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César Martín: “Ha sido duro pero a la vez muy emocionante; es nuestro trabajo más personal”

S. V.

Santa Cruz de Tenerife —

La Sala de Cámara del Auditorio de Tenerife Adán Martín acoge este viernes, 5 de mayo, la presentación de Mantra, el segundo y nuevo disco de Socos Dúo. Los tinerfeños apuestan por nueve temas originales y cuentan con la cantante y compositora Úyanga Bold como artista invitada.

La música de Socos Dúo, con César Martín a la marimba y Ciro Hernández al violonchelo, ha evolucionado de forma notable desde que presentaron su primer trabajo en 2014 (These times we are living). Así, Mantra se mueve en algún punto entre la búsqueda de la espiritualidad y la reflexión, inspirado por los sonidos percutidos de la marimba y las cuerdas del chelo. La voz de Úyanga Bold se une a las composiciones de los tinerfeños, ya de por sí fuertemente influida por su compromiso con la tierra y las raíces. La trayectoria de Bold viene precisamente marcada por combinar cánticos étnicos con influencias modernas, de ahí el interés que despertó en Socos Dúo.

Una vez presentado el disco, los tinerfeños comienzan una pequeña gira por Canarias que los llevará a La Palma el sábado 6 de mayo, donde actuarán en el Espacio Cultural El Secadero de Los Llanos de Aridane, a partir de las 20.30. Además, el jueves 11 de mayo el Museo Néstor de Las Palmas de Gran Canaria acogerá otro concierto, este a las 20.00.

¿Cuándo y dónde nace vuestro interés por la música?

Ciro Hernández (C. H.): Es una muy larga historia. Pero lo resumimos diciendo que de niño, con la guitarra en mente. El violonchelo me eligió cuando entraba a mi primera clase de contrabajo. Y luego, poco a poco, hubo muchas causalidades.

César Martín (C. M.): El arte en general siempre estuvo conmigo. Fui un niño inquieto en este sentido, pero tardé en darme cuenta de lo que significaba para mí. Fueron las personas que me encontré en el camino las que terminaron de destapar todo y darle sentido. Recuerdo con cariño a mi primer profesor de percusión, Juan Antonio Miñana. Ahora, por ejemplo, compartimos inquietudes musicales. Este viaje está siendo muy hermoso.

¿Cómo se conocieron y cuándo deciden formar Socos?

C. H: Nos conocimos primero en la Escuela de Música de La Orotava y luego, más tarde, en el Conservatorio de Santa Cruz. Después hubo algunas batallas juntos. Tras irnos lejos de casa y volver, nos encontramos frente a frente en una mesa hablando de la trascendencia de hacer música en serio. Música comprometida con la expresión, con el buen hacer, con la constancia, con las artes, con la cultura, con el mundo.

¿Por qué Socos?

C. M: Comenzamos hace nueve años y desde el comienzo tuvimos claro que teníamos que tener una identidad propia en este proyecto. Para el nombre buscábamos una palabra relacionada con nuestra tierra, pues nos sentimos muy unidos a Canarias, y de ahí surgió Socos, ya que un soco es un ambiente cálido y acogedor que se percibe en un lugar. Esa fue la elegida, que encajaba perfectamente con lo que queríamos transmitir en el escenario.

Este segundo disco está compuesto íntegramente por música propia. ¿Cómo ha sido el proceso?

C. H: ¡Pues ha sido un proceso muy creativo! [risas]. En realidad, cuando exprimes el conocimiento personal y la imaginación, el resultado es bastante… sorprendente. También depende de la obra o tema. A veces lograr el clímax que uno tiene en la cabeza puede resultar más o menos complejo pero en equipo es más fácil. Aportamos sensaciones, vivencias y recuerdos con nuestra música, que nos parece el pilar de nuestra experiencia como dúo. Elegimos intentando contrastar, para llevar al oyente de un mundo a otro, aunque no siempre es posible. Todo grupo pequeño, e incluso grande, aspira a crear un sonido particular. Eso trasciende en dos puntos: tiempo y constancia.

¿Cuáles han sido las diferencias respecto a la producción del primer trabajo discográfico?

C. M: El primer disco fue un proceso de búsqueda y en este nos encontramos. El arranque del dúo nos llevó a investigar, a buscar repertorio, sonoridades y posibilidades. Tras estos primeros años, llegó These times we are living, que venía a ser una respuesta a los tiempos que vivíamos. Cuando lo acabamos tuvimos claro que el siguiente paso sería apostar por nuestras propias composiciones, una tarea arriesgada ya que los dos tenemos formación de intérpretes. El resultado es lo que se expone en este nuevo trabajo, Mantra, donde todas las piezas han sido íntegramente compuestas por los dos. Ha sido duro pero a la vez muy emocionante. Es nuestro trabajo más personal.

¿Por qué Mantra es el título de este segundo proyecto discográfico?Mantra

C. M: Empezamos a trabajar las primeras piezas basándonos en elementos que invitaban a la reflexión, casi al trance. Un día aparecí en el ensayo con la palabra en la cabeza y Ciro no lo dudó. Creíamos que mantra recogía el concepto de lo que queríamos transmitir. Mantra es una palabra sánscrita que se refiere a sonidos que, según algunas creencias, tienen algún poder psicológico o espiritual. Queríamos entrar en esa búsqueda a través de nuestra música.

Describan Mantra en tres palabras.Mantra

C. H: Diferente, ambiente, back to the land.

¿De dónde nace la idea de contar con la mongola Úyanga Bold para este trabajo?

C. M: A Úyanga la conocimos en 2014, cuando participó en la octava edición de Fimucité, el festival de música de cine que dirige Diego Navarro en Tenerife. Su voz nos cautivó y pensamos que encajaba perfectamente en lo que estábamos haciendo. Llevábamos tiempo con la idea de incorporar una colaboración para el siguiente álbum y esto era lo que necesitábamos. Lo increíble para nosotros fue ver cómo no dudó un segundo en aceptar la propuesta, máxime teniendo la agenda tan apretada como la tiene. El proceso con ella ha sido maravilloso. Su calidad humana y artística está reflejada en el disco. Ha sido un sueño crear este universo musical con ella. Le estamos muy agradecidos. No vemos la hora de subirnos juntos al escenario.

¿Cuáles dirían que son sus influencias musicales?

C. H: Pues es difícil de definir. Socos no es cualquier música. Está muy conectada con muchas sonidos de la música étnica, contemporánea, clásica, tradicional, moderna, utilizando la tendencia minimalista y posminimalista de los últimos años en todo el mundo. Con dos instrumentos contrapuestos se logra, a mi entender, un nuevo sonido. En ella se pueden apreciar ritmos, estructuras y armonías que son bastante cercanas al público. Esto hace factible que la mezcla de los dos sonidos, cuerda frotada y nota percutida, no extrañe al oyente. Además, hay un trabajo de búsqueda para lograr el efecto y la atmósfera adecuados para ambos intérpretes.

¿Con qué artista icónico les hubiera gustado trabajar?

C. H: Con cualquiera que esté dispuesto a trabajar con nosotros.

C. M: Creo que siempre hemos estado abiertos a colaborar, a estudiar ideas. Socos no es una propuesta cerrada y de hecho ya hemos hecho varias colaboraciones con artistas como Ernesto Rodríguez Abad o Jeremías Martín.

¿Cómo es el proceso de composición?, ¿son de esperar a que aparezca la inspiración o es mejor que esta te pille trabajando?

C. H: Siempre es mejor trabajando porque, cuando te pilla en fuera de juego, es muy difícil retener la idea.

C. M: Además, la inspiración no llega por arte de magia. Detrás de todo esto hay trabajo, trabajo y más trabajo.

¿Qué buscan transmitir con su música?

C. H: Cualquier parte íntima de emoción humana universal.

¿En Canarias se consume suficiente cultura?

C. H: Va por sectores, zonas y proyección. El ser humano adora adquirir experiencias emocionales. Por ejemplo, las que logra trasladar la música. Todos estamos diseñados para introducirnos en un concierto. Pero hay que crear el hábito, la programación y el deseo de fomentar y enriquecer a la sociedad.

C. M: La situación es complicada y faltan compromisos. La iniciativa privada no arriesga; la pública, mermada por los presupuestos, va a lo conocido. Los productos diferentes no interesan, no son un valor, muchas veces por desconocimiento. Luego el problema es de base: falta la demanda del público, gestores culturales serios y una apuesta política por la cultura, al menos una real y no de titular de prensa. Por suerte siguen existiendo personas en el sector que ayudan a creer, auténticos valientes a contracorriente.

¿Y se puede vivir de la música en Canarias?

C. H: Sin estar enganchado a la docencia o a una orquesta con programación fija…¡muy difícil!

Internet ha revolucionado el consumo y por tanto la distribución de la música. ¿Cuáles serán los canales de venta de Mantra?Mantra

C. M: Mantra sale en formato físico, en CD con el sello que dirige Dave Watts, Ear Conditioning, con un diseño muy cuidado de Víktor Berthelius y Sonia Celdrán, de Phenomenal Studio. Luego, obviamente, la versión digital, que estará en las principales plataformas online, como Spotify, Amazon, iTunes… Hay que tocar todos los canales y aun así llegar es muy complicado.

Empiezan una gira por varias de las islas. ¿Cómo surge?

C. M: Había que aprovechar el hecho de que va a estar Úyanga con nosotros, que viene desde Los Ángeles, en Estados Unidos, y eso es una oportunidad que no podíamos dejar pasar. Por eso nos hemos empeñado en intentar estar en todos los rincones que podamos y, aunque el esfuerzo ha sido enorme, ha merecido la pena. Hemos contado con la complicidad de instituciones que han apostado por este proyecto, a las cuales estamos enormemente agradecidos. Auditorio de Tenerife hace posible que estemos el 5 de mayo en Santa Cruz de Tenerife, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane nos llevará a La Palma el 6 de mayo, el Museo Néstor nos programa en su espacio de Las Palmas de Gran Canaria el 11 de mayo y cerraremos en Valle Gran Rey el 13 de mayo gracias a su ayuntamiento.

¿Cómo se decide si una pieza entra o no en el disco?

C. H: Somos bastante permisivos con el deseo del otro. Pero imagino que César habrá hecho como yo. Muchas ideas las habrá desechado antes de enseñarme la partitura. Luego uno aporta todo lo que tiene para que salga a la luz lo mejor de cada compás. Hemos hecho lo que sabíamos, siguiendo nuestros instintos, arriesgando, con nuestros aciertos y errores. Las motivaciones siempre han sido tener algo que decir y generar un diálogo con el público.

C. M: Creo que ambos buscamos explotar las cualidades del otro. Es un acto de generosidad constante, lo cual es muy enriquecedor. Desarrollamos trabajos conjuntos, otros por separado, siempre con la constante de sacar cosas en claro, puntos en común.

¿Qué debemos hacer para dar valor la cultura de las islas?

C. M: En los ensayos hablamos mucho. Además de hacer música, surge la palabra, siempre inquietos por lo que acontece, por la cultura, la sociedad, la política… Y en muchas de las conversaciones sale la conclusión de que la clave está en la educación. No podemos mirar a otro lado: en la base de lo que sucede en las escuelas está la solución. Si esa parte generase debate social y cambio, veríamos muchas cosas diferentes. Lo cultural vendría de la mano, consecuencia de la transformación, parte integrante de lo que somos como seres humanos.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

C. M: Ahora toca promocionar este trabajo, moverlo por las islas e intentar traspasar fronteras, buscar festivales que lo acojan… A Mantra le queda mucho camino por recorrer, o al menos eso pensamos. Luego quedan líneas de trabajo abiertas. Nos gustaría empezar a integrar elementos de la música electrónica a lo que es Socos. Nos apetece seguir investigando.