La Fiscalía Provincial de Las Palmas ha remitido al Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria unas diligencias abiertas contra el director ejecutivo de Canarias Cultura en Red, José Luis Cudós, tras considerar que los hechos denunciados por dos antiguas trabajadoras de la entidad pueden ser constitutivos de los delitos de discriminación en el ámbito laboral, incitación a la misma, coacciones y trato degradante.
La denuncia parte de Elena Miranda y María Dolores Marrero, dos exempleadas de la entidad dependiente del Gobierno de Canarias, que acudieron al Ministerio Público al considerar vulnerados sus derechos a la igualdad. Ambas denunciaron a Cudós ante el fiscal por presunto odio y discriminación manifiesta hacia las mujeres y solicitaron que investigara el desequilibrio que obra en la empresa pública.
Marrero mantiene en el Juzgado de Instrucción número 7 un litigio contra la entidad pública por trato degradante y tráfico de influencias. Delitos por los que apunta a la máxima responsable del organismo en el momento en que interpuso la denuncia, es decir, la exconsejera de Cultura del Gobierno de Canarias Inés Rojas, que sin embargo accedió al cargo un año después de que la afectada fuera despedida. El motivo, explica, se centra en que se puso en contacto con Rojas para que la recibiera tras ocupar la Consejería, pero no lo hizo y permitió que Cudós siguiera en el cargo. Además, ha solicitado que se impute también al director ejecutivo.
El juez de Instrucción decidió archivar el caso en octubre de 2014, sin embargo, la Sección Sexta de la Audiencia Provincial entendió que había argumentos jurídicos suficientes para estimar el recurso interpuesto por Marrero. En un auto fechado el 18 de mayo de 2015, los magistrados consideraron que los hechos acaecidos supuestamente cinco años antes no habían prescrito y “superan con mucho un simple conflicto laboral, pues están aderezados por presiones, movilidad en el trabajo injustificada, etc”.
Por lo tanto, ordenó al Juzgado continuar con las diligencias hasta que se esclareciera “si estamos o no ante un conflicto laboral, o ante un delito de acoso laboral”. Una instrucción que da un nuevo giro con la denuncia interpuesta ante la Fiscalía por Miranda, quien al igual que Marrero asegura que existen otras mujeres en la empresa que han pasado por situaciones semejantes y que han sufrido amenazas por parte de Cudós, pero que prefieren callar para no perder su empleo. Algo que el director niega a este medio, así como rechaza haber empleado un tratamiento discriminatorio con la plantilla.
La mesa, en la puerta trasera donde se fumaba
Entre las situaciones que Marrero trasladó al fiscal se encuentra la falta de equidad entre los salarios de hombres y mujeres en Canarias Cultura en Red, donde había llegado a ocupar el asiento de coordinadora del departamento audiovisual antes de que Cudós accediera al cargo. “Me castigaba porque yo no compartía algunas de sus decisiones, ni sus formas. Eso significa que si no estás con él, estás contra el”, señala en la denuncia a la que ha tenido acceso Canarias Ahora.
Tras una serie de desavenencias, afirma que en 2005 el director ejecutivo entró en su despacho y le dijo que “no tengo nada contra ti, solo cumplo órdenes de la viceconsejera”, para a continuación añadir “mira por la ventana, que está esperando a ver cómo sales. Déjame tus llaves, el teléfono móvil y vete”. Tras recurrir su despido, Marrero señala que la peor parte vino después de que el Tribunal Superior de Justicia dictara su reincorporación en 2007, cuando “aceptó pagarme el sueldo, pero me dijo que me quedara en casa”. Una etapa que terminó con una baja médica por depresión y por la que requirió ayuda psicológica.
A partir de entonces, asegura que la trasladaron a una mesa colocada en la puerta trasera de cristal, donde “el sol es insoportable y los compañeros salen a fumar continuamente”. Entre los intentos “constantes” para desmoralizarla, cita que no se le dieron las llaves de acceso a la oficina, se le asignaron proyectos a realizar por cargos inferiores a su puesto y “me desprestigiaron y humillaron ante mis compañeros”.
Marrero volvió a ser despedida en 2010 cuando se encontraba de baja. “Reconozco que me hundí, pero me atemorizaba tener que volver a un espacio que me suponía tener que enfrentarme al desprecio de algunos, al aislamiento y terminar loca, como se dedicaba a decir el señor Cudós para desprestigiarme”, apostilla.
Hombres en puestos de relevancia sin la titulación necesaria
Marrero denuncia que la entidad pública favoreció con complementos salariales a trabajadores, como el delegado de personal de la empresa, quien no se llegó a oponer en ningún momento a las directrices del director ejecutivo. Algo que corrobora Miranda, quien añade que el delegado no cuenta con la titulación necesaria.
“Ninguna mujer de la empresa tiene una categoría superior a su titulación, no sucediendo lo mismo con algunos hombres”, recalca.
Asegura ser testigo del maltrato a Marrero, y recuerda cómo “nos presionaron para que no la votásemos” cuando se presentó a ocupar el puesto y de delegada de personal y “cómo la desprestigiaban como persona y como trabajadora, delante de todos”.
Miranda, que trabajó durante 10 años en Canarias Cultura en Red -en el periodo comprendido entre 2002 y 2012 - afirma en su escrito enviado a la Fiscalía que las desavenencias con Cudós comenzaron cuando le exigió llevar a cabo un control de los horarios de la directora del Festival de Música de Canarias, a lo que ella se negó.
“La reacción que tuvo fue violenta. Empezó a chillarme, a decirme malas palabras, a amenazarme con abrirme un expediente e incluso con el despido, a dar golpes en la mesa y a echarme de su despacho con tal portazo que los compañeros no salían de su asombro”, relata.
A raíz de esto, apunta que empeoraron sus condiciones laborales hasta el punto de que se la trasladó “a otra planta, junto a la puerta de salida, con el ruido de la calle, el sol directo encima, ya que las paredes del edificio Woermann son de cristal”.
Concluye que el director mantiene un trato “poco profesional con las empleadas en general y con las que no aceptan sus condiciones, en particular”. En ese sentido, considera que “en general critica y cuestiona el trabajo de las mujeres de la empresa, a las que divide en aliadas si aceptan sus condiciones, o enemigas. A estas últimas intenta por todos los medios echarlas, ya que se siente amenazado, por ellas, de perder su puesto”.
Además, indica que desde que Cudós se incorporó al cargo en el año 2005, el número de mujeres con las que se acuerdan los despidos es alto.
Preguntado al respecto, Cudós afirma desconocer las diligencias llevadas a cabo por el Juzgado de Instrucción y por la Fiscalía, rechaza de pleno las acusaciones vertidas hacia su persona y asegura no haber ejercido un trato discriminatorio hacia las mujeres de la empresa, ni haber acosado laboralmente a las denunciantes. Algo que afirma que quedó patente en el primer juicio. También rechaza el pago de complementos salariales que benefician a hombres que no cuentan con la titulación necesaria para ejercer un determinado cargo.
“Las veces que me han interpuesto una denuncia de este tipo lo han perdido, porque no es verdad”, sostiene.
Esta no es la primera vez que Marrero se enfrenta a la empresa, que la denunció ante el Juzgado de lo Social por acumular una deuda que ella rechaza y por la que un juzgado decretó el embargo de su casa.