Una excursión por Artenara: Abismos, bosques impenetrables, antiguos caminos sagrados y cuevas mágicas
El pequeño pueblo de Artenara se asoma a la Caldera de Tejeda en una de las cañadas más espectaculares de la isla de Gran Canaria . La montaña se desploma en cortados verticales lo que obligó a los habitantes del lugar a levantar sus casas en estrechos andenes, en la pequeña explanada que se encuentra en el entorno de la iglesia o, incluso, en la propia montaña horadando a fuerza de pico y pala salas y habitaciones. Un lugar que escenifica, en su barrio troglodita de casas cueva, el nexo entre la isla anterior a la colonización europea y la actual ; un lugar que es, también, la puerta de entrada a una Gran Canaria dónde la naturaleza aún impone sus reglas a los hombres y mujeres que viven casi como hace cientos de años.
La mayor parte de los viajeros y viajeras que llegan hasta aquí, visitan el pueblo, se dejan encantar por el potente impacto visual de sus miradores y vuelve hacia esa Gran Canaria más domesticada de campiñas verdes, pueblos de casitas blancas y montañas surcadas de terrazas de cultivo. Pero los que optan por explorar las faldas del Parque Natural de Tamadaba descubren una isla mucho más salvaje y auténtica. Es la isla de los trogloditas Es la isla de los trogloditas . Una isla plagada de lugares increíbles; de paisajes brutales; de bosques frondosos; de pueblos construidos, literalmente, en las grietas de las piedras. Una isla que esconde sus tesoros tras estrechas carreteras de montaña y que merece al menos una jornada de paciente exploración.
Artenara.- El pueblo más alto de la isla se organiza en torno a la Iglesia de San Matías (entra para ver su fantástico artesonado de madera). Un par de calles bastan para dar cabida a los pocos vecinos y vecinas que viven en el lugar de manera permanente. ¿Qué hay que ver? Lo primero sus espectaculares miradores sobre la Caldera de Tejeda y los símbolos geológicos de la isla: Bentayga y Roque Nublo. Y lo segundo es dar un pequeño paseo hasta el barrio troglodita para ver la Ermita de Nuestra Señora de la Cuevita (Dirección: C/ La Cuevita, 50; Tel: (+34) 928 666 102; Horario: L-D 10.00 - 19.00), que como su propio nombre indica, fue excavada en la ladera de la montaña a golpe de pico; como su pila bautismal, el coro o el altar. Un poquito más abajo se encuentra el Museo de las Casas Cueva Santiago Aranda (Dirección: C/ Párroco Domínguez Báez, 13; Tel: (+34) 928 666 102; Horario: L-V 10.00 - 15.00 y 16.00 - 17.00) que muestra, en cuevas habilitadas como museo, el estilo de vida tradicional de la zona.
Barranco Hondo.- Una enorme cornisa de piedra esconde las casas cueva de Barranco Hondo. El lugar se ha hecho célebre en las últimas fechas tras el descubrimiento del Yacimiento Arqueológico de Risco Caído (Horario: L-V 10.00 - 15.00; Visita sólo por reserva Tel: (+34) 928 666 102; Mail:artenaraturismo@gmail.com), un curioso calendario solar excavado en la roca que sirvió a los antiguos pobladores de la isla para determinar el paso de las estaciones y que, también, es la punta de lanza de la isla para lograr su primer Patrimonio Mundial de la Unesco . Es más que probable que las gentes que adoraban al sol en Risco Caído vivieran en lo que hoy es Barranco Hondo. Aquí el espacio se ordena de manera vertical a través de andenes, verdeas y escaleras. A modo de panal, las entradas de las casas alternan con antiguos corrales, hornos y pequeños huertos. Y como sucede en otros espacios similares de la isla, también la iglesia se adaptó al medio y se convirtió en cueva.
Acusa Seca.- Uno de nuestros lugares preferidos de la isla. Lo primero que sorprende es el entorno. Una llanura elevada que contrasta de manera significativa con un contexto marcado por lo vertical. La Mesa de Acusa se eleva sobre el fondo de la Caldera de Tejeda a través de riscos verticales que terminan abruptamente en una superficie casi plana de varios kilómetros cuadrados. El suelo plano es tan valioso para la agricultura que la gente optó por excavar sus casas en las paredes desde tiempos inmemoriales . Y aún hoy hay algunas decenas de vecinos que siguen viviendo en cuevas artificiales que se han venido ocupando ininterrumpidamente desde hace más de 1.000 años. Y las casas de hoy conviven con otros espacios “de los antiguos”. Un sendero recorre todo el perímetro de la mesa desde Acusa Seca a Acusa Verde dejando ver casas de tiempos remotos, graneros como El Álamo, construido en vertical y conectado por una complicada red de escaleras y túneles, y espacios sagrados como la Cueva de Las Estrellas, un antiguo santuario, también excavado en la roca, en el que las paredes negras se adornaron con cientos de puntos blancos. Una auténtica pasada.
El Parque Natural de Tamadaba.- Finalizamos este recorrido en el Parque Natural de Tamadaba, otro de esos lugares mágicos de la isla. Este macizo se eleva hasta los 1.400 metros de altitud y cae, en su flanco oeste, directamente sobre el mar creando uno de los paisajes más bonitos de la isla. Aquí se concentra una de las masas de pinar mejor conservadas de Canarias y, también, pequeñas manchas de Monteverde que, en los últimos tiempos, han recibido un empujón importante en forma de repoblación. Visitar el lugar es increíble pero acampar es, sencillamente, una experiencia única. Las vistas sobre la costa norte de Gran canaria y la vecina isla de Tenerife – con el Teide como principal atributo - bien merecen la excursión aunque sólo recorrer la carretera que rodea este espacio natural es toda una experiencia. En el lugar hay mesas y fogones para hacer picnic y una buena red de senderos internos que permiten explorar los puntos más interesantes del lugar.