Los pediatras cuestionan el cribado masivo en los colegios de Canarias: “Es una medida poco eficiente”

Una maestra, con sus alumnos en el CEIP León y Castillo de La Isleta en el primer día de clases

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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“La intención es buena, pero la medida es poco eficiente”. De esta manera resume Martín Castillo la oposición del colectivo profesional que preside, la Sociedad Canaria de Pediatría Extrahospitalaria (Sepexpal), a la estrategia de cribado masivo en los centros escolares situados en las zonas con mayor incidencia de la COVID-19 del Archipiélago. “La (prueba) PCR da una imagen del momento, puedes tener una PCR negativa y al día siguiente infectarte. Incluso puedes estar en periodo de incubación de la enfermedad y dar negativo”, señala el sanitario, para quien no está justificado el notable esfuerzo, tanto económico como de movilización de recursos humanos, para testar en pocos días a alrededor de 23.000 personas del ámbito educativo con el fin de detectar positivos asintomáticos y frenar la transmisión del virus.

“Habría que plantearse si era el momento epidemiológico oportuno para empezar las clases presenciales en determinados territorios (sobre todo, en Las Palmas de Gran Canaria y Arrecife). Lo que parece evidente es que el cribado no es la solución para esa duda, no es el mal menor, no va a producir los efectos buscados”, sostiene Castillo, que recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que se tenga en cuenta la incidencia poblacional, si hay una transmisión comunitaria importante. “Es verdad que en los últimos días se ha reducido, pero hace una semana o diez días, en algunos lugares había una tasa de contagio alta. En esos casos, por mucho que nos protejamos, es más probable que haya una incidencia alta en las aulas”, explica el pediatra, que considera que en las actuales circunstancias lo más conveniente sería realizar pruebas PCR solo a grupos cerrados cuando exista sintomatología o vínculos epidemiológicos por haber sido contacto estrecho de algún caso positivo.

“Sabemos de la necesidad que tienen los niños de acudir a los centros escolares, con las debidas medidas de seguridad. Necesitan actividad, pero el cribado no es una medida eficiente”, redunda el presidente de esta sociedad profesional, que apunta además las situaciones anómalas que se puede producir con menores que ya hayan pasado la enfermedad. “El material genético del virus se puede ir detectando mucho tiempo después, sin la enfermedad activa. Los niños ya no infectan, no pueden transmitirlo y, sin embargo, se les puede volver a aislar cuando ya cumplieron su periodo. Hay una confusión en el manejo de la enfermedad”. 

Castillo tampoco entiende la decisión del Gobierno de Canarias de obligar a guardar una cuarentena domiciliaria de 14 días a aquellos menores cuyas familias no den el consentimiento para que se les hagan las pruebas PCR. “Ni los protocolos del Ministerio de Sanidad, ni los de Salud Pública del Gobierno de Canarias establecen que eso sea un motivo para aislarse si no tienen síntomas o no han tenido contacto con un positivo. Se puede crear una distinción entre aquellos alumnos que se sometan a la prueba y los que no y puede crear confusión tanto en las familias como entre los propios niños”, afirma el presidente de Sepexpal.

Pediatras del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil y de Atención Primaria de Gran Canaria están analizando aún los resultados de un estudio sobre los niveles de transmisión de la COVID-19 en los menores. Castillo remarca, sin embargo, que ya hay algunas investigaciones, entre las que cita una del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, que señalan que en muy pocos focos los niños son el denominado “caso índice” y que, en la mayoría de los casos detectados, han sido contagiados a través de adultos. “Los datos, que aún hay que manejar con prudencia, apuntan que, frente a lo que sucede con otros tipos de coronavirus o con la gripe, los niños no actúan como supertransmisores, como se pensaba al principio, sino más bien lo contrario”. Aunque tienen cargas virales más altas, otros elementos, como la menor fuerza a la hora de toser, hacen que sean menos contagiosos, destaca ese estudio. En la isla de Gran Canaria, desde que comenzó la pandemia solo han sido hospitalizados tres menores, en todos los casos por precaución y sin que ninguno de ellos requiriera ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos, remarca el presidente de la Asociación Canaria de Pediatría Extrahospitalaria.

Para las labores de extracción de muestras PCR en los centros escolares, el Gobierno regional ha reclutado, entre otros profesionales, a médicos residentes de Pediatría. 

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