En la sala de bienvenida, el Gran Telescopio de Canarias (GTC) destaca de entre las maquetas que recrean a escala los instrumentos que observan el universo en el Roque de Los Muchachos. La que se considera la joya de la corona del Observatorio es el telescopio óptico-infrarrojo más grande del mundo, con una lente segmentada de 10,4 metros de diámetro, pero no puede visitarse desde que comenzó la pandemia de coronavirus. Sin embargo, es posible contemplar su reproducción en el Centro de Visitantes. Inaugurado el pasado 19 de diciembre, casi una semana antes de la declaración oficial del final de la erupción, supone una puerta de entrada al universo que exploran los científicos, que investigan sus misterios desde el punto más alto de la Isla Bonita, a 2.396 metros de altitud. Y es, además, “una pieza clave para la recuperación de La Palma”, según las palabras del presidente del Cabildo de La Palma, Mariano Zapata. También la ministra de Turismo, Reyes Maroto, declaró durante la inauguración del nuevo edificio que supone “la mejor manera de revitalizar la Isla”.
El Observatorio ya se encuentra a pleno rendimiento después de que su actividad estuviera condicionada por las cenizas que expulsaba el volcán. Aunque es posible visitar sus instalaciones, los recorridos por los telescopios se encuentran suspendidos desde marzo de 2020. Y el Centro de Visitantes, después de numerosas vicisitudes que retrasaron su desarrollo (como los problemas en la cesión de suelo) y tras una inversión de 6 millones de euros del Fondo de Desarrollo de Canarias, sirve de nexo entre la ciudadanía y la ciencia.
El director del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), Rafael Rebolo, señaló durante el acto de inauguración que con su apertura “se ve cumplida una vieja ilusión y se hace un justo homenaje a una puerta de entrada al universo como es el Observatorio del Roque de Los Muchachos, uno de los mejores del mundo”. Además, aseguró que el IAC contribuiría a poner de su parte “para favorecer la recuperación de la isla”. Un estudio elaborado por Carlos Fernández, Jorge Araña y Carmelo J. León sobre el impacto económico del producto astroturístico en La Palma estimaba que el Centro de Visitantes generaría entre 1 y 1,3 millones de euros al año.
Con una superficie de 1.400 metros cuadrados, las instalaciones están cubiertas de basalto para integrarse en el entorno volcánico. El edificio imita una gran roca con un ojo que permite ver desde el cielo su interior, que cuenta con las salas expositivas y de proyección, además de una tienda, una cafetería y un restaurante. El objetivo es atraer al turismo científico y durante los primeros meses, el Centro podrá ser visitado de forma gratuita. “El cometido principal es hacer llegar de manera detallada a la ciudadanía toda la información acerca del universo y de cómo funciona el Observatorio”, explica uno de los guías de la Fundación Starlight, que trabaja en el Roque de Los Muchachos desde 2011.
Explorar el universo
En la Sala 1, llamada Canarias, una ventana al universo, “se explica por qué La Palma tiene un cielo idóneo para la observación nocturna”, detalla el guía de la Fundación Starlight. La denominada Ley del Cielo de 1988 protege su calidad de la contaminación lumínica para que “nuestras localidades sean inteligentes a la hora del uso del alumbrado público. En La Palma tenemos un tipo de luz especial que son las farolas de color naranja, que son de sodio a baja presión, que hoy en día se están empezando a sustituir por los led. Y esta luz debe tener un ángulo de 45 grados sobre el suelo”, añade el guía de la Fundación Starlight. Además, la normativa también regula la contaminación atmosférica, radioeléctrica y aquella que puedan provocar las rutas aéreas.
El Instituto de Astrofísica de Canarias creó a finales de los años ochenta el Grupo de Calidad del Cielo para preservar las condiciones de los observatorios en las Islas. El 20 de abril de 2007 se firmó en La Palma la Declaración Mundial en Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a Observar las Estrellas. “La Fundación vela por el derecho de la humanidad de poder observar las estrellas y tener un cielo limpio”, resume el guía del Centro de Visitantes. Además, desde 2012 La Palma es Destino Starlight, un título que reconoce la capacidad de disfrutar adecuadamente de la visión de las estrellas y de conocer los valores científicos, culturales, naturales y paisajísticos asociados.
A todo ello se suman las condiciones ambientales. “Los vientos alisios del norte llegan a la isla de una manera muy gentil. Al enfriarse en las montañas, forman el denominado mar de nubes, que filtra cualquier tipo de contaminación”, señala el guía de la Fundación Starlight. Por encima, la atmósfera se mantiene limpia y estabilizada.
Tras conocer las características excepcionales del cielo de La Palma, el recorrido se adentra en la exploración del universo, en una sala donde se explican todas los fenómenos que se conocen. “Es la más interactiva. Se puede estudiar la luz en sus distintos espectros electromagnéticos, se dan a conocer las distintas galaxias, la formación de estrellas o se muestra información sobre el sol. Hay también un tablero interactivo de realidad aumentada en el que se pueden ver detalles de los planetas y hay una cronología desde la creación del universo del Big Bang hasta nuestros días”, explica el guía de la Fundación Starlight.
La visita finaliza en la sala llamada De vuelta a la Tierra. En este último espacio se habla del municipio de Garafía, donde se ubica el Observatorio y el Centro de Visitantes. “Después de tantos años, hemos podido abrir este Centro al público, y el municipio de Garafía cobra especial importancia por ser el anfitrión del Observatorio. Desde la Consejería de Turismo se ha querido dedicarle un espacio fundamental al municipio como agradecimiento”. En esta sala se explica la historia de Garafía, su gastronomía y sus áreas o construcciones más importantes. Además, “un módulo central de realidad aumentada permite conocer punto por punto la localidad”, concluye el guía de la Fundación Starlight.