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- Complex Shapes, con obra de G. T. Pellizzi
- Galería Leyendecker. Santa Cruz de Tenerife. Hasta el 14 de octubre
La trayectoria del mexicano G. T. Pellizzi, asentado en Nueva York, destaca a partir de la creación de la Bruce High Quality Foundation, un colectivo de artistas concebido a partir de la figura ficticia de un escultor fallecido y que persigue la intervención en el espacio público y la relación con la comunidad, preocupándose por la condición del sujeto en sociedad. Pellizzi decidió disgregarse del grupo en 2011, con el objetivo de comenzar una carrera artística individual en base al empleo de materiales básicos.
En la muestra Complex Shapes, continúa con esta idea, a partir una gama de colores básicos -rojo, amarillo, azul y verde- en las piezas expuestas. Se trata de objetos tridimensionales genéricos, unos colgados de la pared, otros estratégicamente colocados en pedestales de estética clásica, que describen, simplifican y abstraen a su vez objetos cotidianos: barcos, el mar, un paisaje, etc.
Esta reducción extrema en colores básicos remite inevitablemente a Piet Mondrian, en su búsqueda del absoluto, así como establece una fuerte conexión con la arquitectura. No en vano Pellizzi tiene formación como arquitecto, y ello queda reflejado en distintas distribuciones planimétricas en muchas de sus piezas. Se destaca Blue Rectangle over Yellow Rectangle over Red Rectangle, en la que el autor concibe un corredor del que emanan y se confunden dos lenguas espaciales desordenadas. Precisamente esta confusión es la que provee el carácter de divertimento a las piezas expuestas. Al apreciar la galería en su conjunto, se tiene la impresión de que se trata de una sala de juegos y no una sala de exposiciones.
El autor concibió las piezas de Complex Shapes en una residencia artística otorgada por la galería durante varios meses en la isla. Resulta inevitable por tanto que la obra expuesta de Pellizzi contenga elementos remitentes al paisaje insular. Estos se fundamentan en la obviedad de encontrarse rodeado de mar. Del mismo modo, las piezas producidas juegan también con el concepto de logo ya que la propuesta puede ser entendida desde el diseño gráfico como creación de una imagen corporativa remitente al suelo sobre el que se asienta y, a la vez, como un puro divertimento.
La obra exhibida expone un deliberado tamiz de lo cotidiano expresado en formas poligonales y colores planos. Gadamer deseaba en su teoría estética fundamentada en la noción de juego liberar a la disciplina de una subjetividad exacerbada de la experiencia artística. En este caso, y a pesar de que el componente lúdico de la obra de Pellizzi hace que esta devore tanto al autor como al espectador, la Verdad absoluta no se presenta, porque, sencillamente, existen demasiadas verdades y posverdades y hay veces que, como decía Matisse, el arte debe ser como un buen sillón.