Mientras Fuerteventura y Lanzarote han ganado población en los últimos 20 años, islas como La Palma han ido perdiéndola. Hablar de reto demográfico en Canarias es hacerlo de las diferencias que se llegan a dar incluso en una misma isla. Mientras Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad más poblada, con 371.000 habitantes (un número que apenas se ha visto incrementado desde el año 2000), municipios como Tejeda pierden habitantes. “Tenemos visitantes, pero cada vez menos vecinos”, explica una pastelera de la zona en Informe Trópico, programa de RTVC que ha abordado este domingo este reto poblacional y los problemas que conlleva la presión humana en el territorio. El vicepresidente de Canarias, Román Rodríguez, ha sido una de las personas que se ha pronunciado al respecto en los últimos meses y el Parlamento de Canarias ha constituido una comisión para analizar esta cuestión.
Rodríguez ya planteó este debate en los 90 cuando fue presidente de Canarias. Entonces, recuerda en el programa que expertos concluyeron “que el ritmo de población estaba siendo excesivo” y se plantearon cuestiones como la capacidad de carga o la necesidad de actuar sobre el modelo territorial, el planeamiento y las reglas urbanísticas. Además, destaca que se aprobó una moratoria turística y que el origen de las principales discrepancias de la Coalición Canaria de aquel momento fue precisamente el modelo de desarrollo. Cree que en estos momentos, tras dos años y medio de pandemia y de haber gobernado haciendo frente a tragedias como el volcán de La Palma no han permitido poner “las luces largas”, pero insiste en la necesidad de que exista un debate sobre la demografía, el crecimiento, el modelo turístico, la ecotasa, los nómadas digitales… cuestiones que cree que habría que analizar con rigor.
Josefina Domínguez, profesora de Geografía Humana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), rehuye del término sobrepoblación, “porque exigiría saber cuál es el umbral a partir del cual podemos decir que hay más de la cuenta” y “no podemos estimar cuál es la cifra ideal”. La experta señala que “capacidad de carga” se utilizaría más para medir la huella ecológica que genera el ser humano en un lugar concreto, pero no para todo el archipiélago. Además, incide en una clave: hablar de sobrepoblación puede alertar de una idea de “no a la inmigración” y subraya que sin una base científica sólida, “es inadecuado referirnos a ese término”, por lo que no cree que sea conveniente utilizarlo.
Para Vicente Zapata, geógrafo y profesor de la ULPGC, “las migraciones van a ser cruciales para nosotros”. El saldo migratorio empieza a decaer en 2006 y desde 2018 es negativo salvo en islas como Lanzarote o Fuerteventura. Las migraciones, además, son clave en una comunidad donde ha caído la natalidad y la población es envejecida. El experto remarca que hay que reflexionar sobre los desequilibrios que se producen en cuanto al asentamiento de la población y la movilidad geográfica. “El problema se está poniendo en los que van a llegar sino en los que estamos aquí”, destaca el experto, que cree que la clave es preguntarse: “¿Qué hago yo para que este territorio sea sostenible?”
Vivienda, empleo y movilidad
Domínguez recuerda que en los años 80, la capital grancanaria contaba con 361.000 habitantes y ahora tiene 371.000, por lo que apenas ha cambiado la población. Sin embargo, “si medimos en términos de ocupación del suelo y de vivienda, hay muchísima ocupación del suelo, no somos más pero consumimos más territorio”, destaca. Uno de los problemas que se liga a este aumento de población es la imposibilidad de conseguir vivienda o los enormes atascos para entrar y salir de las zonas urbanas de Canarias. Para la experta, también son muy importantes dos cuestiones: que cuando hablamos de personas, pensemos también en pautas de movilidad, es decir, en si se usa la bicicleta, si se usa el vehículo público y no el privado, (pues la concentración de vehículos disminuye) así como en la necesidad de alterar nuestros hábitos de consumo.
En cuanto a la vivienda, un aspecto que subraya que influye mucho más es el impacto del turismo sobre la vivienda actual, “porque se retira de la oferta de vivienda para uso residencial un volumen determinado de vivienda que se reservan a otros usos y eso sí que puede generar tensiones”, resalta. La tensión que produce el turismo en determinados núcleos ya fue analizada en otro capítulo de este programa, que puso el acento en zonas como La Oliva, en Fuerteventura. Se trata de un municipio donde los pisos turísticos representan el 23,7% del total de domicilios, donde apenas hay 43 viviendas de protección oficial, donde la tasa de paro ronda el 22% y hasta el 40% de los contratos son de carácter estacional.
En el debate sobre el reto poblacional de Canarias llama la atención el caso de municipios como San Miguel de Abona, que ha ganado pasó de tener 7.000 habitantes en el año 2000 a a casi 22.000 en 2021. Lot García, teniente de alcalde destaca que este aumento se debe a varios factores: contar con un parque de vivienda a un precio que se puede afrontar y que desde la crisis de 2008 no se dejaron construcciones pendientes o estar cerca del Puerto Granadilla y del centro económico del sur de la isla. “Las previsiones es que siga creciendo y como ayuntamiento adaptamos los presupuestos” para tener recursos y atender las necesidades sociales, empleo, limpirza, labores administrativas...
Pero si hay un dato que resalta es el “pleno empleo” que ha logrado ese municipio. La clave, destaca su teniente de alcalde, es que la economía municipal esté diversificada y los puestos de trabajo estén relacionados con turismo, sector industrial, comercio y agricultura. La incidencia migratoria en el pueblo es destacable con 9.000 habitantes de hasta 200 nacionalidades diferentes, y que Lot García destaca como un factor positivo y enriquecedor.
Una Canarias vaciada
El alcalde de Tejeda, Francisco Perera, remarca que se ha ido perdiendo habitantes y que pese a que el hecho de haber entrado en la red de pueblos más bonitos de España ha sido un impulso para que lleguen visitantes, no lo ha sido para que la población joven se quede. Destaca que se está trabajando por ampliar el número de viviendas y en materia de empleo, para que el pueblo pueda mantenerse vivo.
Sin embargo, no es el único municipio que habla de ese despoblamiento. El alcalde de Fuencaliente, Gregorio Alonso, explica en el porgrama que siempre escucha hablar de la “España vaciada” pero no de la “Canarias vaciada” y en este sentido apunta que “tiene que haber una legislación específica diferenciada” para las islas verdes, de manera que “venga empleo de calidad y que los universitarios tengan trabajo, para que no se vayan todos a las capitales de provincia”.