El director Arturo Tamayo lamenta “el desinterés” por buscar nuevos caminos en la música española

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

El director Arturo Tamayo, que reestrenará en el Festival de Música de Canarias Tal vez/perhaps del Premio Nacional de Artes Plásticas 2016 Juan Hidalgo, lamenta que los compositores contemporáneos españoles estén “muy descuidados” y que se haya perdido el interés por buscar nuevos caminos.

Arturo Tamayo, Premio Nacional de Música en 2002, ofrece sus impresiones sobre el panorama musical en una entrevista concedida a EFE mientras ultima los ensayos con la Orquesta Sinfónica de Tenerife del programa que dirige este jueves en el Auditorio Alfredo Kraus de Gran Canaria, y el viernes en Los Jameos del Agua en Lanzarote.

En Gran Canaria estará presente Juan Hidalgo, exponente de las vanguardias conceptuales y que ha revisado para su reestreno Tal vez/Perhaps, que compuso en 1998 en memoria de Charles Ives, autor precisamente de The unanswered question, otra de las piezas incluidas en el concierto junto al Erwartung de Schönberg.

Hidalgo, insatisfecho con la primera ejecución de la obra, ha decidido revisarla con la condición de que la dirigiese Arturo Tamayo, quien estrenó en España su creación Ukanga y con el que mantiene una amistad de hace 40 años porque, comenta el director, aunque los caminos se hayan bifurcado por el mundo “el aprecio no se pierde”.

Lo que sí se ha perdido, puntualiza el director, es el interés que había en las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo por lo nuevo, por buscar nuevos caminos musicales, de tal manera que las creaciones contempóraneas llegan a los auditorios “de regular a muy poco, por no decir mal”.

Ahora se interpreta de manera indiferenciada, algo que Tamayo lamenta “muchísimo” porque muchas obras fundamentales de la última historia de la música “siguen sin tocarse en nuestro país” y se ha producido “un hueco excesivamente grande”.

El director, que ha potenciado a lo largo de su carrera el repertorio musical contemporáneo, detecta en España una oferta basada en programas rutinarios “con lo de siempre” y la “coartada” de algo que parece contemporáneo “pero que no lo es”.

“Los compositores del país están muy descuidados y en general en muchas orquestas hay una escasez enorme no ya de primeras ejecuciones, sino de reposiciones de obras”, asegura.

Ello provoca que las obras del propio Juan Hidalgo y de otros compositores se estrenen pero luego no vuelvan a interpretarse y en cambio “tengan que escucharse banalidades”.

El problema está en que los músicos no programan, explica Arturo Tamayo, quien recuerda cómo en un ensayo general de una obra de José María Sánchez Verdú había un interés enorme y luego, tras el concierto, uno de los “capitostes” de la Orquesta Nacional le comentó que esa música había que darla con cuentagotas.

“Pues no hay que darla con cuentagotas, hay que darla con continuidad”, advierte Arturo Tamayo, quien también rememora cómo un estreno de Luis de Pablo en su momento fue un escándalo y años después, un gran triunfo de público.

La música contemporánea exige un esfuerzo intelectual grande simplemente porque no se ha escuchado antes, como sí ocurre con Mozart, y parece que actualmente solo se difunde la superficial “para que el público no se acostumbre”.

Sucede al contrario de lo que ocurre con la pintura o el teatro, donde hay una oferta grande, diferenciada, interesante y está lo comercial, intrascendente y divertido, y está lo profundo como el Calígula de Camus que, sin embargo, también atrae espectadores.

“Hemos llenado el país de orquestas de nivel y ahora falta que la vida musical también tenga el mismo nivel” y para ello, continúa el director, tiene que salir una generación de managers con sentido de la aventura, con formación y con conocimiento de la calidad musical.

Ocurre también que hay países que protegen a sus artistas y les dan privilegios, como sucede en Francia con Boulez y Xenakis, y hay otros que los descuidan por completo y mientras en los primeros la cultura es muy importante, añade Tamayo, en España la cultura es algo a lo que se le puede poner el 20% de IVA.

Como ejemplo, apunta, mientras al compositor alemán Helmut Lachenmann el Instituto Goethe “lo pasea por todo el mundo como una gloria nacional”, no hace lo mismo con los españoles el Instituto Cervantes “porque no le dan los medios ni las posibilidades económicas” para trabajar por la cultura española, algo que, en opinión de Tamayo, es un “escándalo”.

No se dan cuenta de que dentro de cien años “nadie se va a acordar de quién era el ministro de Economía o la de Agricultura, pero sí de los creadores”, apunta, y critica los recortes “brutales” que han estado a punto de hacer desaparecer a algunas orquestas.

Respecto a la Orquesta Sinfónica de Tenerife, que dirige por primera vez, afirma que es “excelente” y de reacción rápida, algo que se encuentra “pocas veces” y que define como “tener una posición inteligente frente a la música”.