edificio Iders, en el municipio tinerfeño de Puerto de la Cruz, se ha convertido en un potencial foco de transmisión de infecciones mientras sigue vigente la declaración de estado de alarma contra la pandemia por coronavirus (COVID-19).
El edificio Iders, en el municipio tinerfeño de Puerto de la Cruz, se ha convertido en un potencial foco de transmisión de infecciones mientras sigue vigente la declaración de estado de alarma contra la pandemia por coronavirus (COVID-19).
Esta es la denuncia y el temor de los vecinos que observan diariamente como grupos de ocupas y personas sin hogar deambulan a sus anchas, vulnerando toda norma higiénica incumpliendo de forma repetida las disposiciones vigentes sobre control sanitario y confinamiento domiciliario.
El Iders es un inmueble abandonado hace casi 30 años, en una de las avenidas más céntricas de este municipio turístico.
“Hemos denunciado todo esto al Ayuntamiento y la Policía, pero no solucionan nada”, reclama uno de los ciudadanos afectados que prefirió guardar el anonimato, residente en la Comunidad Guajara, inmueble adyacente al edificio Iders.
Atónito, no se explica “que no tomen medidas” para buscar un alojamiento a estas personas sin hogar, “permitiendo que circulen por la calle, en grupos, a cualquier hora, sin mascarillas ni ninguna protección” en plena crisis sanitaria.
Hasta el momento, por el lugar solo se presentan ocasionalmente voluntarios de Cáritas para entregarles algo de comida y miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que han procedido a desinfectar las zonas bajas próximas a la entrada del edificio afectado.
Subraya este portavoz que los vecinos han formulado quejas por escándalo público, agresiones, venta de drogas y “condiciones de vida insoportables al lado de nuestras viviendas”.
La Comunidad Guajara cuenta con unos 250 apartamentos, en un 60% habitados por personas mayores y jubilados, muchos de ellos extranjeros residentes en Puerto de la Cruz.
El edificio Iders esta abandonado desde el año 1991 una vez que fue ordenado su desalojo por estar afectado de aluminosis, aunque un informe del año 2007 descartó que ese problema afectara a su estructura.
En cualquier caso, desde entonces han sido frecuentes los episodios de ocupación del mismo por parte de personas sin techo, “pero en la actualidad ha aumentado el número de personas que allí se refugian, en unas condiciones cada vez más lamentables”, destacan los vecinos.