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Terminamos los balances anuales con la entidad más próxima, la municipal, y lo hacemos superado ya el periodo de gracia de los primeros días de legislatura, ya cuando los proyectos municipales se han cocinado en el horno ideológico y van dando sus primeros frutos.
Y, realmente, se confirman los pronósticos: la Concejalía de Cultura y Patrimonio tiene poca relevancia, subsumida por la prioridad que se ha dado al turismo como motor de riqueza y en beneficio de los grupos hosteleros, de inversión inmobiliaria y de gestión del flujo de visitantes que se quiere cada vez mayor para que siga cumpliendo las expectativas de los inversores. Además de tomar la Concejalía de Turismo la iniciativa en la organización de eventos culturales y relacionados con el patrimonio cultural.
Los números ratifican esa impresión. Los presupuestos del área de Cultura del Ayuntamiento de Toledo crecerán un 1,3% en 2025 y el de Festejos un 23,7%, y del millón y medio de euros previstos, el 60% se destina a actividades culturales, epígrafe donde cabe el pago de la 'Carroza Real', el 'ciclo de novela Histórica', o la subvención a los certámenes monográficos de festivales y espectáculos, siendo otros gastos fijos los destinados al Archivo Municipal, Escuelas Municipales o el Patronato del Teatro de Rojas. En definitiva, prima más el área de “actividades culturales” que aquello que, desde hace unas legislaturas, acompaña a la denominación del área de Patrimonio.
Y centrado el análisis en este último supuesto, se confirmó con el gran anuncio de legislatura para la ciudad de convertir inmuebles y solares que se hallaban abandonados desde hacía tiempo en hoteles y centros de servicios turísticos, dejando los servicios culturales para un mal planteado museo “de la provincia”, que muchos confunden con un supuesto “museo de la ciudad”, mientras que edificios como la Alhóndiga o la Casa de las Cadenas, de propiedad municipal, siguen sin rehabilitarse y sin uso efectivo, mientras que la Posada de la Santa Hermandad -de titularidad estatal-, se sigue subarrendando a entidades privadas.
El único acierto que hemos visto, proyecto heredado de legislaturas anteriores, es la inauguración del espacio del 'Salón Rico', que ha deshecho el desaguisado producido por proyectos de rehabilitación chapuceros y abandonos. Un acierto en la recuperación por el Consorcio de la Ciudad de Toledo de este espacio urbano que ha llenado de actividad lo que era un “agujero negro” urbano. Lástima el ayuntamiento no ponga de la misma forma en valor los inmuebles y solares que, siguen sin uso, y que en su día iban a dedicarse a residencias estudiantiles, o que acometa de una vez una política activa de intervención por interés público en aquellos inmuebles privados de interés patrimonial cuyos dueños los dejan abandonados en procesos de ruina.
Por último, tres asignaturas pendientes que afectan sobremanera a la conservación de esta ciudad patrimonio de la humanidad y que siguen sin resolver por falta de arrojo político: la puesta al día del Plan Especial del Casco Histórico de Toledo, gestionar el proceso de turistificación y gentrificación del mismo o una política de accesibilidad que solucione los graves problemas que plantea su gestión y que afecta a residentes, patrimonio y movilidad.
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