La crisis del coronavirus arrastra cifras desalentadoras en el plano económico y social. Pero también desde lo más hondo surgen acciones que superan la diferenciación de personas dentro de una misma sociedad. Desde que la pandemia comenzó a golpear con más fuerza a Canarias, numerosas personas migrantes se han organizado, han recolectado material sanitario y lo han donado a instituciones y personas de los grupos de riesgo. “Tenerife también es nuestra tierra y la queremos de corazón”, es la frase pronunciada por la secretaria de la Asociación Socio Cultural Dragón China Tenerife, Jiali Zheng, y que define la implicación de un colectivo bastante activo en esta isla desde hace semanas.
La comunidad china de Tenerife se organizó de manera proactiva desde que el virus comenzó a propagarse en Canarias, por lo tanto, incluso antes de que se decretara el estado de alarma en España, el 14 de marzo. Ante este escenario, su secretaria recuerda que los miembros de la asociación decidieron que tenían que hacer algo. “Llegamos al acuerdo de promover una acción solidaria y de coordinar la recogida de donaciones para llevarlas a instituciones públicas”.
Esta iniciativa se ha hecho efectiva con la entrega de 15.283 unidades de material sanitario (mascarillas, guantes y alcohol) repartidas entre el Hospital Universitario de Canarias (HUC), el Servicio Canario de Salud (SCS), centros de salud de Tenerife, ayuntamientos de La Laguna, Adeje o Santa Cruz de Tenerife, Policía Local, Policía Nacional del sur de Tenerife y Guardia Civil. Su secretaria señala que más de 1.000 personas pertenecientes a la comunidad china de la isla han colaborado en estas acciones o continúan haciéndolo porque, asegura, siguen adquiriendo material, recogiéndolo y llevándolo a las entidades que lo necesiten. “Ahora mismo es difícil porque no podemos salir a la calle, pero estamos en ello”, confiesa Zheng.
Su iniciativa ha recibido, además, el agradecimiento sincero de las instituciones receptoras de material, tanto en forma de misivas que se han enviado desde los ayuntamientos, como desde las redes sociales, donde “agradecen mucho esta colaboración para vencer el virus”, explica la secretaria de la asociación.
Otro tipo de mascarillas, las artesanales, las elabora Souleiman, un joven costurero de Mali que vive en Las Palmas de Gran Canaria. “Hacer mascarillas es lo más importante que puedo hacer ahora mismo, ya que es algo con lo que se puede ayudar a mucha gente”, reconoce. Ha conseguido confeccionar a mano y con su máquina de coser durante las últimas tres semanas más de 350, hechas con telas wax, las tradicionales africanas y 100% de algodón, a las que, además, se les puede añadir un filtro. Señala que, en un principio, un centro de mayores de la capital se puso en contacto con él para recoger un pedido, pero finalmente recibieron este material por otra vía. Aun así no ha parado y las sigue elaborando para vecinos y conocidos que tienen familiares pertenecientes a los grupos de riesgo.
Desde otros barrios de Las Palmas de Gran Canaria, un grupo compuesto por siete mujeres venezolanas, filipinas y paraguayas elaboran mascarillas de tela desde sus casas coordinándose vía WhatsApp. Han logrado poner en marcha un proceso en el que cada integrante de este taller urgente e improvisado tiene una función: una se encarga de conseguir las telas y llevarlas a las distintas casas, otras cortan y, finalmente, las últimas las cosen en sus máquinas. Yumi Díaz es una de ellas y señala que esta idea surgió gracias a un grupo de mujeres venezolanas que hacían mascarillas para sus vecinos ante la ausencia de este tipo de protección en los comercios, “hasta que al final han conseguido hacer más cantidad y donarlas a las instituciones que las necesiten”, manifiesta. Han logrado confeccionar más de 170, de las cuales muchas han sido enviadas a Protección Civil de San Bartolomé de Tirajana y a un centro de mayores de Las Palmas de Gran Canaria.
Como presidenta del Patio de las Culturas, Yumi añade que desde esta asociación intercultural, además, se está trabajando en una ayuda consistente en lotes de comida y agua que irán a trece familias vulnerables de la capital, muchas de ellas canarias. Con esta acción, destinada a personas en situación de riesgo independientemente de su origen, Yumi recalca la evidencia de que esta crisis involucra a la sociedad en su conjunto: “Esto es entre todos, porque ahora mismo nos necesitamos”. De la misma manera, opina Zheng, de la comunidad china, quien lo dice muy claro al cerrar la entrevista telefónica: “De esta pandemia salimos juntos, unidos”.
Más de 200 familias de origen africano, en situación de vulnerabilidad
El presidente de la Federación de Asociaciones de Africanos de Canarias, Mame Cheikh, alerta de otra realidad concerniente al colectivo de migrantes. El impacto económico del coronavirus ha puesto en riesgo a más de 200 familias de origen africano que no van a poder realizar ninguna compra de alimentos. “Hay familias que lo van a pasar mal porque viven al día”, sostiene. Este grupo vulnerable, en el que hay menores y personas mayores, lo sustentan principalmente los vendedores ambulantes, como los que acuden a la zona turística de Maspalomas o a la avenida de la playa de las Canteras, en la capital grancanaria y las mujeres que hacen labores de limpieza sin contrato en casas de particulares. Cheikh detalla que es muy raro que haya una familia donde el padre y la madre trabajen al mismo tiempo y estén dados de alta en la seguridad social, de modo que todos los miembros dependen de un solo sueldo. Por eso, desde la Red Canaria de Acogida (en la que se integran la FAAC y otra de las asociaciones involucradas en la búsqueda de recursos, como la Fundación Canaria Main) se trabaja para poder articular una línea de ayuda urgente que vaya destinada a la alimentación. Hasta el momento se ha conseguido la colaboración de Cáritas, que le ha hecho entrega de 30 bonos para comprar en Hiperdino y el reparto de bolsas de comida a 200 familias gracias al Banco de Alimentos y o la Asociación de Cooperación Desarrollo Canarias-África (CODECAN).