Vecina de Cueva Grande: “Salimos corriendo al ver las cenizas que caían en nuestro patio”

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

Una de las vecinas de Cueva Grande, una de los primeros barrios del municipio de San Mateo que fue evacuado este miércoles por el incendio declarado en la cumbre de Gran Canaria, ha asegurado que ella y su marido salieron “corriendo con lo puesto” al ver que empezaban a caer cenizas sobre su patio.

“Aquello era un vendaval”, explica María Nieves Monzón, que supone que eso fue lo que avivó un fuego que inicialmente no parecía tener mucha importancia, pero que luego se propagó con rapidez, hasta el punto de arrasar 1.000 hectáreas en solo tres horas.

Monzón es una de las afectadas por el incendio que ha pasado la noche en el albergue que han habilitado en San Mateo las autoridades y la Cruz Roja. Ella relata que a mediodía divisó en la loma frente a su casa una humareda a la que no le dio “mucha importancia”, porque vieron pasar un helicóptero, aunque aquello continuó.

Esta mujer reconoce que ella y su marido se asustaron al ver que caían cenizas sobre su casa y salieron “con lo puesto”, sin ni siquiera coger “una rebeca”. “Los nervios no te dan para más”.

Como, además, su vivienda está en el fondo del barranco y hay que subir un pequeño camino hasta la carretera, decidieron marcharse, ya que veían pequeñas hogueras que “asustaban por el viento y hacían prever que todo iba a arder con facilidad”.

Monzón cuenta que hace unos meses se operó del menisco y que nunca se imaginó que, a pesar de ello, pudiera subir tan deprisa: “¡Lo que hace la necesidad!”, exclama, esta vecina, que siempre se sentirá “agradecida al pueblo de San Mateo”, por la acogida que les han dispensado sus vecinos, facilitándoles sopa, café o bocadillos.

Otra afectada por el incendio, Pili Santana, también vecina de Cueva Grande, y que ha pasado la noche en el albergue, fue evacuada sobre las 16.30 horas de este miércoles de su vivienda por Protección Civil, porque el fuego estaba llegando al barrio.

Santana confiesa que pasó “mucho miedo porque las llamas eran muy grandes y estaban llegando cerca de las casas”.

Ella, como muchos de los perjudicados por el incendio, aún no sabe cuándo podrá regresar a su casa, aunque confía que no se haya quemado porque les han dicho que están “bien”.

Pino Rodríguez, otra de las afectadas, afirma que sintió “pánico”, pues el fuego le cogió en su casa cuando se estaba bañando para ir a trabajar, según rememora, aún nerviosa por haber dejado su vivienda, donde se encontraba con su compañero y su hijo mayor.

Por su parte, Julia Navarro subraya que “todo fue muy rápido” porque cuando asomó el fuego por la montaña enseguida llegó Protección Civil, que les dijo que salieran “inmediatamente” de las casas, por lo que las abandonaron “con lo puesto y con algún papelito y medicinas”, al igual que su padre, un anciano que está en silla de ruedas, su hermano y su cuñada.

Navarro dice que “¡gracias a Dios!” un vecino ha llegado hasta la zona de Cueva Grande y le ha dicho que se ha quemado la parte del cercado, pero que su casa “está intacta”.

El jefe de provincial de operaciones de Cruz Roja de Las Palmas, José Antonio Rodríguez, que está desde este miércoles en la zona, explica que la noche ha tenido “altos y bajos” en el albergue y que las asistencias sanitarias han sido pocas, por crisis de ansiedad y también para facilitar medicamentos a las personas mayores evacuadas, que ha sido el grupo más numeroso de los acogidos, aunque ha habido de todas las edades.

Rodríguez dice que se ha intentado que las personas que han tenido que abandonar sus casas se trasladen a domicilios de familiares y calcula que por el albergue de San Mateo han pasado más de 300 personas de la zona centro y norte de la cumbre y medianías, mientras que por el de Tunte, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, que también habilitó la Cruz Roja, entre unas 60 y 70 de la parte sur de la isla.

La concejal de Servicios Sociales de San Mateo, Iluminada Santana, que estaba en la zona habilitada para atender a los evacuados, destaca la “labor imperiosa” prestada por los voluntarios que ayudaron desde el primer momento y que seguían esta mañana colaborando en la atención de las personas que aún no pueden volver a sus casas.