Una ballena quedó atrapada este sábado 2 de enero a unas dos millas de Morro Jable, al sur de Fuerteventura. El animal permaneció enredado con un cabo en la cola y que, a su vez, tenía dentro de la boca.
El ejemplar, un rorcual común de 15 metros de longitud, suele nadar junto a otras ballenas, mínimo dos o tres. Sin embargo, al quedar atrapada, en este caso, se encontraba sola. Así lo afirma César Espino, el autor de su rescate.
Espino había salido a navegar junto a un compañero con el objetivo de avistar cetáceos. De pronto, asegura que ambos se dieron cuenta de que había un palangre, una boya con un cabo fino lleno de anzuelos que se utiliza para la pesca selectiva y no legal, según aclara. Cerca de él los navegantes notaron la respiración de la ballena, por lo que decidieron acercarse.
Cada movimiento hacía que se hiciera daño, explica Espino, por lo que añade que “entré en el agua con un cuchillo y me puse delante de la ballena para que me reconociera; me miró como pidiendo ayuda”. El navegante insiste en que al verla sintió compasión por ella, “así que no dudé un instante en soltar todos los cabos que la mantenían atrapada”, puntualiza.
Durante una hora estuvieron bajando y subiendo de nuevo a a superficie, ya que el rescate lo hacían a pulmón. Además, poco a poco iban cortando los cabos que la tenían atrapada.
Espino explica que cada vez que soltaban las sogas la labor de rescate se complicaba aún más, porque la ballena tenía más movilidad. Finalmente, pudieron soltarla y la siguieron un rato para comprobar que nadaba con normalidad, hasta que la perdieron de vista.