- Rogue One: una historia de Star Wars (2016)
- Dirección: Gareth Edwards
- Guión:Chris Weitz, Tony Gilroy
- Reparto: Felicity Jones, Diego Luna, Ben Mendelsohn, Donnie Yen, JiangWen, MadsMikkelsen, Forest Whitaker, Alan Tudyk.
Llega la Navidad y, por segundo año consecutivo, vemos cómo se destapa otro de esos telones que George Lucas -y Disney, básicamente- levanta ya cada poco tiempo como si de un juego de trileros se tratase. Décadas atrás, estas campañas de merchandising iban y venían con el estreno de cada gran proyecto. En la actualidad, con los avances vividos en el mundo del cine y las mejoras que a él han aportado algunos cineastas visionarios, todo va a la velocidad de la luz. Bueno, sí, gracias a ellos y a las productoras, que siempre han pensado en la calidad de las historias por encima de su rendimiento económico -nótese la ironía.
Hace ya más de 30 años desde que vieran la luz aquellos telefilmes sobre ewoks que pretendieron vender como grandes aventuras intergalácticas. Intentos de spin-offs que daban pena y vergüenza. Un auténtico fracaso. Eran historias completamente descabelladas, que apestaban a creativos -si se les podía llamar así- mendigando espectadores a cambio de simple humo. ¿Qué ha cambiado? Primero, que los lanzamientos industriales son mucho más estudiados, planificados, todo está medido e incluido en un pack de venta al por mayor insertado en una cultura de consumo que no solo nos otorga identidad sino que realza la necesidad de reafirmarnos en ella.
Y en segundo lugar, también claramente ha habido una mejora en la historia, al menos en el caso de hoy, al menos con esta cinta. La saga Star Wars busca con Rogue One hallar un equilibrio entre calidad técnica y narrativa que pueda atraer no solo a la masa de público a las salas sino que también intenta reconciliar a los descontentos con la deriva de la nueva serie de episodios. Y cumple este capítulo de las aventuras de Jyn Erso (Felicity Jones) y su banda de rebeldes por hacerse con los planos de una Estrella de la Muerte aún en construcción que acaba resultando un respiro ante la decepción que pareció suponer El despertar de la fuerza.
La primera razón de ello es el atrevimiento. Gareth Edwards nos enseña el mismo universo desde un filtro mucho más oscuro, perverso, crudo, dando un golpe en la mesa y no amedrentándose ante el trabajo de figuras aclamadas de la realización como el J. J. Abrams, al que se levanta como salvador de la saga. El espectador deja la sala con la sensación de haberse acercado más a una historia que se le antoja contundente -aunque luego lo sea realmente o no- que a un mayor intento por exprimir una vez más la gallina de los huevos de oro.
De los personajes podemos decir que es una de las aristas con las que los experimentos suelen fracasar con más frecuencia. Esta no será una excepción; no es para nada perfecta en cuanto a reparto, y caracteres como el de Baze Malbus (Wen Jiang) vuelven a jugar cerca del límite entre lo aceptable o no. Por lo general, el resto de personajes no cae mal para nada. Dentro de un abanico no poco explotado podemos encontrar aventureras con una forma de ser lo suficientemente creíble como para no ser algo meramente plano, incorporaciones interesantes como la de Diego Luna o elementos que nos hacen recordar la iconografía de una saga que ya es casi religión en nuestra cultura.
El director Michael Giacchino coge la batuta en esta ocasión sumando la música a la lista de diferencias marcadas con la historia principal. Realiza un trabajo impecable, pero no es fácilmente perdonable que ciertas piezas desaparezcan por completo ni tampoco lo es que su uso haya sido reemplazado por el vacío más absoluto y rancio. Si con ciertos elementos clásicos de la saga solo puedes sumar, hablamos de una victoria segura y no hay necesidad alguna de suprimir por rendirse al simple respeto a la idea de marcar distancias.
Rogue One es una historia que se agradece porque sabemos que empieza y termina, que no es otro chicle a estirar -ya vendrán otros- y que condensa en el metraje de una sola película espectaculares batallas, grandes aventuras e historias interesantes. Y aun con ello el firmante se queda con la sensación de que le sigue faltando ese último paso, que, si bien puede deberse a lo reciente de su lanzamiento, al no haber habido aún tiempo suficiente de digestión, es fruto directo de una expectativa que cualquier espectador seguidor de la saga y nostálgico frente a un título como el de Star Wars puede derivar.
Disney y Lucas Films marchan otra vez de aventura para encontrar ese equilibrio de la fuerza que pueda devolver a la saga al puesto de tótem cultural que merece y seguir marcando historia. Es algo que logran conseguir a medias, quedándose mucho más cerca que con El despertar de la fuerza, yendo mucho más lejos, apostando y arriesgando mucho más y con la misma lógica de acierto.
Para acabar, hay que mencionar que, si bien la historia de Rogue One, situada dentro del universo Star Wars, puede seguir una deriva predecible en cuanto a su final, lo cierto es que hay que tener valor para que un gigante de las ventas infantiles como Disney acepte una resolución como la de la cinta. ¿Estaremos ante un caso aislado de buen quehacer o simplemente Rogue One pasará a convertirse en el ojo de un huracán que seguirá en 2017 con el lanzamiento del octavo episodio? No lo sabremos hasta entonces. Por lo pronto, tanto los fans como los que no sean tan seguidores del universo Star Wars pueden vivir sin miedo a decepciones o fracasos la aventura de unirse a la rebelión y embarcarse en la misión de robo de los planos de una de las mayores armas construidas jamás en el cine.