Andrés M. Koppel: “Cada vez se oye menos aquello de que 'no nos gusta el cine español”

Andrés M. Koppel (izquierda), en el rodaje de 'La niebla y la doncella'

Almudena Díaz Cañas

Santa Cruz de Tenerife —

Amable, hablador y muy cercano, el director y guionista tinerfeño Andrés M. Koppel charla sobre su primer trabajo como realizador en un largometraje, en La niebla y la doncella, un filme que adapta la novela homónima de Lorenzo Silva. Koppel también reflexiona en esta entrevista sobre la situación actual del cine español.

Usted lleva muchos años trabajando como guionista. En esta función lo tenemos en películas como Intacto o Zona hostil. Pero ¿cómo ha sido esta nueva experiencia de adaptar una novela?IntactoZona hostil.  

Adaptar una novela es mucho más fácil que hacer un guión propio, sobre todo si tienes cierto nivel de falta de pudor. He adaptado con toda la libertad del mundo. Lorenzo Silva solo puso tres reglas: la primera, que se respetara la relación entre los personajes; la segunda, que se diera una visión normalizada de la Guardia Civil, y por último, que la cinta fuera realista, nada de ciencia ficción. A partir de ahí, he hecho lo que he querido, y sí, se han cambiado muchas partes del libro, sobre todo la segunda.

¿Se siente atado a la hora de escribir con una idea preestablecida?

No. Me gusta el proceso de reinventar historias, de contar la historia desde lo que parece que ya está contado. Esto es bonito porque al final vas al detalle. No tienes que preocuparte de la gran trama. Luego, los personajes tienen su propia evolución. La clave es saber si esa novela tiene dentro una película o no, y sobre todo saber cuándo algo es para ti, para tu universo creativo. A estas alturas de mi carrera ya sé cuándo puedo asumir o no un proyecto.

Ha sido su primer largo como director. ¿Cómo  ha sido la experiencia?

Muy dura, durísima, pero también muy gratificante, la verdad. En un principio pensaron en mí como guionista por mi condición de canario, que eso iba a ayudar a la hora de la adaptación. Yo hice el primer guión y se lo entregué al productor, Gustavo Ferrada. Tiempo después fue Gerardo Herrero quien se hizo cargo del proyecto y me propuso dirigirlo, ya que no había contado con la colaboración de ningún director a la hora de hacer el guión, que suele ser lo normal. De esta forma me embarqué en la aventura.

La película se rueda en Canarias, con mucho equipo tanto técnico como artístico de las islas. ¿Cómo ha sido el proceso?

Hemos tenido la suerte de que Tornasol, la productora, tuviera un equipo en Canarias, ya que ha realizado muchas películas en las islas. Por eso, al comenzar a rodar, me encuentro con que en el equipo de trabajo hay muchos integrantes canarios. Es más, hasta la productora pone a un director de arte canario, Rafa Castro. Además de Castro, también contamos con Gara Hamad en el vestuario. Su trabajo fue fantástico, y tanto es así que hasta la Guardia Civil nos felicitó por cómo iban vestidos sus agentes. “Es como vamos nosotros”, nos llegaron a comentar. 

¿Cómo fue trabajar con la Guardia Civil para conocer mejor lo que hacen?

Fantástico. Nos ayudaron y aportaron mucha información sobre su forma de moverse y de trabajar, algo fundamental para los personajes principales de la película. Para ellos era importante que se les viera con normalidad, que no solo son tipos con uniforme verde y que, aunque su trabajo, sobre todo el de la UCO (Unidad Central Operativa), no es nada normal, su apariencia y personalidad sí que lo son.

Usted rodó en Tenerife y La Gomera y en el largometraje también trabajó con actores locales. ¿Cómo ve el nivel de la interpretación en Canarias?

Para mí era importante contar con gente de las islas. Quería transmitir una imagen real de Canarias, que de verdad se viera cómo es la gente. Para ello necesitaba actores locales. Los personajes canarios eran importantes, pequeños, pero importantes. Por eso pedí a la productora un equipo de dirección de casting canario. El casting para elegir al personaje de Desirée, papel fundamental en la trama, fue muy difícil. Yo sabía que Alba Tonini tenía muy buena calidad; tiene muy buenos instintos y lleva mucha formación. Consiguió dar con el perfil del papel a la perfección. Con el resto de personajes, también se trabajó muy bien. Sobre el nivel de los actores en Canarias, debo decir que hay una buena cantera, pero es muy difícil dar el salto y triunfar. Ahora mismo tenemos a Álex García como mayor referente canario. Su lucha es constante por conseguir buenos papeles.

¿Cómo está siendo acogida la película?

La verdad es que bien. Hay que recordar que es muy difícil estar ahí, en la cartelera al lado de las grandes producciones. Hemos tenido una muy buena publicidad, pero, aun así, hay mucha gente que no tiene idea de que esta peli está en cartel. Las grandes superproducciones son las que mandan. No es que tengamos que competir con ellas, sino que tenemos que llegar a nuestro público.

¿Cuál es el público de esta cinta? ¿Por qué puede enganchar?

La niebla y la doncella es una peli de público adulto, de treinta en adelante, preferiblemente con hijos y dispuesto a ver pelis sin persecuciones constantes ni tiros. Una de sus virtudes es la tranquilidad con la que se hablan ciertos temas, como si nada. Hay drogas, prostitución, asesinatos a un ritmo sosegado. Todo es muy diferente de lo que el público suele ver. No hay juicios de valor. Hay distancia narrativa. Es una película muy contenida, muy sueca, tranquila. No es fría, pero sí contenida.

Los personajes principales apenas muestran sus sentimientos. ¿Fue difícil conseguir esa contención?

Sí que lo fue. Hubo que repetir muchas escenas porque al final siempre sale el juicio, la opinión o el sentimiento reprimido, ya sea en un gesto o en el tono de la voz. La pareja de la Guardia Civil no puede juzgar a la hora de preguntar, simplemente recabar información, y esto es muy difícil. Son personajes que no muestran sus sentimientos, pero los tienen. Esa dualidad es muy difícil de interpretar.

Quim Gutiérrez, Aura Garrido, Verónica Echegui, Roberto Álamo, Marian Álvarez... ¿No se podrá quejar del nivel interpretativo?

Para nada. Tengo que decir que yo no pensé en Quim para el papel de Vila. Me lo propuso la productora, a él y a Verónica Echegui. Él ha hecho más comedia y esta vez hace un papel muy comedido y controlado. Tiene un par de toques de humor, pero no es lo que destaca en su papel. Se ve su evolución, que está relacionada con sus sentimientos. Cuanto más sufre, más lo esconde y menos lo cuenta. A Aura Garrido la elegí yo en el casting. Es una gran actriz. Fue un casting muy duro. Hay muy buenas actrices españolas, espléndidas. En esta selección me di cuenta del gran nivel interpretativo femenino que existe en España. Tenemos interpretación femenina para rato. Y qué voy a decir de Roberto y Marian... Que aceptaran el papel fue como la carta de los Reyes Magos. Son dos monstruos del cine español.

¿En qué estado de salud se encuentra el cine español?

El nivel medio de las películas ha mejorado considerablemente. Hay directores nuevos muy buenos, y los cineastas hemos hecho nuestro trabajo. No tiene nada que ver con decenios atrás. Cada vez se oye menos lo de que “no nos gusta el cine español”. Hay muy buenos directores que están haciendo cosas muy interesantes.

¿Qué le pareció la elección de Verano de 1993 como representante del cine español a los Oscar?Verano de 1993

A mí me pareció una película maravillosa. En los Goya seguro que es una de las ganadoras. Me encantó.

Tras su experiencia detrás de la cámara, ¿cuáles son sus próximos proyectos? ¿Va a seguir en la dirección o retoma su faceta de guionista?

Vuelvo a mi labor como guionista. Tengo dos proyectos en este momento, aunque todavía están muy verdes. Por un lado, una serie policiaca, también para Tornasol, en la que volvería a colaborar con Lorenzo Silva. Por otro, estoy metido de lleno en el guión del último proyecto de Daniel Calparsoro, que me está gustando muchísimo.

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