La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife acogerá la próxima semana un juicio a puerta cerrada en el que la Fiscalía acusa a un hombre de tres presuntos delitos continuados de abuso sexuales a dos menores de 16 años y otra de 13, de los que fueron víctimas sus dos nietas y la hija de la pareja de su hija.
Igualmente, solicita que pague una indemnización de 30.000 euros a cada una, mantenerse alejado de ellas y de sus hermanos un mínimo de 500 metros durante diez años y permanecer otros ocho de libertad vigilada en caso de que entrara en prisión.
Según el relato de la Fiscalía, este hombre se quedaba a cargo de una de sus nietas mientras que su hijo que estaba separado residía en el domicilio de sus padres en Candelaria, especialmente los fines de semana alternos y otros días, momentos que aprovechaba para acudir al dormitorio de la niña por la mañana cuando estaban solos en la casa.
Entonces procedía a desnudarla e intentaba consumar el acto sexual, no constando que lo lograra porque la nieta decía que le dolía pero una vez satisfechos sus deseos pedía a la menor que se lavara para que no quedara prueba alguna, “de lo aberrante de su comportamiento”.
Hechos parecidos se repitieron en el coche del procesado cuando estaba aparcado en un garaje de la finca familiar, en una caseta donde se guardaban los aperos de pesca de un barco propiedad suya y también cuando la menor se duchaba en el domicilio.
Para evitar que la joven contara lo que ocurría, el hombre le daba dinero o regalos y advertía de que le podía meter en un “problema muy grande”.
Estos acosos no pararon hasta que otra nieta cuyo padre también se separó de su mujer, comenzó a residir de forma temporal en su domicilio, momento en el que se repitieron de nuevo en otra menor a la que también le ofrecía regalos y dinero para que no dijera nada.
Durante un tiempo las niñas callaron con el fin de no ocasionar problemas en la familia, pero ante la llegada de una nueva nieta fruto de la relación de uno de sus hijos con otra mujer, las víctimas decidieron contárselo a la vez ante sus padres, aunque finalmente lo hicieron por separado.
Los dos hijos presentaron una denuncia ante la Guardia Civil y entonces la hija de la pareja sentimental de su hija también confesó que había sido víctima de tocamientos por parte del procesado cuando acudía a su casa y la perseguía hasta el punto de que tenía que cerrar el baño.
La Fiscalía indica que el procesado estaba guiado en los tres casos por idéntico ánimo de satisfacer sus lascivos deseos y con consciente desprecio de la libertad e indemnidad de las tres menores.