Los Montes Wicklow: monasterios, mansiones y lagos al sur de Dublín

A tiro de piedra de la ciudad de Dublín, el Parque Nacional de los Montes Wicklow es una de las excursiones recurrentes para los que se acercan hasta la capital de Irlanda. Este enorme espacio natural de más de 20.000 hectáreas dista apenas 30 kilómetros de la ciudad y cuenta con una buena red de carreras interiores (algunas de enorme belleza paisajística) que permite una exploración a fondo. Los Montes Wicklow, para todos aquellos que estén habituados con la montaña, no son más que una cadena de cerros que corren de norte a sur en paralelo a la costa del Canal de San Jorge. Sus mayores alturas apenas rozan los 1.000 metros, pero cuenta con una colección de paisajes, pequeñas aldeas y grandes monumentos históricos que bien merecen una jornada de vagabundeo sin rumbo. Colinas verdes, cimas pedregosas, bosques intrincados, ruinas medievales, ríos y lagunas conforman un paisaje típicamente irlandés. Un verdadero plató natural que ha sido protagonista de varias producciones: entre ellas la de Braveheart o la mítica Excálibur.

La carretera R-115 (Acceso desde la E-01), conocida como la Old Military Road, atraviesa este espacio natural de norte a sur y es la mejor manera de adentrarse en este laberinto de valles y bosques que supone un resumen bastante aproximado de lo que la preciosa campiña irlandesa ofrece a los viajeros y viajeras. Pueblecitos encantadores de apenas un par de casas alternan con restos de antiguos monasterios medievales y con las enormes mansiones de los hacendados irlandeses del siglo XVIII. Como la famosa residencia de Powerscourt State House (Dirección: Powerscourt Estate, Enniskerry; Tel: (+ 353) 1204 6000; Horario: LD 9.30 – 17.30; E-Mail:info@powerscourt.net), una gigantesca mansión rodeada por uno de los más impresionantes jardines del mundo.

Con más de 400 hectáreas, la antigua residencia de Richard Wingfield, Vizconde de Powerscourt, es una de las casas nobiliarias más importantes del país y sus jardines (con rincones que evocan a Francia, Italia o Japón) se cuentan entre los más bonitos del mundo. Sobre un antiguo castillo normando, el propietario de la finca construyó (a partir de 1731) una mansión de 68 habitaciones que representa, a la perfección, el estilo de vida de los nobles británicos de los siglos XVIII y XIX. En el interior de la finca también se puede visitar la Cascada de Andrews, la más alta de Irlanda. Powerscourt State se encuentra a escasos kilómetros del pueblo de Enniskerrypueblo de Enniskerry. Esta pequeña población, situada en la entrada del Valle de Glencree, es la puerta de entrada al Parque Nacional. La L-1011 conecta Enniskerry con la Old Military Road. Esta vía recorre las cumbres de Wicklow y conecta vaguadas, cumbres y lagos (Bray Lower, Tay o Dan) hasta llegar a la pequeña localidad de Laragh. Estamos a las puertas del Monasterio de Glendalough, uno de los centros espirituales más importantes de Irlanda y, al mismo tiempo, uno de los paisajes más impresionantes de la isla.

Centro monástico medieval

Según cuentan, el joven Kevin estaba de muy buen ver. Las mujeres se lo rifaban. Pero él tenía planes más ‘elevados’ que el conformarse con ser un acomodado miembro de la nobleza irlandesa colmado de bienes y amantes. Allá por el año 560 se metió a monje y pronto ganó fama de milagrero. Pero ni con esas. Las chicas de Leinster, el reino que ocupaba la costa este de la isla, seguían acosándolo sin ningún tipo de respeto al hábito monacal y el pobre Kevin tuvo que huir a lo más profundo de las montañas de Wicklow. El futuro santo llegó a un estrecho valle presidido por dos profundos lagos de aguas oscuras flanqueados por frondosos bosques. El Valle de Glendalough, ‘dos lagos’ en gaélico. Y ni por esas. El piadoso muchacho se acomodó en el hueco de un árbol junto a un antiguo altar de los celtas paganos y dedicó su tiempo a meditar y predicar la palabra de dios entre los paganos habitantes de los bosques. Las noticias de su ministerio llegaron a la costa y una de las antiguas pretendientes del monje se presentó junto al árbol para tentar al hombre de Dios. Dicen que tras identificar a la joven (bastante guapa por cierto) con el mismísimo demonio la agarró y la tiró al lago, donde murió ahogada.

Pronto empezaron a llegar nuevos monjes ansiosos de ponerse a las órdenes de San Kevin y sólo en un par de años, el tranquilo valle de los dos lagos reunía a una más que notable comunidad monástica que no dejó de crecer hasta que en el año 1398, una partida de soldados ingleses arrasó el monasterio derribando los edificios y pasando a cuchillo a los religiosos. No fue el primer ataque, pero sí el definitivo. Los vikingos en el 922 y los normandos en el año 1176 también hicieron de las suyas, pero la comunidad recuperó cierto esplendor. Aquel último acto de pillaje tenía motivaciones políticas, sin duda alguna, pues las comunidades religiosas aglutinaban el saber y las tradiciones irlandesas y suponían una amenaza para la penetración inglesa.

Pese a los avatares de la historia, el Glendalough de hoy permite hacerse una idea de lo que fue en sus mejores años. El escenario, por sí solo, es de cuento. Entre las copas de los árboles se advierten el pequeño campanario de la St. Kevin’s Kitchen Church, quizás la única construcción coetánea a los primeros años de la comunidad monástica, y la enorme Round Tower, una impresionante torre circular de 33 metros de altura que servía de atalaya, campanario y torre fortificada en la que se guardaban los bienes del monasterio en caso de asedio.

La visita a Glendalough (Dirección: ; Tel: +353 4044 5325; Horario: Marzo a Octubre LD 9.30 – 18.00 Noviembre a Febrero LD 9.30 – 17.00; E-mail: laraghit02@eircom.net) se inicia en un moderno centro de interpretación en el que se hace un repaso de la importancia histórica y artística del lugar. Sólo la St. Kevin’s Kitchen Church y la Round Tower se restauraron después del ataque inglés, quedando el resto de edificaciones en estado de ruina. Los edificios, construidos con la piedra gris local, muestran sus esqueletos al cielo casi siempre gris y lluvioso. Suelo santo que actúa como un imán para los huesos de miles de irlandeses que han elegido el lugar para hacerse enterrar. Tumbas. Cruces celtas, lápidas, losas que ocupan casi cualquier resquicio de verde entre los muros del antiguo cenobio de San Kevin acentuando el misticismo del escenario. Hoy miles de vivos caminan entre las piedras que recuerdan a los muertos. Pasan junto a las ruinas de St Kieran’s Church, caminan entre los muros abiertos al cielo de la catedral o pasan junto a la Round Tower camino de la Iglesia de Santa María. Antaño, entre los edificios religiosos se levantaban las humildes chozas de los monjes y las hierbas no cubrían los campos de labor.

Más allá de los muros, caminando por una ligera pero persistente cuesta arriba, se llega a los dos lagos. Hay otros vestigios de la intensa actividad monacal en forma de nuevas iglesias que no han soportado el paso de los siglos y el abandono. Pero el punto culminante es el ‘lecho de San Kevin’, un sencillo círculo de piedras donde la tradición cuenta que el santo se retiraba a meditar. Esta pequeña plataforma, junto a la orilla este del lago grande no es más que la muestra de la trascendencia religiosa que se vincula al lugar desde tiempos anteriores a la llegada del cristianismo a la isla. Un antiguo santuario céltico se convirtió en el altar de San Kevin, logrando la cristianización del lugar. A orillas del lago se han habilitado mesas para tomar el almuerzo junto a las aguas.

Comer en Wicklow

Old Forge Inn (Dirección: R.760, Churchill Lodge (Enniskerry); Tel: (+353) 1286 8333). Según nuestra experiencia, la mejor opción para comer o cenar en Enniskerry. Un auténtico Pub irlandés (con lo que ello significa a la hora de la variedad de platos) con buenos platos tradicionales (espectaculares los pescados) y un mejor ambiente. Por las noches no falta la música en vivo. Altamente recomendable.

The Wicklow Heather Restaurant (Dirección: Glendalough Road, Laragh; Tel: (+353) 4044 5157). A las puertas del Monasterio de Glendalough, este restaurante de cocina irlandesa y tradicional ofrece una espectacular relación calidad precio. Los platos son enormes.

Llegar a Glendaloug desde Dublín con transporte público

St Kevin's Bus Service (Tel: (+353) 1281 8119; E-Mail: info@glendaloughbus.com); varias salidas al día. La parada inicial, en Dublín, se encuentra en Dawson Street.

El eficiente servicio de trenes irlandés ofrece cinco conexiones diarios entre la estación de Connolly y el pueblo de Rathdrum (paradas en Tara Street y Dublin Pearse, en la capital). De ahí parte el Wicklow Way Bus Service que une varios puntos del Parque Nacional.