CRÍTICA DE CINE

Michael contra el mundo

Fer D. Padilla

Santa Cruz de Tenerife —

- Título: La noche de Halloween (2018)

- Dirección: David Gordon Green

- Guión: David Gordon Green y Danny McBride (basado en los personajes de John Carpenter y Debra Hill)

- Reparto: Jamie Lee Curtis, Judy Greer, Andi Matichak, Haluk Bilginer, Will Patton

Michael Myers ha vuelto por la puerta grande. Cierto es que significa nada más y nada menos que la décima entrega de sus aventuras, tercera de las canónicas y undécima película de la saga, pero mejor evitarnos líos en este universo tan carismático y divertido que son las desventuras del asesino de Halloween por antonomasia.

Myers regresa y lo hace con un éxito que debe ser bien entendible. Como cinta slasher, ataca la considerable nostalgia que sirve de perfecta excusa para dejar nuestros euros en la taquilla del cine. Pero como secuela, deja momentos tan interesantes como divertidos, porque, pese a suponer que una cinta de estas características debería helarnos la sangre, la saga Halloween se ha caracterizado siempre por la perfecta concienciación de esta festividad: inquietante pero sin perder de vista el sentido de pasatiempo y buen rato que constituye.

Así pues, los entusiastas del género encontrarán un terror de pretensiones mucho más psicológicas, sin dejar de lado, obviamente, las consecuentes carnicerías resultantes, que hacen de su visionado algo totalmente curioso y agradecido, mientras que en cuanto al avance del metraje los mayores seguidores podrán ir frotándose las manos con el innumerable desfile de guiños tanto a sus predecesoras como a los míticos clichés del género.

Con la perfectamente aceptable explotación del uso de tales estereotipos, Gordon Green (All the real girls, Superfumados, Caballeros, princesas y otras bestias) vuelve a la incertidumbre de sus primeros trabajos, en los que se apoya para explayar el contexto propio que rodea a los personajes y a la producción en sí a la vez que tira de ese humor gamberro, morboso, malpensado e inintencionado que igualmente ha poblado sus cintas.

Sin duda, una joya para los fans de Myers, quien, como ya ocurriera con aquel preso liberado de Cadena perpetua, ya no reconoce ni de lejos el mundo al que se asoma -si alguna vez lo hizo-. Del conflicto entre el asesino y las víctimas de esta última entrega de Halloween -esperemos que no la última-, existe un jugo interminable que extraer en cuanto a mensaje.

Muy justificable en estas fechas como igualmente recomendable para cualquier momento en el que lo que se persiga sea pasarlo extremadamente bien.