El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, Narvay Quintero; la viceconsejera de Medio Ambiente, Blanca Pérez; el director general de Ganadería, David de Vera, y la directora general de Protección de la Naturaleza, Jesús María Armas, visitaron el viernes la que consideran nueva planta de gestión de subproductos animales no destinados a consumo humano (sandach) de Tenerife, que, unida a la que existe en Gran Canaria, permitirá a Canarias renovar en junio la declaración del archipiélago como zona remota.
Quintero indicó durante la visita que la puesta en funcionamiento de esa instalación es una noticia positiva, “fundamental para que Canarias pueda renovar la clasificación de condición de zona remota que obtuvo por primera vez en 2012 y que nos permite realizar ese proceso en el archipiélago y evitar que esos residuos deban ser transportados a la Península para su tratamiento”. “Es importante también porque permite tratar adecuadamente esos residuos, unos para su eliminación definitiva y otros para ser reutilizados”, agregó.
Blanca Pérez destacó que esta planta constituye un ejemplo de cómo los residuos pueden “dejar de ser basura para convertirse en un recurso, en una oportunidad económica al generar industria en torno a su recogida, tratamiento y reutilización y haciendo que Canarias vaya caminando hacia la economía circular”.
Esta instalación es la primera ubicada en la provincia occidental de Canarias y permite la manipulación, trituración e inertización (tratamiento con cal viva) de esos residuos, entre los que se encuentran cadáveres de animales, los decomisos de mataderos y de las salas de despiece, los alimentos que se retiran de los circuitos comerciales, etcétera. De esta manera, todos aquellos subproductos a eliminar por enterramiento en el Complejo Medioambiental de Tenerife tendrán como única procedencia lo generado en esta planta intermedia.
Los sandach son los materiales que se generan en la producción primaria ganadera y en las industrias de transformación de los alimentos de origen animal, incluso en los mercados y supermercados, que por motivos comerciales o sanitarios no entran dentro de la cadena alimentaria y, por lo tanto, necesitan ser gestionados adecuadamente como residuos.