Canarias, condenada a un nuevo cierre turístico tras el empeoramiento de los datos epidemiológicos

Hamacas apiladas en el sur de Gran Canaria por la ausencia de turistas y visitantes

Adrián Suárez

Las palmas de Gran Canaria —
3 de septiembre de 2020 15:38 h

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El repunte de casos de COVID-19 en las Islas Canarias, y su consecuente declaración como destino no seguro por parte de las autoridades de los países emisores, aboca al cierre al turismo, su principal industria. Así lo ha dejado claro José María Mañaricúa, presidente de la patronal hotelera de Las Palmas (FEHT), en declaraciones a este periódico.

Alemania, el segundo país emisor de turistas a las Islas, extendió este miércoles a Canarias la recomendación de no viajar, hasta ahora vigente para todo el territorio nacional salvo las islas atlánticas, después de que el archipiélago sobrepasara la barrera de los 50 nuevos casos semanales por cada 100.000 habitantes. La pasada semana se registraron en Canarias 1.820 nuevos contagios de coronavirus, unos 84 por cada 100.000 isleños, y los contagios no muestran señas de ralentizarse.

Todos los viajeros alemanes que se desplacen a las Islas tendrán que someterse a una prueba PCR y aislarse hasta obtener un resultado negativo cuando regresen a su país de origen. La consejera de Turismo, Yaiza Castilla (ASG), dice que las medidas impuestas por el país germano no son tan dañinas para la economía canaria como las tomadas por Inglaterra hace unas semanas porque no requieren una cuarentena de dos semanas. Sin embargo, Alemania ya ha avisado de que eso probablemente cambie en octubre, justo cuando los hoteles canarios empiezan a calentar motores para la temporada de invierno.

Mañaricúa señala que el principal efecto de estas medidas será la cancelación de la mayoría de paquetes turísticos, como ya habían avisado los principales turoperadores en reuniones con Turismo. Estos paquetes representan entre el 60% y el 70% de la ocupación de muchos establecimientos en las islas, que se verán abocados al cierre. Esto se hará notar especialmente ahora que se acaba el verano y los turistas locales, que habían mantenido abiertos algunos complejos, se reincorporan a sus puestos de trabajo.

Por su parte, el presidente de Ashotel, Jorge Marichal, dice que la inclusión de Canarias como zona de riesgo por parte de Alemania es un “jarro de agua fría” para la industria turística canaria y, al igual que su homólogo por la provincia de Las Palmas, pide reforzar la medidas de control para controlar la curva de contagios.

“Si no conseguimos bajar los contagios por debajo de los 50 por cada 100.000 habitantes, las restricciones por parte de los países europeos irán cayendo en cascada y no habrá temporada de invierno”, augura Mañaricúa.

La consejera Castilla confía en que Canarias pueda reconducir esta situación en las próximas cuatro semanas, para lo que considera imprescindible endurecer las medidas restrictivas y los controles para frenar el índice de contagios, así como el compromiso férreo de toda la población, “que debe tomar conciencia de que casi uno de cada dos puestos de trabajo dependen directa o indirectamente del turismo, sin contar todo el empleo inducido que genera esta actividad en Canarias”.

Un ejemplo de cómo el control de la pandemia permite que continúen abiertos los canales turísticos es la excepción concedida por parte del Gobierno belga a la isla de Tenerife en su recién anunciada recomendación de no viajar a España. Aquellos que visiten Tenerife no necesitarán someterse a pruebas PCR y cuarentena a la vuelta a Bélgica.

Más allá de las restricciones a la movilidad, la incertidumbre causada por la pandemia ha reducido drásticamente la demanda del turismo internacional. En la comisión parlamentaria sobre el sector este lunes, las patronales advirtieron que “el turismo está en la UVI y sedado con los ERTE” pero que “no puede estar sedado eternamente”.

La crisis del sector ha reavivado el debate en las Islas sobre la dependencia económica del turismo. Mañaricúa se muestra de acuerdo con el refuerzo de otros sectores productivos en el archipiélago, pero pide inversión y un empujón a la educación para llevarlo a cabo, poniendo como ejemplo la reconversión industrial en los años 90 de su País Vasco natal. “Un cambio de modelo no ocurre porque tres políticos lo digan. Eso solo funciona con verdadero esfuerzo e inversión”, concluye.

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