Un paseo por Aberdeenshire: un rincón poco conocido junto las Tierras Altas de Escocia
Las Tierras Altas de Escocia (las célebres Highlands) se extienden más allá de Inverness creando un mito que trasciende sus indudables atractivos naturales, históricos y culturales. Escocia es, ya lo hemos dicho en muchas ocasiones, el mejor destino viajero de Europa para los que buscan algo más que lo corriente. Lo tiene todo. Ciudades como Edimburgo y Glasgow, los paisajes montañeros de esas Tierras Altas míticas, playas brutales (de aguas gélidas eso sí) y un halo de misterio y magia que no se encuentra en ningún otro lado del mundo (en cantidad y calidad). Muchos son los que suben por la A-9 en busca de Inverness después de los preceptivos tres o cuatro días en Edimburgo (con escapada a Glasgow) para hacer el tour clásico con hitos clásicos como Loch Ness o Skye, la isla a la que el pretendiente Eduardo tuvo que huir vestido de mujer tras el desastre de Culloden. Camino hacia el norte vamos rozando el paraíso natural de los Cairngorms y a lo mejor cae alguna parada en Loch Garten, un lugar donde podemos ver como los esfuerzos locales por devolver los bosques a la antigua Caledonia están dando sus primeros frutos espectaculares. Pero la mayor parte de lo que queda al este de la A-9 suele quedar fuera del carnet de ruta.
Descubrimos esta parte del país gracias a una enfermiza mitomanía cinéfila. Moríamos por visitar Pennan, el pueblecito de pescadores surrealista (como una especie de Macondo con rusos, motoristas locos, punkis y auroras boreales) que sirvió de escenario a una de nuestras películas de referencia: Local Hero (un tipo estupendo la nombraron por aquí). Esa película es un verdadero mito para mucha gente. Y llegar hasta Pennan y entrar en la cabina de teléfonos más famosa de Escocia. Y la recompensa fue deambular un par de días por Aberdeenshire. Y descubrir lugares preciosos que nada tienen que envidiar a esos mitos de las Highlands. Así que si piensas pasar un par de semanas por Escocia te recomendamos pasear por aquí y dedicarle, al menos, dos o tres días a este rincón del país. No te vas a arrepentir porque no sólo es bellísimo. También es un lugar lleno de historia, de castillos, de antiguos círculos de piedra con mil y una leyendas. Es Escocia en estado puro pero para que la disfrutes tú solo.
De ruta hasta Aberdeen.- Si vienes desde Edimburgo y tu objetivo es llegar hasta Inverness te recomendamos, como mínimo dos recorridos (para un mínimo de tres días). Las distancias no son muy grandes. Desde Edimburgo hasta Aberdeen hay menos de 200 kilómetros y la carretera es muy buena, por lo que puedes cubrir esta distancia en menos de tres horas. Así que la primera jornada puedes ir parando en algunos lugares de interés entre las dos ciudades. No es mala idea hacer la primera parada en Dundee para dar un paseo por su Waterfront (donde conviven barcos históricos, algunos edificios con pedigrí y arquitectura de vanguardia), ver las calles que rodean a la Parroquia de St Marys y echarle un vistazo a Broughty Castle (Castle Approach) uno de esos castillos maravillosos que están por doquier en esta parte del mundo.
Desde Dundee dos opciones: tomar la A-90 y volar hasta Dunnotar (autopista de dos carriles) o tomar la A-92 (doble sentido por la costa) e ir parando en playas, pueblos, acantilados… Los dos caminos llegan hasta el Castillo de Dunnotar (Stonehaven AB39), uno de los parajes más bonitos de esta parte del país. La fortaleza es del siglo XIII y está hecha polvo (para que negarlo), pero el entorno es brutal. Tampoco dejes de pasarte por Stonehaven Harbour.
Aberdeen básico.- Aberdeen no es que sea gran cosa. Pero es ideal para hacer de base para ir a visitar el Parque Nacional de los Cairngorms y tiene algunas joyas únicas como la Catedral de St. Machar (The Chanonry), una verdadera maravilla medieval que aunque es gótica del siglo XII tiene piedras que datan de bastantes centurias antes. Este templo es uno de los mejores ejemplos de iglesia fortaleza y su configuración de casa-fuerte data de los tiempos en los que los vikingos asolaban estas costas (muy cerca está el fantástico edificio de St. Machar Academy). El otro centro de interés de Aberdeen es el eje que forman la iglesia de St. Nichols, el Marischal College y Mercat Cross, un espacio rodeado por edificios históricos como el Castillo de Aberdeen. En la ciudad hay un par de museos (los más interesantes son el Museo Marítimo y la Provost Skene's House, una casona del siglo XVII que perteneció a una de las familias más importantes de la ciudad) y un entorno costero muy bonito (con un playazo de más de tres kilómetros entre las desembocaduras del Dee y el Donmouth donde hay una zona de humedales muy linda de ver).
Una excursión hasta los Cairngorms.- Lo mejor de quedarse a dormir en Aberdeen es que permite hacer una buena excursión de una jornada al Parque Nacional de los Cairngorms (y si es en uno de esos larguísimos días de verano pues mejor que mejor). Seguimos el cauce del Río Dee para internarnos en un paisaje montañoso que nos recuerda a las cercanas Highlands aunque aquí los bosques empiezan a tomar un protagonismo que en las Tierras Altas todavía no tienen. Los paisajes son brutales. El eje de la excursión es la carretera A-93 con algunas idas y venidas fuera de ruta para ver viejos castillos (como Crathes Casttle), círculos de piedra (Cullerlie Stone Circle) y viejas estelas pictas (Kinord Cross). Hay tres objetivos fundamentales en esta excursión: cruzar el Puente Colgante de Cambus o' May ver el Castillo de Balmoral, residencia de verano de los reyes ingleses y llegar hasta el tramo alto del Río Dee. E ir aprovechando para ver otros lugares de interés (el más impresionante es Tullich donde puedes ver las ruinas de una vieja iglesia y una colección impresionante de estelas pictas).
La Costa de Aberdeen hasta Inverness.- Al norte de Aberdeen nos topamos con un trozo de costa divino. Playazos de arenas blancas, cantiles coronados por castillos, pueblecitos de pescadores pintorescos y algunos puertos petroleros desmesurados… Es difícil no ir parando cada pocos kilómetros porque el lugar es espectacular. Primera parada en Newburgh Seal Beach, un arenal precioso con dunas y césped a pie de mar formado por el estuario del Río Ythan –donde vive una nutrida colonia de focas-. Y la segunda (pasando primero por el pueblo de Collieston, un poquito más allá. Old Slains Castle es una verdadera ruina. Del castillo medieval apenas queda un muro y poco más: pero el entorno merece la pena la parada y el trecho por las carreteras secundarias que van entre campos y viejas casonas. Una delicia. Lo bueno de esta ruta propuesta es que las distancias son cortas y permiten dar rodeos. Esta parte de la costa alterna cantiles playas kilométricas y pequeñas poblaciones entorno a puertecitos pintorescos.
Fraserburgh marca el extremo nororiental de la comarca de Abderdeenshire. Es una ciudad de mediana importancia con sus museos, sus viejas casas y su puerto hoy fagocitado por las instalaciones que descargan el petróleo y el gas que se extrae desde el Mar del Norte. Desde aquí la ruta propuesta sigue la línea de costa permitiendo visitar varios pueblecitos. Si eres un cinéfilo vivita Pennan: ahí se encuentra la cabina de teléfono más fotografiada del Reino Unido y también un ambiente muy especial. Desde aquí hasta Inverness apenas hay dos horas y media de conducción tranquila. También hay muchos lugares que invitan a parar pero si vas con prisas te recomendamos cuatro: el Palacio de Duff House (en la bonita Banff); Boyne Castle (acceso por B-9139); Brodie Castle (acceso por A-96) y el escenario de la mítica batalla de Culloden (acceso por B-9006), el hito histórico que precipitó la caída del sistema social de los antiguos clanes de las Tierras Altas.
Fotos bajo Licencia CC: Ted and Jen; andybewer; Christian Kadluba; dun_deagh; Les Hamilton; Steve Whitmarsh; Balazs Szanto; John Lord; Maurice King
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