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El PP nacional hace caso omiso a la petición de apoyo político de Coalición Canaria, que pierde una alcaldía en Tenerife

Francisco González, exalcalde de CC en Icod, saluda al nuevo regidor, José Ramón León (derecha), de Somos Icodenses, tras prosperar la censura

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

Coalición Canaria (CC) lo intentó hasta el último momento pero esta vez le tocó perder la partida en un pequeño pueblo del norte de Tenerife, en Icod de los Vinos, un municipio con poco más de 20.000 habitantes. El PP nacional no atendió la ayuda política que se le había pedido a la desesperada y a los nacionalistas no les ha quedado más remedio que confirmar la pérdida de un alcalde en su isla bastión: Tenerife.

Pese a las presiones dirigidas a Madrid desde las islas, a la dirección nacional del PP, para hacer valer en ese plano tan microscópico el pacto entre populares y nacionalistas en el Congreso (a través de la diputada de CC por Santa Cruz de Tenerife, Ana Oramas) y así dar al traste con la moción de censura planteada por la oposición a CC en ese municipio tinerfeño (la renuncia del PP, con cuatro ediles, la hubiera abortado), esta vez no pudo ser y salió adelante la voluntad de las direcciones local, insular y regional del PP: dar por finalizada la etapa de gobierno en minoría de CC en el Ayuntamiento de Icod de los Vinos.

Así mismo ha ocurrido este jueves, tras dos horas de intenso pleno en una sala abarrotada de público, en parte crispado; con muchos medios de comunicación; con demasiado calor y humedad, y con un intento continuo, a la vez que infructuoso, de hacer callar a la masa, de manera especial al grupo de seguidores de “¡Francis, nuestro alcalde!”, en alusión al regidor local saliente, el de CC.

Tras algo más de dos horas de protocolo institucional, de referencias a leyes y normas, de discursos de alcalde saliente y de candidato, de solicitudes de silencio, de amenazas de desalojo de la sala y de hasta cinco intervenciones de portavoces de los distintos grupos con representación, Francisco González Díaz ha dejado de ser alcalde de su pueblo y ese honor, en aplicación de la democracia hoy regulada, ha pasado a ser de José Ramón (Moncho) León Herrera, de la formación política Somos Icodenses-Nueva Canarias. Moncho, como vitoreaban a más baja voz sus adeptos, ya es el nuevo regidor de Icod, la capital de comarca del noroeste de la isla de Tenerife, y esto mientras se lo vaya permitiendo la vecina Garachico.

Moncho León, que fue el concejal propuesto como candidato a alcalde por los promotores de la censura, para reemplazar a Francisco González (de CC), contó con el apoyo previsto: cuatro de su propio partido, tres del PSOE (por la ausencia de dos ediles de esta formación, los que no llegaron a firmar la moción de censura: María del Cristo Luis, cabeza de lista en mayo de 2015, y José de León), cuatro del PP y uno de Ciudadanos.

Todos estos levantaron la mano para dar su confianza a León Herrera, o sea, 12 votos, mientras que los siete de CC hicieron lo contrario, pero ya sin opción de quitarle la mayoría. El resultado ya es bien conocido: José Ramón León Herrera, playero (nacido en la costa del municipio, en la playa de San Marcos), pasa a guiar los destinos de su pueblo desde el 17 de agosto de 2017.

Oficios y beneficios en un pleno lleno de reproches

En Icod de los Vinos este jueves hizo un día de lujo, aunque, bien visto, quizá demasiado caluroso. El salón de plenos del Ayuntamiento estaba abierto de par en par para aliviar el intenso bochorno y a la vez poder contemplar la bella estampa de la cara norte del Teide.

En prácticamente la mitad de la sala, los concejales y la secretaria accidental del pleno; al otro lado, en algo menos del otro cincuenta por ciento: políticos de todos los signos, muchos más de CC; periodistas y la gente del pueblo, siempre mucho más ruidosa la encargada de conceder apoyos a “Francis”, como se referían al alcalde ya con los minutos contados.

El ambiente era algo hostil para los que llegaban al puente de mando local, pero las cosas nunca llegaron a mayores. Ello no quitó que las advertencias y deseos de la presidenta del pleno, la edil de mayor de edad, María Isabel García (del PP y también senadora por la isla de Tenerife), se encadenaran de forma acelerada.

En la sala, el partido perdedor parece que concedió algunas ventajas a los suyos: puestos de privilegio en la primera línea de asientos, incluso reservados antes de la apertura de la estancia, en torno a las 11.00, y botellines de agua solo para los concejales de CC y la secretaria accidental. Hasta el agua se le negó a toda la concurrencia. Luego, gente y más gente: dentro de la sala, con dominio de la bulla de los afines a CC; en el pasillo que daba acceso a aquella, y en la plaza colindante. Había gente por todos lados; también policías locales, pero, y esta es la verdad, no pasó nada: la bronca limitada esta vez no se levantó a modo de mar brava.

Cada partido político contó con sus fieles y con el apoyo de algunos dirigentes de mayor altura. Así ocurrió con CC, que metió en la sala a algún diputado autonómico, como fue el caso de José Manuel Pitti; a alcaldes, como los de Garachico y Tegueste; a concejales de muchos municipios y a dirigentes locales de varios puntos de la isla, aparte de la representación de CC en el Cabildo, esta vez encargada a Jesús Morales, consejero insular de Agricultura.

En la sección socialista, también muchos, pero no en primera fila, que ellos no tenían reservadas las sillas. Se pudo ver al diputado por Tenerife Gustavo Matos, a Javier Abreu y a Aurelio Abreu, entre otros. Hubo más, pero quizá estos eran los más conocidos. En la parcela de Ciudadanos, con un edil que apoyaba acabar con el gobierno en minoría de CC en Icod, Teresa Berástegui y alguno más de la dirección de este partido a escala insular. Del PP, por cierto, nadie de las cúspides.

El debate y la votación de la moción de censura presentada el 2 de agosto pasado con el respaldo de Somos Icodenses-Nueva Canarias, PP, PSOE y Ciudadanos fue todo un clásico: hubo griterío, bandos de un lado y de otro, políticos llegados de otros lugares e instituciones, y un final con sonrisas y lágrimas, aunque cerrado con clase, con un apretón de manos entre el alcalde saliente, Francisco González, y el entrante, José Ramón León. La vida sigue en el pueblo, pero ahora de otra manera.

Lo más destacado de la jornada

En la sesión plenaria de carácter extraordinaria que se inició este jueves a las 12.00 en punto en el Ayuntamiento de Icod de los Vinos llamaron la atención varias cosas. Primera, que los concejales socialistas que no apoyaron la iniciativa de la oposición, de los que se pensaba que igual, en el mismo pleno, sí la respaldarían, decidieron no pasar por allí (hacía un día de playa) y esas sillas quedaron vacías de PSOE durante más de dos horas de alocuciones sin réplicas, calor y mucho ruido, mucho.

Segundo, que los servicios de asistencia al pleno se olvidaron de poner agua a todos. Tercero, que algunos políticos, todos ellos de CC, entraron quizá con manga a la parte de asientos para el público dentro del salón de plenos (¿por qué será?). Cuarto, que los grupos de CC y del PSOE estuvieron avispados al presentar por registro el cambio en los titulares de las portavocías para que sus líderes aprovecharan todo el tiempo destinado a las intervenciones. Y quinto, que los monólogos del alcalde censurado, del candidato y ahora alcalde, y de los portavoces de los distintos grupos solo sirvieron para sostener y subrayar las diferencias entre gobierno en minoría y oposición censurante: para CC, el gobierno lo ha hecho bien y ahora Icod de los Vinos está mejor que antes; para la oposición, o sea, todos los partidos que tumbaron a Francisco González y su ejecutivo, la etapa de “Francis” ha sido un atraso, un fracaso completo, un paso atrás.

Quedan dos años de mandato por delante y un gobierno que ahora deberá constituirse y será políticamente heterogéneo. Luego vendrán las elecciones, las de la primavera de 2019. Solo en esos comicios locales se conocerá lo que opina el pueblo de lo que tenga que pasar desde este jueves en adelante e incluso de lo ya ocurrido este mismo jueves: la moción de censura. Los seguidores de CC en el municipio lo tienen muy claro: “¡Francis, nuestro alcalde”. De Moncho, ahora su alcalde, dicen “¡fuera!, ¡fuera!”.

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