Isabela: tiburones, lobos marinos y tortugas en la más salvaje del Archipiélago de las Galápagos
Con más de 4.500 kilómetros cuadrados, Isabela es la isla más extensa de las Galápagos. También atesora para sí el techo del Archipiélago (1.707 metros sobre el nivel del mar). Pero, sin embargo, apenas 3.000 almas viven en las faldas de la Sierra Negra, enorme volcán que domina gran parte del extremo sur del territorio insular. Llegar a Puerto Villamil te da una idea aproximada de lo que la isla oferta. Los barcos tardan algo más de tres horas en cubrir la distancia entre Puerto Ayora y la coqueta capital de Isabela. Arrecifes de piedra volcánica y playas de arena blanquísima dan la bienvenida en un puerto dónde la presencia humana se limita al embarcadero que sobresale de entre los manglares. Nada de casas grandes u hoteles. Lobos marinos, enormes tortugas, aves y pingüinos pululan tranquilos por las aguas de esta bahía protegida por las Islas Tintotoreras. Paraíso puro. Un paseo de poco más de 600 metros (si vas con mochila no caigas en la tentación del taxi) te deja ante las primeras casas de Puerto Villamil; calles de tierra y casas chatas esconden una playa kilométrica donde sestean las iguanas y se dejan ver otros ilustres de la despreocupada fauna insular.
La pequeña capital de la isla es, también, la única población estable más allá de los ranchos desperdigados que se localizan en los alrededores del Cráter de Sierra Negra. Es, por lo tanto, el centro de operaciones de los viajeros y viajeras que, desde aquí, exploran apenas el 3% de un territorio protegido con celo por las autoridades locales. Aún así, para Viajar Ahora, la isla es el tesoro más preciado del Archipiélago.
Excursiones y visitas gratuitas desde Isabela
Cala de Concha de Perla: Pequeño charcón situado a la vera del Embarcadero de Puerto Villamil. Una pasarela de madera atraviesa una tupida masa de manglares y en la que, de manera habitual, sestean lobos marinos e iguanas. Al final del paseo nos encontramos con una de las muchas joyas de la isla. Protegido por arrecifes a flor de agua, este trozo de mar tranquilo es ideal para hacer snorkeling. Peces de todos los colores, iguanas, lobos marinos y, en ocasiones, tortugas marinas, se dejan caer habitualmente por este lugar ideal para dejar pasar un par de horas después de las excursiones.
Sendero hasta el Muro de Las Lágrimas: La Calle Antonio Gil (paralela a la playa) abandona Puerto Villamil por Iguana Crossing (punto que utilizan las iguanas para ir desde los humedales a la costa). Aquí se inicia una pista de 5,8 kilómetros que conduce al ‘Muro de las Lágrimas’, testigo del pasado de la isla, que fue colonia prisión entre los años 1945 y 1959. Viajar Ahora recomienda alquilar bicicletas en cualquiera de las casas de turismo de la ciudad para hacer esta excursión: hay que ir con mucho cuidado ya que hay cuestas importantes que, en el regreso, pueden ser peligrosas si se toman con mucha velocidad (ha habido varios accidentes en los últimos años). Si nos tomamos el paseo con tranquilidad podemos gastar toda una tarde (ideal para después de alguna de las excursiones de pago). Las recompensas son muchas.
Lo primero es el propio sendero, que atraviesa varias zonas de humedal (Pozas Verdes), tramos abiertos del Túnel del Estero, un tubo volcánico que llega hasta el mar en las inmediaciones de la Playa del Amor y el tupido bosque costero de la isla. Hay que ir con cuidado ya que abundan las tortugas que, constantemente, cruzan la pista. Antes de llegar al Muro de las Lágrimas conviene pararse en el Mirador (km 4,9 desde Iguana Crossing) y subir hasta la cima. Las vistas sobre el bosque costero y las rampas que suben hacia Sierra Negra son impresionantes. 600 metros restan para llegar al impresionante muro de 100 metros de largo y unos 10 de alto construido por los presos. Desde aquí parte un sendero que permite internarse en el bosque. Es una zona de alta concentración de tortugas en libertad. El paseo merece la pena.
Centro de Cría de Tortugas.- Mucho mejor que la Estación Científica Charles Darwin de Puerto Ayora . El camino parte de las inmediaciones de Iguana Crossing y atraviesa varias lagunas dónde se pueden ver importantes colonias de flamencos, otras aves acuáticas y los omnipresentes pinzones que se dejan fotografiar desde distancias cortísimas (a nosotros se nos posó uno en el teleobjetivo). Por las pasarelas de madera, que son las protagonistas de la primera parte del camino de apenas 2,1 kilómetros. Tramos de bosque alternan con campos de lavas y cenizas volcánicas hasta llegar a las instalaciones del centro de cría, donde se puede ver el ciclo completo de crianza de las tortugas de la isla: desde que los tortuguinos apenas tienen unos meses de vida, hasta que ya están listos para ser puestos en libertad. También hay un pequeño centro de interpretación en el que se explica el proceso de cría y las principales amenazas a las que se enfrentan las tortugas cuando crían en libertad. Según nos contaron los biólogos del lugar, en los últimos años se han podido soltar más de 300 tortugas. La especie ya no está en peligro de extinción.
Excursiones que hay que contratar en Puerto Villamil
Sierra Negra y Volcán Chico.- Sencillamente espectacular. Es una de las tres excursiones clásicas de la isla y, para Viajar Ahora, de lo mejorcito de Galápagos. La salida es temprano (a nosotros nos vinieron a buscar a las 7.30) lo que permite tener la tarde libre para ver otras cosas. Desde Puerto Villamil, se asciende en taxi hacia el interior de la isla. Al igual que sucede en Santa Cruz, la vegetación cambia de manera sustancial en cuanto se gana altitud. A humedad se incrementa y el bosque se convierte en un tapiz verde tupido que apenas deja ver el cielo. El coche nos deja a la entrada del Parque Nacional y se inicia un sendero de 5,8 kilómetros (sólo ida) que nos descubre las maravillas geológicas de la isla. La primera parada es el borde del cráter de Sierra Negra, un enorme boquete de 11 kilómetros de diámetro que es el segundo del mundo en tamaño. El fondo cubierto de campos de lava negra (del que aún se escapan fumarolas) nos indica que el volcán aún está vivo. La última erupción se produjo en octubre de 2005. El camino avanza junto al borde del cráter durante un buen rato.
La segunda parte de la excursión desciende hacia Volcán Chico, un campo de cráteres y conos recientes que se extienden por la ladera norte de Sierra Negra. Este tramo del camino es una impresionante clase de vulcanología a cielo abierto. Desde aquí puede verse la zona norte de Isabela, que está cerrada al turismo por motivos de conservación. Estamos ante lo que se denomina ‘volcán parásito’ del cráter matriz. Un campo eruptivo tributario de Sierra Negra que tuvo sus últimas erupciones durante las décadas de los 60 y 70. Su situación fuera de la influencia de la ‘garúa’ (acumulación de nubes bajas) impide la formación de capa vegetal lo que ha mantenido prácticamente intacto el suelo volcánico. El precio de esta excursión era de 45 dólares en noviembre de 2015.
Los Túneles.- Para muchos la excursión estrella de todo el Archipiélago junto a la inmersión del León Dormido, en San Cristóbal. Venir a Galápagos y no hacer el tour de los túneles es un error imperdonable. Este paseo por la costa sur de Isabela alterna la posibilidad de conocer uno de los paisajes costeros más impresionantes del mundo, con la práctica del esnorkeling en una zona de impresionante riqueza faunística. Los Túneles es una zona de costa dominada por los arcos naturales y los charcones que se formaron tras el colapso de buena parte del techo de los numerosos tubos volcánicos que bajan desde Sierra Negra. El resultado es un impresionante acuario a cielo abierto en el que pueden verse miles de peces tropicales, tortugas marinas, pingüinos, lobos marinos y, al mismo tiempo, aves como el precioso Piquero de Patas Azules al que tuvimos la suerte de ver en su época de cría. El paisaje es tan bonito que parece que no es de verdad.
En la segunda parte de la excursión se hacen varias inmersiones en puntos clave de la costa. El plato fuerte de la jornada es visitar las cuevas dónde duermen los tiburones de aleta blanca, o tintoreras. Es algo impresionante. Y por el camino veremos colonias de pingüinos, nadaremos junto a enormes tortugas marinas y, si tenemos suerte (nosotros la tuvimos), acompañar el ‘vuelo elegante’ de las mantarrayas. La ruta costera termina junto a los manglares, dónde se pueden ver los caballitos de mar en su ambiente natural. Impresionante. Otro punto a favor de esta excursión es que se vuelve a Puerto Villamil a la hora de comer (eso sí, se sale muy temprano), lo que permite dedicar la tarde a otra excursión. En noviembre de 2015, este tour costaba 90 dólares.
Las Islas Tintoreras.- Las ‘Tintoreras’ es un pequeño grupo de islotes y arrecifes que resguardan la bahía de Puerto Villamil. Se encuentran a apenas unos centenares de metros de la isla principal y su situación las convierte en una inmejorable oportunidad para programar una tarde. Merece la pena. Las Tintoreras son una zona de cría prioritaria para las iguanas marinas que, aquí, se cuentan por miles. Las hay de todos los tamaños. Hay un sendero que atraviesa los arenales dónde estos reptiles depositan sus huevos. También hay una pequeña colonia de pingüinos (nosotros pudimos ver como uno de ellos pescaba a toda velocidad provocando el pánico entre los peces que saltaban fuera del agua) y una grieta de aguas someras y tranquilas dónde duermen las tintoreras. Otro punto de interés de la excursión (que en noviembre de 2015 costaba 35 dólares) es ver las formaciones de lava del tipo AA.