GUÍA DE ESTOCOLMO: Un paseo por Gamla Stan, la isla que forma el corazón de Estocolmo

Gamla Stan. El centro de Estocolmo ocupa una de las 14 islas que forman la capital sueca.

Viajar Ahora

0

La capital de Suecia es, en realidad, un archipiélago cuajado de grandes edificios, monumentos, casas y parques que ocupa una extensión gigantesca. Estocolmo está asentada en un total de catorce islas mayores y un número mucho mayor de islotes y peñascos que forman una unidad gracias a más de medio centenar de puentes y un verdadero enjambre de transbordadores. El Riddarfjarden parte la ciudad en dos y abraza por completo a la pequeña isla de Gamla Stan que junto a la Ribera de Stromgatan y las pequeñas islas de Skeppsholmen y Kastellholmen conforman el centro histórico de la ciudad. El resultado de esta combinación de agua y tierra es una de las tramas urbanas más atractivas y pintorescas de Europa. A esto hay que añadir la grandeza de los edificios históricos y la pulcritud del ordenamiento escandinavo. Un ejemplo de calidad urbana que tiene su reflejo en el día a día de los vecinos y vecinas de la ciudad. La mejor manera de empezar la visita es plantarte en la Gustav Adolf Torg y empezar a caminar sobre las aguas para ir descubriendo todos y cada uno de los secretos de este pequeño paraíso histórico insular.

Que Gamla Stan sea el germen de Estocolmo no fue fruto de la casualidad. Cualquiera con unas mínimas nociones de estrategia puede adivinar que una isla bien defendida es una fortaleza casi inexpugnable. Estocolmo nació como puesto defensivo para defender el sur de Suecia de incursiones desde el Báltico. No es una ciudad muy antigua: las primeras referencias datan del siglo XIII y su origen fue la creación de empalizadas sobre varias islas (amontonamientos de troncos o Staks) para defender el acceso al Lago Mälar. ¿Y los vikingos? Para encontrar las huellas de los míticos guerreros y guerreras del norte hay que ir hasta la isla de Bjorko (hacia el oeste y bastante lejos del centro) donde se encontraba la ciudad de Birka, un potente enclave comercial (y hoy convertida en un parque arqueológico excepcional). Estocolmo vino a sustituir a la vieja ‘aldea’ nórdica durante la Edad Media y su incorporación a la Liga de la Hansa (esa red de ciudades comerciales del norte de Europa) la colmó de riquezas. La independencia del país (1523) y la vinculación de la urbe con la monarquía sueca terminaron por conformar la gran capital que podemos ver hoy.

Stromgatan conforma el primero de los grandes ejes patrimoniales del centro histórico de Estocolmo. Cuando la ciudad se salió de Gamla Stan fue ocupando las orillas de las islas circundantes y aquí podemos ver grandes hitos de la capital como la Ópera Real de Estocolmo (Gustav Adolfs torg, 2) el Palacio de Arvfurstens –un soberbio palacio neoclásico que es la sede del heredero de la corona sueca- (Gustav Adolfs torg 1) y la Iglesia de Santiago (Västra Trädgårdsgatan, 2). De esta parte de la ciudad no sólo hay que destacar los grandes edificios: también la propia ordenación del espacio. Las plazas o los grandes espacios verdes (como el enorme boulevard que forma el Kungsträdgården) ponen de manifiesto la preocupación de los diferentes reyes de Suecia de equiparar su ciudad a las grandes capitales europeas. Antes de dar el salto a la pequeña isla del Gamla Stan seguimos por Stromgatan para ver otros tres puntos de interés: el Palacio de Fersen (Blasieholmen, 111), un edificio de mediados del siglo XVII que está considerado como uno de los rimeros edificios masónicos del mundo; el Gran Hotel de Estocolmo (S. Blasieholmshamnen, 8) y el Museo Nacional (Södra Blasieholmshamnen, 2) donde se custodia la mayor colección de arte del país.

Un paseo por Gamla Stan.- En la isla se apelotonan los grandes símbolos del país. La mejor manera de entrar a la ‘Ciudad Antigua’ es a través del Puente de Norrbro desde la Gustav Adolf Tor. Aquí nos vamos a topar con las dos grandes instituciones que simbolizan el poder político de Suecia: el Edificio del Parlamento (Riksgatan, 2) y el Palacio Real (Slottsbacken, 111). El Palacio es un enorme complejo de edificios y estancias construidas bajo las órdenes del arquitecto Nicodemus Tessin el Joven (siglo XVII). Este edificio es importante para la historia de la Arquitectura europea por su configuración y diseño. Aunque aun se enmarca dentro de la tradición barroca, el arquitecto quiso emparentar a la monarquía sueca con la vieja Roma sentando las bases del Neoclasicismo que vendría poco después. Aquí puedes ver el Museo de las Tres Coronas, donde se guarda el tesoro nacional y el Museo de Antigüedades de Gustavo III, una de las primeras colecciones de arte antiguo de Europa. La entrada al palacio también incluye la visita a la Iglesia de Riddarholmen y al Panteón de la Monarquía sueca.

Y del poder terrenal al divino. Siempre están entrelazados. Y por eso nada más salir del Palacio Real te topas con la Catedral de San Nicolás (Trångsund, 1) que no sólo es la iglesia más antigua de la ciudad (siglo XIII) sino que además es la cabeza del luteranismo en la ciudad. El interior del templo es gótico pero su exterior es barroco (reformado en el siglo XVIII). Esta es la más importante de las iglesias de Gamla Stan, pero no la única que merece la pena ir a verse: imprescindibles, la Iglesia Alemana de Santa Gertrudis (Svartmangatan, 16), para nosotros la más bonita de toda la ciudad –es renacentista y su interior es fastuoso- y la pequeña Finska Kyrkan (Slottsbacken, 2B). No dejes de pasear por la plaza que está detrás de esta iglesia para ver al Niño de Hierro –Järnpojken-  (Trädgårdsgatan, 2), una de las esculturas más bonitas y queridas de la ciudad. Otro ‘templo’ muy querido por los suecos es el Museo Nobel (Stortorget, 2) donde se recoge todo el legado de los premios más famosos del mundo.

Y callejear. La calle más famosa de la capital es Västerlånggatan, una larga y estrecha callejuela empedrada repleta de comercios y viejas casas medievales. Este es el verdadero corazón de Gamla Stan más allá de los grandes palacios y las catedrales suntuosas. Desde aquí parte una red de callejones que crea una malla urbana marcada por la estrechez y la sombra. Como sucede con el Callejón de Mårten Trotzig, el más angosto de toda la ciudad.

Fin de ruta en Riddarholmen.- Volvemos sobre nuestros pasos para situarnos en los alrededores del Palacio Real. Pero en vez de salir de Gamla Stan por Norrbro seguimos hacia el oeste por Myntgatan hacia la isla de Riddarholmen, un lugar íntimamente ligado a la historia de Estocolmo a través de sus diferentes reyes y reinas. Pero antes de cruzar un nuevo puente nos detenemos en tres edificios que aún siguen dentro de los límites de Gamla Stan. El Brantingtorget (Riddarhustorget, 9) es una curiosa plaza circular que se encuentra junto a la Cancillería sueca. Es un lugar de gran carga simbólica ya que se erigió en honor del primer presidente sueco elegido democráticamente (Hjalmar Branting) y se considera como un homenaje a la socialdemocracia del país. Más aristocráticos son el Palacio Bonde (Riddarhustorget, 8), sede del Alto tribunal sueco, y el Riddarhuset –Casa de la Nobleza- (Riddarhustorget, 10) un palacio del siglo XVII que sirvió como cámara alta (reservada a las 126 familias nobles del país) hasta que Suecia se convirtió en una de las democracias más solventes del mundo. Hoy la nobleza se reúne cada tres años para mantener la tradición pero sin poder vinculante alguno. El edificio es muy bonito y destacan las pinturas murales y los escudos de armas de las familias realizados en bronce.

Y pasamos finalmente a Riddarholmen. Aquí la estrella es la Riddarholmskyrkan – Iglesia de Riddarholmen (Birger Jarls Torg, 2) una soberbia construcción de ladrillo del siglo XIII que sirve de panteón a los reyes suecos. Esta iglesia es preciosa y más allá de su importancia histórica y simbólica es una joya del gótico del norte de Europa.  Podemos terminar el paseo por la ciudad histórica en la Evert Taubes Terrass a orillas del Lago.

Fotos bajo Licencia CC: María Eklind; Brieuc DANIEL; Jorge Franganillo; Jorge Láscar; Bengt Nyman

Etiquetas
stats