Un mes de angustia, incertidumbre e incansable búsqueda de Anna y Olivia, las niñas desaparecidas en Tenerife

Olivia y Anna Gimeno, las niñas desaparecidas en Tenerife

Tenerife Ahora / EFE

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Hace cuatro semanas, Tomás Gimeno no devolvió a sus hijas a la hora acordada con su expareja y le avisó por teléfono de que no las volvería a ver jamás ni a él tampoco.

Desde el minuto uno, la Guardia Civil calificó de alto riesgo la desaparición de las niñas en Tenerife, Anna y Olivia, de uno y seis años, y desde entonces no ha parado de buscar por tierra, mar y aire a las pequeñas.

En todo este tiempo se han mantenido abiertas varias hipótesis, desde el secuestro y fuga, de ahí que el juzgado que instruye la causa dictara una orden de búsqueda internacional, hasta un parricidio.

La investigación es una de las más complejas a las que se ha tenido que enfrentar en los últimos años la unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil, que intervino en la resolución de los casos de Diana Quer, Asunta Basterra o Gabriel Cruz. No tanto por el tiempo transcurrido, apenas un mes, que ha sido interminable para la madre de las niñas, que pese a la angustia y la incertidumbre no pierde la esperanza de volver a abrazarlas, sino por la complicación que implica buscar pistas en la inmensidad del océano, que es donde se le perdió el rastro al padre.

Han sido múltiples las diligencias practicadas, empezando por el rastreo del móvil de Tomás, a través de un duplicado de su tarjeta, hasta el análisis de diferentes cámaras que pudieron registrar sus últimos movimientos antes de desaparecer.

También se han analizado sus movimientos bancarios, por si pudo hacer una retirada importante de efectivo, y se ha registrado hasta en cinco ocasiones su vivienda en Igueste de Candelaria con la ayuda de dos perros adiestrados para buscar restos biológicos, así como su coche y su lancha.

La investigación se centra en dos horas críticas, las que transcurrieron desde que Tomás se despidió de sus padres, acompañado de las niñas, sobre las 19.30 horas, hasta que las cámaras de la Marina de Tenerife lo grabaron entrando en esas instalaciones a las 21.30.

Allí, un vigilante lo vio solo, sin la compañía de las niñas, cargando maletas y bolsos en su embarcación, con la que salió a navegar dos veces.

Cuando regresaba a puerto tras su primera incursión en el mar, Tomás fue abordado por la Guardia Civil y propuesto para sanción, pues se estaba saltando el toque de queda que por entonces estaba fijado a las 23.00 horas.

Los agentes inspeccionaron la embarcación y no encontraron nada sospechoso en ese momento, pues la madre aún no había denunciado la desaparición de sus hijas.

Una vez en el puerto, Tomás cogió su coche y fue a una gasolinera cercana a comprar un cargador para el móvil porque se estaba quedando sin batería.

Luego, se hizo a la mar sobre las 00.30 horas del 28 de abril con rumbo desconocido, que los investigadores tratan de reconstruir a través de la señal del móvil.

¿Qué sucedió hasta que unas 17 horas más tarde fue localizada la lancha vacía y a la deriva? ¿Dónde estaban entonces las niñas? ¿Pudo embarcarlas en su lancha ocultas de alguna manera, o en otra embarcación?, en cuyo caso tendría que haber contado con la colaboración de terceras personas y sin apenas margen de tiempo.

Apenas han trascendido detalles de las pesquisas -el juzgado mantiene el secreto de sumario-, y lo que se sabe es que ni en la vivienda ni en la finca de Igueste de Candelaria, como tampoco en la lancha ni el coche de Tomás encontraron los perros de la Guardia Civil pruebas concluyentes.

Ahora las esperanzas en que la investigación no acabe encallando están depositadas en el sonar y el robot submarino que un buque del Instituto Español de Oceanografía incorporará en los próximos días para rastrear el fondo del mar frente a la costa sureste de Tenerife.

Una labor que se antoja de gran complejidad, dada la profundidad del mar en esa zona, de que se trata de suelo volcánico y, por ende, irregular, y por la amplitud del área a analizar, siguiendo el recorrido que Tomás realizó en su primera incursión al mar en aquella fatídica noche del 27 al 28 de abril.

Cronología del caso

Martes, 27 de abril. Tomás Gimeno tenía que haber devuelto a las pequeñas, pero, tras mantener varias conversaciones con la madre, le advirtió de que no las volvería ver ni a él tampoco.

Horas antes, un vigilante del puerto vio cómo sacó de su vehículo y cargó en la embarcación, que tiene un pequeño camarote, bolsos, maletas y bolsas de ropa. Tuvo que realizar tres viajes.

Antes de que se le perdiera el rastro definitivamente, el padre de las niñas regresó a tierra después de una incursión en el mar de una hora y media aproximadamente, y fue con su vehículo a una gasolinera cercana al puerto a comprar un cargador de móvil.

De vuelta al puerto, lo cargó en la garita del vigilante de la Marina y zarpó de nuevo, esta vez la definitiva.

El barco fue hallado horas más tarde sin ocupantes y a la deriva frente a la costa este de la isla, a varios kilómetros al sur, a más de una milla del Puertito de Güímar.

Miércoles, 28 de abril. Los medios de comunicación se hacen eco de la desaparición y la Guardia Civil comienza a desplegar un dispositivo de búsqueda tras interceptar el barco a la deriva por la salvamar Tenerife y Punta Salinas, trasladándolo al puerto de Santa Cruz de Tenerife para su investigación.

Jueves, 29 de abril. Se da a conocer que la madre de las niñas denunció a la Guardia Civil que su expareja la llamó para decirle que no iba a verlas más, ni a él tampoco. Asimismo, la mujer ya se había quejado en diciembre ante la Benemérita de que Tomás Gimeno la había amenazado verbalmente, pero no quiso presentar denuncia.

Ese día, el rastreo amplió su radio de acción desde la punta de Anaga, al noreste de la isla, hasta Güímar. Los medios aéreos y marítimos desplegados en este dispositivo peinaron la zona por la que sospechaban que pudo haber transitado la embarcación. En este dispositivo de búsqueda participaban servicios aéreos y marítimos de la Guardia Civil, así como efectivos de Salvamento Marítimo y un helicóptero del 1-1-2 del Gobierno de Canarias. En paralelo a estas labores, un equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil revisaba la embarcación en la dársena pesquera del puerto de Santa Cruz.

También trascendió a los medios que las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del Puerto Deportivo Marina Tenerife revelaban que Gimeno zarpó solo pasada la medianoche. Según pudieron captar las cámaras, el hombre llegó con su coche a las 21.30 horas, lo aparcó frente a su pantalán y de él descargó una serie de bolsos; sin embargo, el guardián que hacía el turno de noche, que lo vio de frente, en ningún momento localizó a las niñas, ni las cámaras revelaron si estaban con él.

Asimismo, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Güímar, en Tenerife, incoó las diligencias previas en relación con la desaparición por la presunta comisión de un delito de secuestro. La investigación fue declarada secreta, tal y como informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Este día, los medios movilizados en el dispositivo de búsqueda localizan un silla infantil de retención en vehículos flotando en el mar.

Viernes, 30 de abril. A primera hora de la mañana se da a conocer que la sillita que se encontró flotando en el mar era propiedad de la familia. Asimismo, la Guardia Civil mantiene activo un amplio dispositivo de búsqueda y anuncia que se sumará el cuerpo especializado en los casos más complicados, que ya intervino en otros de amplia repercusión mediática como el de Diana Quer, Gabriel Cruz o Asunta Basterra: Agentes de la Unidad Central Operativa (UCO).

También ese viernes se publica que los investigadores encuentran restos de sangre en el barco. La Guardia Civil extiende entoncces la búsqueda de las menores desaparecidas junto a su padre a la zona sureste de la isla. En el dispositivo intervienen desde primera hora de la mañana medios aéreos y marítimos, junto a agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil y de la Policía Local de Güímar.

Sábado, 1 de mayo. La UCO se incorpora en la búsqueda de los desaparecidos mientras que el juzgado de primera instancia e instrucción número 3 de Güímar dicta una orden de búsqueda internacional del padre y sus dos hijas, de 1 y 6 años.

Domingo, 2 de mayo. En pleno día de las madres, Beatriz Zimmermann, envía un mensaje de esperanza a través de Cope: “Mi mensaje es que manden mucha luz y amor a las niñas, que estoy segura que están bien. Que todo el mundo piense que las niñas son una bonita luz que están protegidas y que en cuanto menos lo esperemos estarán jugando y corriendo felices”. Este día, el operativo de búsqueda se extiende hacia el oeste.

Lunes, 3 de mayo. La Guardia Civil certifica que el padre llevó a cabo una transferencia de unos 55.000, aproximadamente, desde una de sus cuentas corrientes bancarias a otra justo el día antes de llevarse a sus dos hijas consigo. Asimismo, se investiga que Gimeno pudo haber desactivado el GPS de su embarcación con el objetivo de no dejar pistas sobre el itinerario que realizó desde que salió por última vez del puerto deportivo.

Martes, 4 de mayo. Ithaisa Suárez, madre de Yéremi Vargas, manda un mensaje de apoyo a la madre de las niñas: “No pierdas la esperanza”, compartió en los medios de comunicación. Horas después se descubre que la sangre hallada en el barco el viernes, 30, pertenece al padre.

El delegado del Gobierno de Canarias, Anselmo Pestana, ofrece una rueda de prensa para aclarar algunas informaciones difundidas los días previos y confirma que la búsqueda de las niñas se desplaza al sur, siguiendo las corrientes: “Todas las unidades están comprometidas con este caso”, puntualizó. Asimismo, la madre de las pequeñas difunde a través de las redes sociales un vídeo conmovedor en el que las niñas se dan besos y cariño, pide con él la mayor difusión a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería.

Miércoles, 5 de mayo. Los investigadores del caso de las niñas Anna y Olivia continúan con el rastreo de los movimientos bancarios realizados por Gimeno antes de desvanecerse y, hasta ahora, los que se han detectado son compatibles con su s actividades empresariales.

Jueves, 6 de mayo. Interpol incluye a las niñas Anna y Olivia en su lista de personas desaparecidas mientras en Tenerife continúa el amplio dispositivo de búsqueda.

Viernes, 7 de mayo. La madre de las niñas, Beatriz Zimmermann pide al padre a través de una carta que “desista y no las haga sufrir, porque ellas no tienen culpa de nada y estarán deseando” verla “desesperadamente”.

Sábado, 8 de mayo. Se descubre que Tomás Gimeno no habría soportado la idea de ver a sus hijas con el nuevo novio de su expareja, un empresario belga de 60 años, según ha publicado El Mundo este sábado. “No quiero que ese viejo cuide de mis hijas”, habría dicho Gimeno.

La Guardia Civil investiga todas las pistas e información aportada por la ciudadanía y también el movimiento de varios barcos en los días posteriores a la desaparición. Pero por ahora no se ha dado con ninguno de los tres.

13 de mayo. La Guardia Civil incorpora a su investigación el informe realizado por la agencia de detectives que contrató el padre de las niñas a finales de julio de 2020 para espiar a Beatriz Z., madre de las niñas.

15 de mayo. Más de 300.000 cajeros automáticos repartidos por todo el mundo muestran una foto de las pequeñas.

17 de mayo. La Guardia Civil prevé incorporar un sonar y un robot marino del Instituto Español de Oceanografía (IEO) para que se sumen al dispositivo de búsqueda de las niñas Anna y Olivia, desaparecidas junto a su padre, Tomás Gimeno, el pasado 27 de abril en la isla de Tenerife.

18 de mayo. Nuevo registro en casa del padre de las niñas, el quinto ya, esta vez con perros para detectar material biológico de las pequeñas. El registro termina sin pruebas concluyentes.

19 de mayo. La Guardia Civil saca del agua la embarcación de Tomás Gimeno que apareció a la deriva frente al Puertito de Güímar para analizarla con perros. El registro termina sin pruebas concluyentes.

20 de mayo. Salta una posible pista sobre el paradero de Tomás, tras la aparición de una embarcación a la deriva cerca de una isla de Puerto Rico. Rápidamente, la familia de las niñas descarta que el velero localizado en aguas caribeñas tenga conexión con su desaparición.

Este mismo día, Beatriz, la madre de las niñas Anna y Olivia, publica una desgarradora carta en la que pide a Tomás que regrese con ellas porque ambas “nos quieren y nos necesitan a los dos” y le pide que no alargue “esta tortura”.

25 de mayo. El delegado del Gobierno de Canarias, Anselmo Pestana, anuncia que el buque con sonar “llegará esta semana” y que está convencido de que “se empezará a utilizar” en cuanto esté en la isla.

Asimismo, la madre de las niñas publica una nueva misiva en el Día Internacional de los Niños Desaparecidos: “Hace cuatro semanas se detuvo el tiempo para mí”, apunta.

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