El vicepresidente Nicolás Álvarez vino a mi oficina, habló conmigo […] me pidió que cambiara mi voto por abstención […] me dijo que iba a tener problemas si lo hacía y eso iba a tener consecuencias negativas para tus empresas. Él lideraba el equipo y me metió bastante miedo en el cuerpo, pues fui al consejo y cambié mi voto a abstención.
El empresario sirio Amid Achi Fadul, uno de los más influyentes del mercado textil en Canarias, revolucionó este martes la sala de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife en la que se celebra el macrojuicio por la compraventa, supuestamente fraudulenta, de la playa de Las Teresitas. Achi afirmó, sin pelos en la lengua, que “me metieron bastante miedo en el cuerpo” para permitir que CajaCanarias concediera un préstamo de 5.500 millones de pesetas a un empleado de uno de los empresarios implicados en esa compra, Ignacio González Martín. Y cambió su voto en contra por una abstención.
Amid Achi formaba parte del Consejo de Administración de la extinta CajaCanarias (hoy La Caixa) cuando en 1998 ésta concedió un crédito de 5.500 millones de pesetas a un trabajador que, dijo, “se sabía que era empleado de Ignacio González”, quien fue presidente de la Cámara de Comercio en la provincia tinerfeña durante 16 años, o lo que es lo mismo, quien gobernaba su tejido empresarial.
Ignacio González junto con otro acusado, Antonio Plasencia, creó deprisa y corriendo la mercantil Inversiones Las Teresitas para hacerse con los terrenos de la playa, y lo que es más llamativo, también se sentaba en el Consejo de la Caja.
Achi igualmente formaba parte de ese Consejo de Administración y de la Asamblea General de CajaCanarias. Lo hacía como representante del PSOE por el Cabildo de Tenerife. Cuando en 1998 hubo una reunión extraordinaria (fueron dos reuniones) para estudiar la concesión de un crédito de alto riesgo para la compra del frente de la playa y de todos sus terrenos colindantes, fue el único que votó en contra. “Me opuse enérgicamente”.
“Se sabía que quien pedía el crédito era un peón de Ignacio González, pero voté no por su insolvencia. Y por muchas más cosas. Dije que si los dos empresarios (Ignacio González y Antonio Plasencia, ambos sentados en el banquillo por posible malversación de caudales públicos) avalaban la operación con su patrimonio, votaría a favor”. “A mí, por 10 millones (de pesetas), me obligaban a avalar con mi patrimonio”.
Tras esa primera sesión del Consejo de Administración, Nicolás Álvarez, que en 1998 era vicepresidente de CajaCanarias (también por parte de PSOE tinerfeño) visitó a Amid Achi en su oficina. “Yo te pido por favor que tu voto va a estar cambiado por abstención. ¿Y esto por qué? Porque vengo a hablar contigo para que no te opongas porque vas a tener problemas (…) y vas a tener unas consecuencias muy negativas para tus empresas”.
En su testifical de este martes, Amid Achi no pronunció la palabra coacción ni presión. No hizo falta. Tan solo añadió que “me metieron bastante miedo en el cuerpo”, por lo que en la siguiente sesión extraordinaria de CajaCanarias cambió su voto por abstención.
La sentencia del Supremo ya flotaba en el aire
Se esperaba que la declaración de Amid Achi fuese esclarecedora, pero no tanto. Es cierto que tiene las espaldas cubiertas por su imperio de más de 200 tiendas de ropa y complementos a bajo precio, pero fue una sorpresa la contundencia con la que se expresó. Los 15 abogados de la defensa apenas se atrevieron a indagarle. “Estoy aquí para decir la verdad”, respondió a uno de los letrados, que optó por no hacer más preguntas.
“Se sabía que el crédito era para la compra de los terrenos (de Las Teresitas) y se sabía de antemano cuál iba a ser el sentido de la sentencia (del Tribunal Supremo de 1998, dictada apenas unos días después de que se concediera el crédito y por la que se reconocía el derecho a edificar en la zona), pero esa sentencia aún estaba pendiente”.
De hecho, aclaró a preguntas de la jefe de la Fiscalía Anticorrupción en Tenerife, María Farnés Martínez, que el crédito se avalaba con la playa y alrededores que Ignacio González y Antonio Plasencia iban a comprar con ese dinero. “Cuando llegó (la firma de) el acta (para aprobar la concesión del crédito) están todos de acuerdo, de acuerdo, y llega a mí, y cambio mi voto por en vez de contrario, a abstención”.
Al margen del juicio propiamente dicho, las palabras de Amid Achi describieron lo que bien podría figurar en un tratado de la mafia, en la que irían de la mano políticos, empresarios y, como no, banqueros. Dijo que se sabía que Ignacio González Martín, en realidad, votaba en esa sesión de CajaCanarias a favor de concederse un crédito multimillonario a sí mismo, pero “no dijo nada”, apostilló el testigo en su declaración.
Y curiosamente, pese a formar parte del Consejo de Administración de la caja de ahorros (la que ha sido la Caja de millones de tinerfeños durante décadas), a esa votación no asistió el ex alcalde Miguel Zerolo, principal y más llamativo acusado en esta causa y supuesta “alma mater” de la compra, por tres veces su valor, del frente de la playa que llevó a cabo el Ayuntamiento solo tres años después.
Difícil se lo ha puesto Amid Achi al que fue presidente de CajaCanarias, Rodolfo Núñez Ruano, cuando se concedió el crédito. Núñez Ruano debió declarar este lunes pero, por falta de tiempo, debido al exceso de preguntas de los abogados de la defensa con el primer testigo, el concejal denunciante del supuesto pelotazo (el socialista José Ángel Martín), tendrá que hacerlo el próximo viernes. Es de imaginar que algunos de los letrados estarán a estas alturas tirándose de los pelos.
Para este miércoles se espera el testimonio de otro testigo de relevancia, el que fue secretario general del PSOE en Tenerife a comienzos de siglo y artífice de la denuncia por malversación y prevaricación administrativa que en 2006 hizo suya la recién creada Fiscalía Anticorrupción, Santiago Pérez.