La rica cultura de América hace que expresiones como la danza que se practica en este lado del Atlántico sean así de diversas y estén llenas de color y simbología, afirmó el coreógrafo y bailarín tinerfeño Daniel Abreu, que ha iniciado en Bolivia una gira por este continente.
“Hay mucha riqueza, es que es un continente muy grande. Y también hay muchas formas de ver la cultura. Creo que también vosotros estáis mucho más arraigados a la tierra, a los rituales, estáis más ligados a lo relacional, a lo emocional. Y también hay una fisicalidad muy potente”, afirmó Abreu en una entrevista con la agencia Efe.
El coreógrafo y bailarín consideró que “es muy difícil poder hablar en frases muy cortas de un continente tan grande que se expresa con tanta riqueza”.
“Hay mucho color, es muy distinto de la danza que se hace en Europa, que tiende quizás a contar más desde lo conceptual. Aquí todavía se cuenta con muchos más símbolos, es muy rica”, añadió.
Abreu (Santa Cruz de Tenerife, España, 1976) llegó esta semana a Bolivia gracias al Centro Cultural de España en La Paz (CCELP) para abrir la séptima edición del Festival de Danza Contemporánea Danzénica, con su obra Cabeza.
El ganador del Premio Nacional de Danza en 2014 en España presentará esa obra y la laureada La desnudez en la gira de dos meses que, además de Bolivia, lo llevará por países como Paraguay, Uruguay, República Dominicana, Cuba, Panamá, Estados Unidos y México.
Según dijo Abreu, Cabeza es un espectáculo “muy poético” que habla de lo que le sucede a una persona cuando recibe alguna noticia que le saca de su “zona de confort, ya sea a nivel positivo o a nivel negativo, casi que es como un shock”.
“Toda mi narrativa está ligada al mundo de la psicología en el que utilizo mucha simbología que abre siempre otros campos, otros universos, otras lecturas, de una manera muy estética, muy bailado y teniendo en cuenta mucho el espacio, la luz y los elementos tan simples que utilizo en escena”, explicó.
Esa obra la presenta en solitario, mientras que en La desnudez, lo acompañan la bailarina Dácil González y el músico Hugo Portas, ambos también españoles.
Con tres galardones cosechados en los XXI Premios Max de las Artes Escénicas entregados en Sevilla (España) en junio pasado, La desnudez es “una historia de amor de una pareja que se malquiere”, según señaló Abreu.
En la puesta en escena, el bailarín trata de hablar de esa relación “desde muchos enfoques para que al final uno entienda que tampoco podemos juzgar ni qué está bien, ni qué está mal”.
“En el fondo esa pareja se sigue queriendo a pesar de todas las malas cosas que se hacen”, indicó.
Abreu consideró “un honor” y “un lujo” poder presentarse en el festival Danzénica, al que concurren cerca de medio centenar de bailarines de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, España y Francia, y que concluirá este domingo.
En el caso de España, resaltó que hay cada vez más “estupendos creadores, estupendos bailarines”, que están haciendo “muchas cosas y eso se agradece porque cada vez hay más variedad, más energía y más danza, mucha más presencia de la danza”.
A su juicio, para aproximarse a la danza contemporánea, hay que entender que forma parte de lo humano.
“Esas historias de príncipes y princesas forman parte de un lenguaje clásico que ya no nos toca. Entonces en la danza contemporánea, si vamos pensando que vamos a ver una historia narrativa al uso de los grandes clásicos, pues se nos va a quedar un poco lejos porque no lo vamos a entender”, opinó.
En este sentido, abogó por concurrir al teatro “con la predisposición de cómo nos presentamos a nuestros amigos, o a nuestras familias, o a nuevos conocidos”, porque se trata de “historias reales”.
El también psicólogo señaló que esa ciencia le ha enseñado cómo tener “distintos puntos de lectura, distintas formas de entender la realidad”, y la usa dentro de la danza como una forma de “contar para todos y contar también por la puerta de atrás, no sólo por lo que se dice sino también por lo que se intenta decir”.
Dentro de su participación en el Danzénica, Abreu también ha dado un taller gratuito a bailarines de danza contemporánea, organizado por el CCELP.