CRÍTICA DE CINE

Peliculón pero no

Fer D. Padilla

Santa Cruz de Tenerife —

- Título: Malos tiempos en El Royale (Bad times at the El Royale, 2018)

- Dirección: Drew Goddard

- Guión: Drew Goddard

- Reparto: Jeff Bridges, Cynthia Erivo, Dakota Johnson, Jon Hamm, Chris Hemsworth

Parece firmada y filmada por los hermanos Coen y tiene el potencial para formar parte de una filmografía tan prestigiosa como la de esos directores sin rubor alguno. Pero no, no lo es. Estamos ante un magnífico trabajo en dirección de Drew Goddard, cuyo único antecedente en el mundo del largo es el remake de 2012 de La cabaña en el bosque. Hasta aquí nada más que sorpresas y buenas noticias.

El reparto, dada la poca experiencia en dirección de Goddard, es un auténtico lujo. El ya crepuscular Jeff Bridges se acompaña de grandes actores como Jon Hamm y Cynthia Erivo (Viudas, 2018), cuyos personajes -junto al de Dakota Johnson- son sublimes, enormes, llenan la pantalla como deben en una historia simple en naturaleza pero compleja en evolución. Lo dicho: todos los ingredientes para convertir esta cinta en una de las películas del año.

El guión, escrito por el propio Goddard, donde posee poco más de experiencia, juega a crear nuevos estilos de intriga extrayendo las clásicas estructuras, tanto de los ya citados Ethan y Joel Coel, como de los bestsellers de novela negra y misterio tan recurridos de Agatha Christie. Es normal. Otro tema es el resultado, como veremos más tarde.

Antes de ello, debemos explicar que el artífice de Malos tiempos en El Royale toma su fama real de su trayectoria como productor, campo en el que tiene una sobrada experiencia impulsando proyectos de gran talla. ¿Dónde aparece el problema de este filme entonces? ¿Cuál es su principal defecto, su punto débil? Precisamente parte de su escrito, que crea el personaje interpretado por Chris Hemsworth, que manipula la producción entera y la lleva a una deriva narrativa absurda, ilógica y pésimamente mal interpretada hasta el punto de llevarnos a la decepción.

Así vemos cómo de una fantástica premisa de cine negro nos vemos arrastrados a una cinta de desenlace infantil, inmaduro, de corte bastante sexista incluso y todos, absolutamente todos esos componentes fallidos, irrumpen en la pantalla al mismo tiempo -¡qué casualidad!- que el actor que se hiciera famoso por sostener un martillo.