Un viaje de 20.000 años entre Siega Verde y Ciudad Rodrigo; una ruta por el sur de Salamanca

Llegar hacia Siega Verde es uno de los viajes fue uno de esos sueños cumplidos que estaban en nuestro debe desde hacía muchos años. Habíamos visitado Salamanca algunas veces pero nunca pasamos de ver la capital charra o alguna ciudad de importancia como Alba de Tormes siguiendo los pasos de Santa Teresa de Ávila. Porque la verdad es que esta zona de la Península Ibérica queda un poco a trasmano. Del norte de Extremadura (uno de nuestros lugares preferidos para viajar en toda España) queda separada por las alturas de la Peña de Francia, uno de los huecos en blanco que aún tenemos que cubrir de esta parte del país. Y para llegar desde el Sur hay que hacer un rodeo bastante grande. Y lo mismo desde la capital salmantina. Pero Siega Verde era uno de los objetivos que queríamos cumplir desde hace mucho tiempo y, por fin, lo conseguimos. Esta zona de la Península Ibérica es especial por varias razones: está enclavada entre dos parques naturales de gran importancia: La Peña de Francia al Sur y los increíbles Arribes del Duero al norte. Y desde el punto de vista histórico, aquí se acumulan varios hitos patrimoniales que culminan en la propia Siega Verde pero que también cuentan con lugares muy interesantes como el casco histórico de Ciudad Rodrigo y varios yacimientos arqueológicos muy interesantes.

Siega Verde; Patrimonio mundial paleolítico.- Siega Verde (DSA-470, km 26; Villar de la Yegua) es uno de esos lugares donde uno puede ver cara a cara los albores de nuestra humanidad. Es un lugar que está a la altura de la mismísima Altamira. Y no exageramos. En las orillas del Río Águeda se han localizado, hasta el momento, más de 500 grabados rupestres en 96 paneles. Aquí puedes ver representación de megafauna extinguida como bisontes, rinocerontes lanudos, uros o renos y otros animales como cabras montesas, ciervos y caballos. Junto a estos animales hay numerosos símbolos abstractos que casan a la perfección con las temáticas clásicas del Paleolítico Superior (en un periodo que va entre el 20.000 y el 9.000 antes del presente). Los grabados se distribuyen en un espacio de un kilómetro siendo uno de los lugares con mayor concentración de este tipo de manifestaciones de toda Europa. Y ojo; el lugar se descubrió en 1988. El lugar es increíble. Hay un centro de interpretación y un sendero en el que te puedes acercar a centímetros de este tesoro único que forma parte del listado del Patrimonio Mundial de la Unesco (las visitas son siempre guiadas).

¿Por qué es importante Siega Verde? Lo primero es la cantidad. Como te decíamos, aquí se concentran más de 500 grabados que representan, según la propia UNESCO una de las muestras más importantes del arte paleolítico a cielo abierto en toda la Península Ibérica. Y el otro punto a favor de Siega Verde es la variedad de la fauna representada, un aspecto que ayuda a comprender como era este lugar hace 20.000 años. Otro punto importante es la conexión con otros yacimientos cercanos, como el del Valle del Coa, en Portugal.

La villa romana de Saelices el Chico.- No es que sea un lugar especialmente espectacular, pero merece la pena pararse a verla (cuando estuvimos nosotros podían verse muros y parte de algunos mosaicos excavados). Junto a la villa, que está en un estado bastante regular de conservación, puedes ver un pequeño puente que aunque por acá dicen que es romano pues va a ser que no, porque es medieval. Ojalá que terminen de excavar este lugar porque sería genial poder compaginar la visita a Siega Verde con una incursión romana. Según pudimos ver, la villa es importante y seguro que dará para un buen museo de sitio.

Un paseo por Ciudad Rodrigo.- A pocos kilómetros de los grabados rupestres de Siega verde nos encontramos con una de las típicas plazas de frontera entre las tierras de España y Portugal. Ciudad Rodrigo responde a la típica configuración de ciudad amurallada de las que tanto abunda a ambos lados de la frontera. Pero aquí nos encontramos con un centro patrimonial de bastante importancia que va mucho más allá de sus magníficas fortificaciones, de las más grandes y mejor conservadas de toda la zona. El germen de esta plaza fuerte es el Castillo de Enrique II (Plaza del Castillo), una vieja fortaleza medieval que servía para guardar el paso sobre el Río Águeda (el Puente Romano aunque en realidad es del siglo XII) y la frontera con Portugal. Pero estamos hablando de una ciudad con mucha historia: el Berraco de piedra (Colada, 31) atestigua que aquí hubo un castro vetón (cultura prerromana de rigen céltico) antes de que los romanos construyeran Miróbriga, ciudad de la que apenas quedan algunos restos modestos como las tres columnas de piedra que forman parte del escudo de la ciudad. Pero la Ciudad Rodrigo que hoy conocemos nace de una doble circunstancia histórica: el traslado de la frontera con el Islam hacia el sur y la independencia de Portugal (finales del XII).

Muros adentro Ciudad Rodrigo es una auténtica villa monumental con muchísimo que ver. Lo primero es el propio Castillo de Enrique II, una fortaleza del siglo XIV construida sobre fortalezas anteriores que, seguramente, se remontan a la época de los vetones. A partir de este castillo se construyó, a partir del siglo XV, el impresionante sistema defensivo que rodea toda la ciudad que es uno de los mejores ejemplos de fortificación renacentista de España. Y dentro puedes ver buenos edificios como la Catedral (Cardenal Pacheco, 15); la Iglesia de Cerralbo (Cardenal Pacheco, 6); el Palacio de Montarco (Conde, 3); el Palacio de los Águila (Juan Arias, 4), la Iglesia de San Pedro y San Isidoro (Cristóbal Castillejo, 9) y varias casonas solariegas. Esta pequeña ciudad es una verdadera joya. Su conjunto arquitectónico está muy bien conservado y en el centro, por suerte, no se han colado muchos elementos distorsionadores. Un ejemplo es el entorno de la Plaza Mayor (dónde puedes ver la Casa de los Cueto y el espléndido Ayuntamiento) o lugares con mucho encanto como la Plaza del Conde donde puedes ver una de las curiosidades de la ciudad: el Palacio de los Moctezuma (Conde, 2), casa solariega de los descendientes del último emperador de los Aztecas.

Fotos bajo Licencia CC: Manuel Alende Maceira; Walimai.photo; Sérgio Santos; Ángel M. Felicísimo