Los ingresos por multas se dispararon el pasado año en Santander, según se desprende de la Cuenta General del Ayuntamiento. En concreto, el Consistorio recaudó un 50% más, lo que traducido en datos cuantitivos, supone que ingresó 1,3 millones de euros más de los 2,6 millones que recogía como previsión en los presupuestos de 2018.
Estas sanciones son básicamente de tráfico. Las infracciones de contenido urbanístico o tributario se reflejan aparte en la Cuenta General, en ambos casos experimentando un descenso sobre la previsión. Así, si en 2018 el Ayuntamiento esperaba recaudar por sanción urbanística 300.000 euros se quedó corto en sus cálculos por 1.700 euros. Menos atinó en la previsión de ingresos por infracción tributaria: de los 480.000 euros en multas que esperaba recaudar finalmente ingresó 263.717.
Con los casi cuatro millones que se obtuvieron en multas se podía haber financiado el año pasado la cuarta parte de lo que cuesta la Policía Local o la mitad de lo que cuesta el parque de Bomberos. Estos servicios, por lo demás, tuvieron grandes incrementos en su coste en 2018: un 11,92% en lo que atañe al Servicio de Seguridad Ciudadana y un 5,58% el de Extinción de Incendios.
Independientemente del coste de los servicios y del carácter disuasorio ante las infracciones que tienen las multas, los distintos regímenes sancionadores de un ayuntamiento son una importante maquinaria de generación de ingresos. Siempre se ha rechazado que se utilicen con ánimo recaudatorio aunque ello no evitó que, en 2015, los sindicatos con representación en la Policía Local denunciasen presiones para multar más, lo que fue desmentido en su momento por el equipo de gobierno de Santander encabezado entonces por Íñigo de la Serna.