Hacia un nuevo modelo de cuidados: cuando el trabajo más esencial es el menos reconocido

Jennifer Jiménez

27 de febrero de 2022 15:31 h

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Jenny Núñez es cuidadora por partida doble. Su hija nació con una malformación y requiere de sus atenciones diarias, por lo que la lleva a su trabajo como cuidadora profesional. “Los cuidadores también somos humanos” y “uno no sabe las tormentas que tiene cada persona”, recuerda. Su trabajo ha estado históricamente invisibilizado ya que el peso de los cuidados siempre lo han llevado las mujeres. La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de cambiar un modelo que pide a gritos más financiación y reconocimiento social. “El cuidado es un valor ético fundamental, la democracia tiene que ser cuidadora”, asegura la filósofa Victoria Camps en el programa Informe Trópico, de Televisión Canaria. Recuerda que la Ley de Dependencia desde un principio fue insuficiente, se aplicó de manera desigual y sin el concepto de cuidados que tenemos actualmente.

Camps remarca que “hace falta aprender a conciliar y que nos ayuden a conciliar” e insiste en que precisamente los trabajos de cuidados son esenciales pero los menos retribuidos. Son trabajos que además desempeñan mujeres como Núñez, que coincide en que es un trabajo muy duro. La presidenta del Colegio de Trabajadores Sociales de Las Palmas, Laura Monroy, considera que la sociedad no es consciente del papel de los cuidados para el avance social, económico y laboral de toda la ciudadanía. Por ello, a través de la campaña ‘Una nueva mirada’ el colegio reivindica que se dé a conocer el sistema público de servicios sociales,  en su aspecto global y no sólo asistencialista. 

Una de las leyes punteras para empezar a cambiar el modelo de cuidados fue la Ley de Dependencia de 2007, impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Una norma que supuso un avance al garantizar una serie de derechos, pero que desde el principio resultó insuficiente en cuanto a financiación y que se implantó de manera desigual en las comunidades autónomas. En Canarias presenta un importante retraso y más de 9.000 personas esperan por una prestación pese a tener el derecho reconocido. Las personas cuidadoras como Gabriel o Magdalena explican el periplo que supone y advierten de que debemos concienciarnos de que nos encontramos en un país longevo y que todos vamos a necesitar en algún momento de cuidados y recursos. “Lo primero que hay que reconocer es que los cuidados son un motor que hace que las sociedades se desarrollen”, insiste Monroy durante el programa. 

¿Estamos cuidando bien?

La pandemia también ha puesto en evidencia la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo de residencias, más pequeñas e integradas en los barrios. De hecho, se demostró que cuanto más grandes eran estos espacios, más letal resultaba el virus. Alejandro López, director del centro sociosanitario El Pino explica que el modelo de cuidados depende de la persona, de sus necesidades en todo momento y que lo ideal es que la residencia sea el último recurso. Señala que existe una larga lista de espera para entrar en este centro y que pasa mucho tiempo desde que las personas solicitan el recurso hasta que entran, por lo que llegan en un estado más dependiente. El Pino es además el primer centro acreditado libre de sujeciones físicas y farmacológicas. 

Para ir cambiando de modelo y que exista variedad más allá de la residencia propiamente conocida como hasta hoy día, la Consejería de Derechos Sociales del Gobierno de Canarias está impulsando el proyecto Canarias te cuida, que nace para diversificar las formas de cuidado y para ponerlos en el centro de las personas. La viceconsejera Gemma Martínez subraya que se están “sentando las bases del cambio” y que la iniciativa incluirá desde viviendas compartidas, domótica, refuerzo de la teleasistencia, viviendas intergeneracionales… También se proyecta en el plan la construcción de unas mil plazas más de residencias pero más pequeñas y arraigadas a los barrios. Se trata de “todo un reto” que requiere de la implicación de todo el Gobierno, los cabildos y ayuntamientos. 

En cuanto al retraso que sufre Canarias en materia de dependencia señala que se tardarán años en cambiarlo por el retraso histórico; una falta de personal que supone que mientras Castilla y León, con la misma población, cuenta con 800 trabajadores sociales para esta área, el Archipiélago cuenta con 200. Recuerda que se contrataron 101 personas para dependencia y discapacidad y que se contratarán otras 50 y apunta que además de la falta de personal cuando su equipo llegó al Gobierno se encontró con cajas y cajas de expedientes y con un modelo deficiente, basado sobre todo en las residencias (en Canaria faltan unas 8.000 plazas residenciales según la Asociación de Directores y Gerentes en Servicios Sociales).  

Ignacio Ávarez, secretario de Estado de Derechos Sociales, insistió en el programa en que es primordial situar los cuidados en la agenda política y una mayor financiación. Según detalló, 2018 la administración  general del Estado estaba financiando con 1.300 millones de euros el sistema de atención a la dependencia, el resto lo financiaban las comunidades autónomas; ahora financia el doble 2600 millones. No obstante, añadió que España invierte en cuidados de larga duración la mitad de lo que invierten otros países de nuestro entorno. 

“Más allá de los fondos europeos, cuando pase el plan de recuperación España tendrá que haber hecho las reformas fiscales necesarias para que pueda financiar prestaciones de servicios sociales de estas características”, añadió durante la entrevista. Además, apuntó que se va a potenciar la educación infantil de cero a tres años y mencionó el desarrollo de una prestación por crianza o infraestructuras que permitan reorganizar los cuidados. Y, en definitiva, entender que “los cuidados son nuevos derechos sociales y económicos”.