa, pues los hoteles venden habitaciones limpias y sin nosotras no tienen producto que vender. La ampliación del cuadro de la lista de enfermedades profesionales, que actualmente solamente hay dos o tres; pediremos que se incluyan las enfermedades músculo esqueléticas y las psicosociales. Y hablaremos de adelantar la edad de jubilación, por supuesto”, explica Barros.

Los puntos principales que han reivindicado desde su creación como asociación y que recogen en su manifiesto. Aunque están “muy contentas” porque es “el primer colectivo que va a ser recibido en el Palacio de la Moncloa”, la Asociación Las Kellys es consciente de que “es un acto de precampaña electoral” de Mariano Rajoy y esperan “sacar algo más que una foto” y “aprovecharlo al máximo”.

Dignificar la profesión

El camino que ha tenido que recorrer este colectivo no ha sido nada fácil. Hasta 2014, cuando a través de las redes sociales empezaron a fraguar lo que son hoy, “absolutamente nadie sabía nada”, afirma Barros. Los sindicatos no fueron capaces de atajar un problema que lleva enquistado en el sector turístico durante más de una década y las propias camareras de piso decidieron “ser las interlocutoras” con las instituciones o los empresarios con el objetivo principal de dignificar la profesión “porque hasta ahora parecía que las habitaciones se limpiaban solas”.

Desde Canarias fue donde se alzaron las primeras voces, no en vano Barros preside la asociación en Lanzarote, la pionera. Y no es casualidad. A partir de 2011 los datos en la llegada de extranjeros no ha hecho sino aumentar, batiendo todos los récords (cerca de 16 millones el año pasado). Pero esto no ha ido acompañado de mejores condiciones laborales en el sector turístico, más bien todo lo contrario: se genera poco empleo y los que trabajan tienen uno de los sueldos más bajos de toda España, a lo que se une la escasa duración de las contrataciones (mucha temporalidad), la brecha salarial o el uso masivo de fórmulas de vinculación a tiempo parcial.

Y las camareras de piso, al pasar a depender de empresas externas que prestan sus servicios a los hoteles, dejan de estar bajo la tutela de los representantes sindicales. “Nosotras éramos simplemente mujeres anónimas que no estábamos en ningún sindicato. Dar la cara y contar todo lo que estábamos sufriendo nos ha supuesto muchísima represalias. Hemos estado en el Congreso, hemos estado en el Senado, en todas las televisiones públicas y privadas, radios, periódicos… Y a muchas esta lucha nos ha supuesto pérdidas personales” recuerda Barros.

Pero gracias a la visibilización que han conseguido durante estos dos años han logrado “que los políticos pongan el tema en sus agendas”, que los huéspedes de los hoteles tomen conciencia o que las propias camareras de piso denuncien con más frecuencia el acoso laboral que sufren o “la infinidad de fraudes a la seguridad social” que se producen.

“En los hoteles en los que hemos denunciado se ha arreglado la situación. Pero nosotras no nos contentamos con arreglar las circunstancias de una sola camarera de piso. Nosotras queremos que se regule la situación de todas las camareras de piso. Y para eso exigimos que se cambien las leyes. No vamos a pedir que se derogue la reforma laboral, eso no lo vamos a conseguir con una visita a la Moncloa. Pero la modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores puede ser un gran paso porque cortaríamos un montón de males a consecuencia de la externalización”, manifiesta Barros.

La reunión con el presidente del Gobierno marcará el discurso que mantenga la Asociación Las Kellys en la Comisión de Empleo que se celebrará en el Senado el próximo 19 de abril: “Por supuesto seguiremos con movilizaciones en todo el país, en los hoteles en los que nos llamen las camareras. Seguiremos denunciando, reuniéndonos con políticos o con sindicatos en aquellos sitios donde se estén negociando los nuevos convenios”.

Por ahora, Barros no ve posible la convocatoria de una huelga por parte de los sindicatos porque estos “no están por la labor”, ya que “apuestan más por una huelga de toda la hostelería para el verano” y las camareras de piso no están de acuerdo porque consideran que “la problemática de las kellys se merecía en estos dos años que se hubiera convocado y, si quisieran convocar un paro ya lo podrían haber hecho”.