Llegar hasta Hidra es fácil. Aunque es la isla del Archipiélago de las Sarónicas (dónde brillas peñascos más famosos como Poros o Egina) más alejada de Atenas, apenas hace falta un pequeño salto en ferri desde la propia capital helénica, desde algunos puertos importantes de la costa sur de la Península del Peloponeso (Porto Heli y Hermione) y, obviamente, desde sus hermanas sarónicas (Hidra tiene conexiones marítimas con Aegina, Agistri y Poros). Pero aún así son pocos los que se llegan a esta parte del enjambre de islas que forman la Grecia insular. Quizás, la principal baza en contra de este archipiélago es que los peñascos están a apenas unos kilómetros del continente. Eso y el glamour de otros destinos como Mikonos o Santorini. Pero Islas Griegas las hay muchas y casi todas tienen muchísimo que aportar al viajero. E Hidra (o Hydra; o Idra; o Ydra) no es una excepción. Es más, tiene algo que diferencia a los grandes nombres más allá de que no hay aglomeraciones ni hay que hacer colas para hacerse la postal de rigor. En Hidra no hay coches. Tampoco motos. Todo se hace a pie, a lomo de burros o saltando de cala en cala en las pequeñas barcas que son, a la vez, sustento de pescadores y taxis acuáticos. Hidra es, en definitiva, un verdadero paraíso al que no le faltan pueblos con encanto, las omnipresentes iglesias ortodoxas, algunos restos arqueológicos y playas preciosas. O sea, las islas griegas antes de convertirse en lo que son ahora.
COMO LLEGAR HASTA HIDRA.- La forma más sencilla es desde el Puerto del Pireo. Las Líneas Aegean Flying Dolphins y Flying Cat (operadas por Hellenic Seaways ) unen el puerto ateniense con Hidra con paradas previas en Egina y Poros. El precio por trayecto es de 30 euros y la travesía demora entre una hora y media y dos horas. Hydra Lines conecta la isla con el puerto de Metochi (a 184 kilómetros por carretera desde Atenas). La travesía apenas dura media hora y el precio del billete ida y vuelta ronda los 14 euros. Por su parte, Blue Star Ferries opera una ruta de cabotaje desde los puertos de Hermione y Porto Heli con paradas en las islas de Spetses y Poros.
QUÉ VER EN HIDRA.- La isla es pequeña. De punta a punta apenas mide 20 kilómetros y de ancho no supera los cinco en su lado más ancho. Eso sí, es escabrosa: su altura máxima casi roza los 600 metros en el Monte Eros y los caminos rara vez son fáciles y llanos. Pero es una isla hermosa en las que hay muchas cosas que ver. La primera su puerto. La bahía de Hidra es de las mejores de esta parte de la costa griega, una razón que la convirtió durante los siglos XVII y XVIII en una próspera base comercial y uno de los astilleros más famosos de las islas. Muy cerca de las arenas de Mandraki, una pequeña cala que se encuentra algunos kilómetros al este de la capital, aún pueden verse los restos de los antiguos astilleros que dieron fama al lugar y, también, acabaron con buena parte de los pinos de la isla. Para muestra valga un dato. A mediados del siglo XVIII, Hidra armaba la mitad de todos los barcos que operaban entre las islas y Estambul.
En Hidra, la capital, aún pueden verse los rastros de aquella riqueza en las grandes casonas que se apelotonan en las cuestas que suben hacia las cimas. La Mansión de Lazaros Koundouriotis (Calle Stadiou; Tel: (+30) 210 323 7617) es un ejemplo de los tiempos de gloria. Este palacio se construyó en el siglo XVIII y fue la casa del más potente de los navieros locales. Hoy es una de las sedes del Museo Nacional en la que se exponen algunos restos arqueológicos y bastantes piezas etnográficas (increíbles los vestidos tradicionales). No es el único gran edificio de la ciudad. Pegados al puerto están la Iglesia Catedral de la Asunción (Votsi), una preciosa construcción del XVII con un bonito claustro que abraza todo el templo y el viejo Archivo Histórico (Miaouli, 454; Tel: (+30) 229 805 2355), un sobrio edificio del XIX que comparte su uso de almacén de la memoria documental de la isla y sede del Museo de Hidra (centrado en el pasado naval). Ahí mismo, a dos pasos –y camino de Mandraki- está el Kábos, una pequeña fortificación artillada que guarda la bocana del puerto. Pero la ciudad entera es un monumento. La calle Miaouli sirve de acceso principal al interior. Aquí verás como las viejas casas y las iglesias (hay como una docena sólo en torno al puerto), van dejando paso a pequeñas mansiones. Y es que Hidra se ha convertido en un lugar de descanso y retiro para ricos de Grecia y otras partes de Europa. Aquí, por ejemplo, pasó largas temporadas Leonard Cohen. Su casa está junto a la preciosa Ermita de Todos los Santos.
Un paseo hacia las alturas.- Como te decíamos antes, los vehículos de motor están prohibidos en la isla. Miaouli se convierte en una verdadera cuesta al poco de dejar atrás la costa. Para llegar hasta el Monasterio del Profeta Elías hay que caminar algo más de 3,5 kilómetros y ascender hasta casi los 500 metros de altitud. Pero es un camino glorioso, más allá del espacio ‘sagrado’ que sirve de meta. El monasterio es una de esas joyas ortodoxas de las que presumen prácticamente todas las islas. Será por iglesias, ermitas y cenobios de todos los tamaños –en la isla hay otros monasterios más modestos-. El santuario dedicado al Profeta Elías es un conjunto de edificios y dependencias que ocupan uno de los lugares más altos de la isla. El lugar no tiene el pedigrí de otros cenobios, es de principios del siglo XIX, pero es bonito de ver y merece la pena llegarse para compartir un ratito con los monjes y disfrutar de los iconos y pinturas de la iglesia. Además, desde aquí parte el pequeño sendero que llega hasta el Monte Eros, cima de la isla y desde dónde puedes disfrutar de vistas imponentes.
Volvemos al camino Miaouli. Si sigues recto en el cruce del que sale el camino que trepa hasta el monasterio, accederás a una especie de altiplano en el que abundan las iglesias y monasterios (destaca el de la Santísima Trinidad, que es de los más antiguos de esta parte de la costa). Desde aquí se puede acceder a las playas de la fachada sur (las más bonitas son la de Limnioniza y Klimaki. El sendero, en esta parte de Hidra, lega hasta la Punta de Rigas y a las sencillas iglesias de San Nicolás y Santa Anastasia. Esta zona del litoral se encuentra justo a los pies de las rampas que suben hasta el Monte Eros. Desde Santa Anastasia hasta el puerto de Hidra hay apenas 8 kilómetros y la altura máxima se sitúa en las inmediaciones del Monasterio de la Santísima Trinidad con 253 metros. El sendero es sencillo y demanda unas dos horas por trayecto.
El Paseo de la Costa.- Desde el puerto de Hidra parten varios caminos que recorren la costa norte. Ya te hablamos del corto paseo que lleva hasta Mandraki. Ahora vamos a ir en sentido contrario buscando el extremo oeste de la isla. A dos pasos de la ‘capital’ nos vamos a topar con el pequeño puerto de pescadores de Kamini, uno de los lugares más pintorescos. Aquí hay varios restaurantes especializados en pescados frescos y una pequeña playa. El camino nos llevará a través de la costa hasta la Molou (pasando por pequeñas playas y pueblos ) y Episkopi, una de las pocas poblaciones (si se puede llamar así porque apenas son tres o cuatro casas y otras tantas pequeñas ermitas) que no se encuentran junto a la línea de costa. El sendero completo tiene 7,8 kilómetros y hasta Molou va pegado a la costa. Una opción es combinar esta ruta con la subida hasta el Monte Eros (unos 16 kilómetros en total –cuatro horas de caminata-), aunque el tramo de ruta entre el pico de la montaña y Episkopi es un tanto complicado (una bajada pedregosa que rompe los tobillos). El sendero alterna playas, pequeñas poblaciones, un rosario de viejas iglesias y la posibilidad de internarse en el pinar y monte bajo de la isla. Desde aquí puedes acceder a las playas del extremo sur, aunque lo más normal es usar los botes que ejercen de taxis. La más bonita de todas es Agios Nikolaos (San Nicolás), que recibe ese nombre por la pequeña ermita que se encuentra junto a la costa. Desde aquí puedes ir caminando hasta Episkopi en un pequeño paseo de dos kilómetros, por lo que no es mala idea llegar aquí en taxi acuático y volver caminando a Hidra capital.
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