En el mundo hay algunos lugares que se distinguen por albergar verdaderos espectáculos de la naturaleza. Destinos de viajes salvajes hay muchos: pero en algunos pocos lugares se producen, de verdad, fenómenos naturales de gran calado que merecen verse, al menos, una vez en la vida. Están los parques nacionales africanos con los ‘Big Five’ (león, búfalo, elefante, leopardo y rinoceronte); están los paisajes absolutos del Himalaya (con nuestro adorado Reino de Mustang –o el viaje perfecto-); están las Islas Galápagos (donde flipamos rodeados de bichos nada tímidos); están los hielos de Groenlandia y la Antártida (¿se puede viajar a Groenlandia?). Otro de estos lugares es la Patagonia. Esta magna región del universo sudamericano (llamarla región cuando cabe media Europa nos parece una falta de respeto) es un mosaico de ambientes alucinante que aúna la estepa y la alta montaña; los bosques más tupidos y los ‘desiertos’ fríos; playas y torrentes. Un poco de todo. Nuestros lugares preferidos de este rincón del planeta se encuentran a los dos lados de la Cordillera de Los Andes. Podríamos hablar de clásicos como El Calafate, El Chaltén, Tierra de Fuego, los Siete Lagos, los fiordos y canales chilenos, Torres del Paine…
Pero entre todos ellos nos quedamos con un lugar que si bien es conocido entre los amantes de la naturaleza, no es un clásico de los típicos tours por la Argentina. Hablamos de la Península de Valdés. ¿Y por qué es tan especial? Por su mar que es el escenario de dos de los espectáculos más sobrecogedores del mundo: la llegada de las ballenas (entre los meses de mayo y diciembre) y la varada de las orcas (con picos entre los meses de febrero y abril). Al combo se le suma una de las mayores pingüineras del mundo en Punta Tombo (con el pico de población en los meses de febrero-marzo) y el que, a nuestro juicio, es el mejor museo de fósiles de dinosaurios en Trelew.
Base en Puerto Madryn.- Lo que era un pequeño pueblo de embarque de ganado y minerales hoy es uno de los centros turísticos más notables del país. ¿La ciudad es linda? No, la verdad. Pero sí que es un lugar interesante de ver por todo lo que significa. Si vas a visitar esta zona de la Provincia de Chubut, es la mejor opción para establecer el campamento base. Y también para ver algunos lugares interesantes: el más obvio es el imponente frente marítimo que nos deja el Gofo Nuevo. La Rambla de Puerto Madryn y la Avenida Almirante Brown cruzan toda la costa de la ciudad desde el Muelle Comandante Luis Piedra Buena (aquí vimos el primer lobo marino de nuestra vida) hasta Punta Cuevas, lugar histórico de desembarco de los primeros colonos galeses que se asentaron en el lugar (hay un pequeño centro museístico que rememora la efeméride). Más allá queda el Ecocentro Pampa Azul (Julio Verne, 3784), un interesante museo de ciencias naturales dedicado a las enormes riquezas ecológicas de la comarca, y el Monumento al Tehuelche (Almirante Brown, sn), uno de los símbolos de la ciudad.
Ya tierra adentro no dejes la oportunidad de visitar el Museo Provincial de Ciencias Naturales y Oceanográfico (José Menéndez, 200). La exposición alterna algunas colecciones de fósiles y de ciencias naturales con algunos restos arqueológicos de las culturas tehuelches locales. Y no es que estas colecciones sean gran cosa. Pero el edificio, un viejo chalet de madera de tiempos de la fundación de la ciudad, es una maravilla que merece disfrutarse por fuera y por dentro. ¿Y qué más? Poco, la verdad. El Museo Histórico (Nefyn, 85) ocupa la antigua estación de tren y también hay algunos restos de aquel pueblo de ganaderos galeses en los alrededores de la Plaza San Martín. Puerto Madryn en tiempo de ballenas.- Las ballenas francas australes empiezan a llegar a las inmediaciones de la Península de Valdés en mayo y se van en diciembre; pero el pico de avistajes se produce entre los meses de septiembre y noviembre. Las ballenas llegan aquí para reproducirse desde las aguas antárticas y las aguas mansas del Golfo Nuevo son ideales para este menester. Sin meternos en el Parque Nacional hay un lugar impresionante donde puedes ver a estos enormes seres a pocos metros: se trata de la Playa del Doradillo. Es un espectáculo sobrecogedor.
Guía breve de la Península de Valdés.- La Península de Valdés es una enorme porción de tierra de más de 3.600 kilómetros cuadrados (apenas un poco más pequeña que toda Mallorca). Y también es un santuario de vida natural de primer orden: y por eso forma parte del listado del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Aquí puedes encontrar una gran cantidad de fauna terrestre: guanacos, zorros, ñandúes, armadillos y hasta algún puma despistado que llega desde ‘Tierra adentro’. Pero en lo que Valdés es ya algo superlativo es en su fauna marina. La primera vez que estuvimos aquí fue un mes de febrero. Estuvimos tres días en las inmediaciones de Punta Norte para tratar de ver uno de los grandes espectáculos de la naturaleza: la varada de las orcas. Pero no hubo suerte. Las orcas de Valdés tienen un patrón cultural singular: son capaces de varar intencionalmente en la orilla para cazar lobos marinos. Este peculiar sistema de ‘aprovisionamiento’ es único. Y por eso es cultura.
¿Qué ver en Península de Valdés? Dadas las distancias hay que ir al tiro. Nosotros te recomendamos hacer una parada en el Centro de Visitantes Istmo Carlos Ameghino (Ruta 2) antes de internarte en el parque. Los puntos de interés son Punta Norte (lobos marinos y si hay suerte orcas), las playas del Mirador de la Nuna (zorros, armadillos y pingüinos) y darse una vuelta por Puerto Pirámide (desde aquí parten las excursiones para el avistaje de ballenas en el Golfo Nuevo). Si te quedas por aquí un par de días no es mala isla acercarse hasta Punta Delgada donde hay un entorno costero y varias loberías (colonias de lobos marinos). Eso e ir parando en tu travesía por el interior de la península para disfrutar de la austeridad de la estepa patagónica (uno de los parajes más sencillos pero intensos del mundo). ¿Quedarse a dormir en Puerto Pirámides? Debe ser divino. Pero es carísimo.
Qué ver en Trelew.- La ciudad es un tanto anodina, la verdad, pero tiene en su haber ser la sede del Museo Paleontológico Egidio Feruglio (Av. Fontana, 140) que es, de lejos, el mejor de los museos de dinosaurios y megafauna extinta que hemos visitado nunca. Este centro de investigación cuenta con una colección de fósiles impresionantes y las instalaciones museísticas son de primer nivel. Sólo para ver este lugar merece la pena desplazarse hasta aquí: entre sus residentes se encuentra el Patagotitán Mayorum, el más grande de todos los dinosaurios descubiertos hasta el momento. Las otras cosas que hay que ver en Trelew son el pequeño Museo Regional Pueblo de Luis (Av. Fontana, sn), instalado en una antigua y muy coqueta estación de tren y con colecciones antropológicas, y dar un paseo por las inmediaciones de la Plaza de la Independencia, un espacio que articula el pequeño casco histórico de la localidad.
En el antiguo edificio del Correo Argentino (Mitre, 299) hay un pequeño museo de Bellas Artes y ahí cerca también está otra de las instituciones históricas de una ciudad que, prácticamente, nació antes de ayer (en 1886). El Hotel Touring Club (Fontana, 240) es uno de los más antiguos y señeros de toda la Patagonia. Según se cuenta en la historia local, por aquí estuvieron los míticos bandidos Butch Cassidy y Sundance Kid en 1901. El ilustre del que sí hay constancia escrita fue Antoine de Saint-Exupery que en la década de los 30 andaba montando el correo aéreo argentino. Ir hasta Gaiman.- A pocos kilómetros de Trelew siguiendo el cauce del Río Chubut se encuentra la pequeña ciudad de Gaiman, una vieja colonia galesa de mediados del XIX que se convirtió en una de las primeras poblaciones estables de toda La Patagonia. De aquellos años quedan algunas casas (la más antigua está en J. C.Evans, 234) y la pervivencia de costumbres galesas como tomar el té. La Casa de Té más famosa y bonita del lugar es Ty Gwyn (9 de Julio, 111). En la localidad hay otros lugares interesantes como el Museo Histórico Regional (Sarmiento, 28) y la vega del Río Chubut.
Bajar hasta Punta Tombo (Acceso por Ruta 3; Ruta 75 y Ruta 1).- Punta Tombo está a 123 kilómetros de Trelew (algo más de dos horas) y a 187 kilómetros de Puerto Madryn (unas tres horas por trayecto). ¿Merece la pena? Si tienes tiempo sí aunque eso suponga dejarse seis horas de coche entre la ida y la vuelta. Aquí vas a encontrar una de las pingüineras más grandes del mundo. En los momentos de cría del Pingüino Magallánico se pueden juntar más de un millón de ejemplares lo que da una buena muestra de su magnitud. Los pingüinos empiezan la temporada de cría en octubre y los primeros pollos nacen a mediados de noviembre. Así que hay ‘quilombo’ desde los inicios de la primavera, aunque el pico de actividad es en febrero y marzo cuando los pollos están más grandes. El lugar cuenta con un centro de interpretación y senderos. También merece una visita el Centro de Visitantes Luigi La Regina (Acceso a Punta Tombo, sn) instalado en una de las primeras estancias ganaderas de la zona.
Fotos bajo Licencia CC: Mig Gilbert