No es la cámara. Es la memoria.
Es el recuerdo de la foto lo que está desenfocado.
Sucede que eso que llamamos memoria fotográfica también envejece y nuestra capacidad para conservar un recuerdo merma… o muta.
Lo que sí conservo nítidamente en mi memoria es que cuando disparé esta foto el silencio era atronador… y tú ya te habías salido del marco llevándote al gato contigo.
Hoy, casi diez años después de aquel sábado, la encontré en las cajas de mudanza que no había abierto… y todo volvió a estar fuera de foco.
La memoria es selectiva… si no ataca por la espalda.