Médicos de familia sobrecargados y gasto por debajo de la media: radiografía de los centros de salud canarios antes de la COVID-19
El proceso de desescalada puso el foco en la Atención Primaria. Aunque ya en las fases más duras de la crisis de la COVID-19 los profesionales de los centros de salud desempeñaron un papel clave en la sombra, en el rastreo de contactos, mientras todas las miradas se dirigían hacia los saturados complejos hospitalarios, ha sido en esta etapa cuando han cobrado mayor protagonismo. Con el desconfinamiento, la denominada puerta de entrada al sistema de salud se ha erigido en la pieza fundamental en el control de la epidemia, en el eje vertebrador de las labores de vigilancia para evitar rebrotes masivos que vuelvan a colapsar los centros sanitarios.
La relevancia adquirida en esta fase ha destapado también las carencias que arrastra la Atención Primaria como consecuencia de los recortes y la contención en el gasto impuestos por las administraciones tras el estallido de la crisis económica de finales de la pasada década. La Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) ha puesto números a esas deficiencias en un informe que analiza la evolución de varios indicadores sanitarios durante el periodo 2010-2018 y su repercusión en la situación actual. El estudio sugiere, en su última conclusión, que los problemas localizados en los centros de salud pueden ser “una de las causas de las dificultades para atender la pandemia y para realizar el seguimiento y detección de casos” durante la emergencia.
En el centro del debate vuelve a situarse el gasto sanitario. Por un lado, el porcentaje destinado a la Atención Primaria con respecto al total reservado al sistema de salud. En el conjunto del territorio español, esa cifra se ha reducido del 14,88% del inicio de la década hasta el 13,5% del último ejercicio con datos consolidados. En Canarias, el dato apenas ha variado. En 2010 ascendía al 13,58%. Ocho años después, al 13,71%. Más relevante aún es el indicador sobre el gasto sanitario por habitante y año. El Archipiélago gasta, de media, 176,26 euros por cada habitante, lo que le coloca, después de Extremadura, como la comunidad con la inversión más baja en esta área asistencial. El incremento con respecto a 2010 es de apenas 35 céntimos por paciente. La media española se sitúa en 197,47 euros.
En el caso de Canarias, destaca además el alto porcentaje de médicos de familia que tienen más de 1.500 pacientes asignados, el límite que las autoridades sanitarias consideran recomendable no superar para evitar la sobrecarga laboral de los profesionales y para prestar la asistencia debida a la población. El 53% de los facultativos de esta especialidad que ejercen en los centros de salud de las Islas superaban ese umbral en 2018. Solo Baleares (77,31%) presenta peores cifras, con la media nacional situada en el 38,77%, quince puntos por debajo de la canaria. El dato positivo es que el porcentaje ha disminuido desde 2010, cuando se situaba en el 59%, aunque en el último año analizado experimentó un ligero repunte.
Durante todo este periodo, el Archipiélago se ha mantenido además como la quinta comunidad autónoma con el mayor porcentaje de profesionales con un cupo superior a los 2.000 pacientes. En 2010, el 2,27% de los médicos de familia de las Islas se encontraba en esta situación de extrema presión asistencial. La media nacional era de 1,67. Ocho años después, se han invertido las tornas. La cifra canaria se redujo en más de un punto, hasta el 1,17%, y la estatal aumentó hasta el 2,04%. También en este indicador las islas han experimentado un pequeño empeoramiento en el último ejercicio, ya que en 2017 se situaba por debajo del 1%.
Al inicio de la crisis, los médicos de familia canarios tenían asignados, de media, 1.467 pacientes. Casi una década después, el cupo ha aumentado en seis personas, un dato que contrasta con la evolución nacional, donde la tendencia ha sido a la baja, de los 1.398 a los 1.360. En el último lustro, la plantilla de esta especialidad en las Islas apenas ha aumentado en 21 profesionales, de los 1.173 con los que contaba la Atención Primaria de las Islas en 2013 a los 1.194 de 2018.
El informe de la FADSP recalca que estos datos hay que ponerlos en relación con otras variables, como la evolución de la población o la frecuentación, las visitas al médico. De esta manera, mientras que el número de habitantes ha descendido ligeramente en toda España, en Canarias ha aumentado un 6%. Sin embargo, a tenor de los números recogidos en el informe, los isleños cada vez van menos veces a los centros de salud a lo largo del año, ya que en 2010 el índice era de 5,45, similar al del conjunto del Estado, y ocho años después, es del 4,76 frente al 5,11 nacional. Esta dinámica también se refleja en el número de consultas, que ha bajado más de un 8% en este periodo, de los 9,1 millones de 2010 a los 8,3 de 2018.
Los médicos de familia que ejercen en los centros de salud de Canarias son también los que realizan más interconsultas para que los pacientes sean atendidos por un especialista hospitalario. En esos ocho años, el número de solicitudes se incrementó en casi un 30%.
Esta radiografía a los centros de salud de las Islas también desvela un importante descenso en el cupo de pacientes por profesional de enfermería en el último año. Hasta esa fecha, Canarias siempre se había situado por encima de la media nacional, con más de 1.600 tarjetas sanitarias asignadas a cada profesional de este ramo. Sin embargo, en 2018, tras la incorporación al sistema de Atención Primaria de más de 700 enfermeros, la cifra ha bajado hasta los 1.103, convirtiendo de esta manera al Archipiélago en la segunda comunidad autónoma con la ratio más baja en este indicador. Destaca también el importante incremento del número de consultas por año en este ámbito sanitario, de los 3,8 millones anuales a los 4,5, casi un 10% más. Los datos revelan un papel más activo de la enfermería en los centros de salud, ya que el índice de frecuentación en el periodo analizado se ha incrementado en más de un 16%.
Con respecto a Pediatría, Canarias se ha mantenido dentro del grupo de comunidades con menos presión asistencial, siempre por debajo de la media nacional, que se sitúa en torno a los 1.000 pacientes por especialista. En las Islas, en el último año, la ratio era de 833, o lo que es lo mismo, 90 menos que a principios de la década. El número de consultas anuales ha menguado en torno a un 5%, aunque la frecuentación se ha incrementado en dos puntos y medio.
Recomendaciones
El informe de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública finaliza con una serie de recomendaciones. Este colectivo aboga por incrementar de forma progresiva los fondos destinados a la Atención Primaria hasta conseguir que representen en torno al 20% del presupuesto sanitario de las comunidades autónomas.
Además, considera fundamental disminuir la presión asistencial en los centros de salud, acompañar el aumento de los recursos económicos con un incremento de la plantilla, de manera que los profesionales médicos y de enfermería no tengan que asumir cupos de más de 1.300 pacientes y los pediatras no superen las 1.000 tarjetas sanitarias asignadas. La FADSP recalca que lo ideal sería, en cualquier caso, establecer unos límites de acuerdo con el perfil de la población, teniendo en cuenta factores como la edad, la morbilidad o la dispersión de sus habitantes.
A corto plazo, marca como objetivo prioritario garantizar que no existan profesionales con más de 1.500 personas asignadas y que el 95% de la demanda se atienda en 24 horas.
Por último, subraya la necesidad de convocar todas las plazas de formación MIR (Médico Interno Residente) acreditadas para pediatría, medicina de familia y enfermería comunitaria.
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