A Teresa Cruz, la persona a la que el presidente canario, Ángel Víctor Torres, entregó el timón de la Consejería de Sanidad tras la victoria electoral del PSOE en las autonómicas de 2019 y el pacto suscrito con Nueva Canarias, Sí Podemos y la Agrupación Socialista Gomera, le costó más de dos meses encajar todas las piezas de su equipo directivo. La tardanza en los nombramientos llegó a exasperar a parte del sector sanitario, que exigía respuestas ágiles ante asuntos que habían quedado inconclusos de la anterior etapa, entre ellos la convocatoria de la Oferta Pública de Empleo para médicos especialistas. La socialista tinerfeña justificó la demora (la primera remesa de designaciones fue anunciada tres semanas después de que tomara posesión) en la necesidad de acertar con los perfiles en un área, la mayor de la administración en trabajadores (más de 30.000) y presupuesto (más de 3.000 millones de euros), que pretendía “humanizar”.
Un año después, poco queda de aquella foto. El equipo de Cruz ha quedado desmantelado casi por completo tras unos meses convulsos en los que ha habido de todo: dos amenazas de huelga por parte de los sindicatos mayoritarios, una emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19, y un baile de ceses y nombramientos, con tres consejeros (Cruz, Julio Pérez y Blas Trujillo) y cuatro directores del Servicio Canario de Salud (Blanca Méndez, Antonio Olivera, Alberto Pazos y Conrado Domínguez) en apenas catorce meses. En paralelo a la caída de los altos cargos elegidos por Cruz, el Gobierno ha rescatado ya a seis gestores de la última etapa de Coalición Canaria (CC) al frente Sanidad (2017-2019) para ocupar los mismos puestos que tenían entonces y de los que fueron cesados tras la llegada de la dirigente socialista a la Consejería.
El caso más sonado es el del nuevo director del Servicio Canario de Salud, Conrado Domínguez, que ha regresado al puesto que ya ocupó al final de la pasada legislatura como persona de la máxima confianza del consejero José Manuel Baltar, el gestor procedente de la sanidad privada elegido de Fernando Clavijo para sustituir a Jesús Morera tras la ruptura del pacto de gobierno con el PSOE. La designación de Domínguez ha abierto una brecha en el Gobierno de Canarias y en el seno de la formación socialista. En el Ejecutivo regional tiene entre sus partidarios con los representantes de NC, la ASG y de una parte del PSOE que destaca la experiencia de gestión del economista, que también ha ejercido en administraciones gobernadas por los socialistas (fue coordinador general de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, con Augusto Hidalgo como alcalde, o, más recientemente, secretario general técnico en la Consejería de Transportes, Obras Públicas y Vivienda, liderada por Sebastián Franquis). También cuenta con el beneplácito de los sindicatos mayoritarios en el sector (CCOO, UGT y CEMSATSE) y de la patronal de la sanidad privada en las Islas.
El regreso de Domínguez ha provocado, sin embargo, un profundo malestar en otro de los socios de gobierno del PSOE, Sí Podemos, y en un sector del socialismo canario, principalmente en la isla de Tenerife, para quien la figura del nuevo director del SCS ha quedado ligada, desde su aterrizaje en el organismo autónomo a principios de 2017, a CC y a los intereses de las clínicas privadas en las Islas, como no cesaron de repetir los representantes parlamentarios del partido en los agrios debates de la pasada legislatura debido al aumento del gasto en derivaciones.
Sí Podemos Canarias ha aceptado a regañadientes la designación de Domínguez a cambio de algunas concesiones, entre ellas la entrada de un representante de la formación en el Comité de Gestión de Emergencia Sanitaria para controlar y fiscalizar sus acciones al frente del organismo. En el PSOE, dos de las voces más críticas con el nombramiento, Jesús Morera y Ricardo Redondas, fueron destituidos de sus cargos como gerentes del Hospital Doctor Negrín y de Atención Primaria en Gran Canaria. En una carta dirigida a los trabajadores del complejo que hasta este jueves dirigió, Morera reconoció que la decisión se había adoptado “de mutuo” acuerdo con el presidente del Gobierno regional después de manifestarle su “incompatibilidad” con el modelo de sistema de salud y las formas del nuevo gerente del SCS.
Domínguez no ha llegado solo al SCS. Le acompañarán en puestos de responsabilidad dos altos cargos con los que ya trabajó en su anterior etapa al frente del organismo. Uno de ellos es Abraham Luis Cárdenes, un funcionario de carrera que también formó parte de su equipo durante el periodo en el que el economista ejerció como gerente de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Ocupará el cargo de secretario general del SCS, el mismo que asumió tras la llegada de Baltar y del que fue destituido en agosto del año pasado, siendo sustituido por María Soledad Sanabria. A la dirección general de Programas Asistenciales también ha regresado la médica de familia Elizabeth Hernández, que accedió por primera vez al puesto en noviembre de 2017 y que reemplazará a Octavio Jiménez, cesado en el Consejo de Gobierno del 4 de septiembre. Esta última semana también se ha concretado la vuelta de Carlos Jorge Acosta a la gerencia de la Atención Primaria en Gran Canaria, aunque en este caso su nombramiento no corresponde a la época de Baltar, que lo mantuvo en el cargo, sino a la de Brígida Mendoza (CC).
Meses antes de estas últimas incorporaciones, la Consejería de Sanidad ya había recuperado a dos gestores que habían sido designados por Baltar. El primero de ellos llegó el 27 de marzo, el mismo día en el que se formalizaba la destitución de Teresa Cruz como consejera. La lanzaroteña Concepción Gil dejaba la Dirección General de Salud Pública, un departamento esencial en la gestión de la pandemia de COVID-19, y su puesto pasaría a ser desempeñado por su anterior inquilino, José Juan Alemán, un médico de familia con amplia experiencia en el sector.
Unos días después, el 9 de abril, el Boletín Oficial de Canarias (BOC) publicaba la designación de Ignacio López Puech como director del área de Salud de Tenerife, la isla que presentaba en ese momento una mayor incidencia de casos de coronavirus en el Archipiélago, en sustitución de Susana Cantero. La trayectoria de López Puech ha estado ligada a puestos de responsabilidad en administraciones gobernadas por CC. Durante una década, entre los años 2005 y 2015, asumió la gerencia del Hospital Universitario de Canarias (HUC), cargo que abandonó tras la llegada del PSOE a la Consejería de Sanidad. Tras su polémico paso por la dirección del Hospital Parque de Santa Cruz de Tenerife, ejemplo para la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de puerta giratoria en la administración autonómica, el gestor asumió el puesto de máxima responsabilidad en el área de Salud de Tenerife, encargado, entre otras funciones, de controlar el flujo de derivaciones hacia la sanidad privada, en febrero de 2017. Se mantuvo en el puesto hasta septiembre de 2019. Siete meses después, regresó.
Todos esos nombramientos se produjeron a raíz de la marcha de Cruz de la Consejería de Sanidad, una destitución que tuvo como detonante la incorporación al Comité de Gestión de la Emergencia Sanitaria del propio Conrado Domínguez, a propuesta de Sebastián Franquis, y de José Julián Isturiz, un veterano gestor vinculado a Román Rodríguez, líder de NC, con quien trabajó codo con codo en la administración sanitaria canaria a principios de siglo. La dirigente socialista, que ya en esa época se había confesado públicamente víctima de una “campaña de desgaste”, pronunció en un medio de comunicación unas declaraciones sobre su posición jerárquica sobre Domínguez que no sentaron nada bien al presidente, que acabó cesándola.