La historia se narra a través de escrituras, de anécdotas contadas “de boca en boca”, del arte, de la arquitectura e incluso a través del carácter de las personas que comparten una misma identidad. Pero, sin duda, los hechos pasados nunca han sido tan reales desde que se han plasmado a través de la fotografía.
En el caso de Santander, se cuenta a través de las fotos que se conservan en el Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS), que forma parte del ayuntamiento de la ciudad. Un entresijo de hechos anecdóticos y de formas de vida ya truncadas, pero que siguen patentes en el ADN de los ciudadanos.
Nacido en el año 2002 ( teniendo como origen el Archivo Fotográfico Histórico Municipal de finales de los cincuenta), custodia más de 1.500 artefactos de diferentes formatos y procedimientos, que van de daguerrotipos a albúminas, pasando por gelatinas sobre vidrio, papel o poliéster, así como autocromos, postales, materiales negativos y positivos o formatos estereoscópicos. Formatos que relatan también la propia historia de la fotografía.
Custodios del patrimonio
El centro parece más bien un laboratorio. Batas blancas, guantes, salas con una humedad y temperatura determinadas para la correcta conservación de los retratos, escáneres específicos para cada soporte,… La actitud de los técnicos que trabajan en él también es la de un científico ilusionado por cada descubrimiento, y que salvaguarda con celo el material del que es responsable. Y es que, como sostiene su coordinadora, Manuela Alonso Laza, una de sus principales funciones es la de “difundir la historia pero conservando el valor patrimonial, custodiándolo”.
La mayoría de los fondos, casi el 80%, proceden de donaciones de particulares. “Son gente que sube al desván y se encuentra, de repente, con fotografías de personas que han sido sus familiares pero que están desconectados con los personajes al separarlos varias generaciones”, asegura Manuela Alonso. Esto hace que no sólo se preserven fotografías relacionadas con Santander sino que en el CDIS se pueden encontrar fotografías de Cantabria, así como colecciones a nivel nacional e internacional.
Una vez que los técnicos del CDIS tienen en sus manos los fondos comienza un incesante y laboriosos trabajo. El protocolo es muy riguroso: registro de entrada, análisis de las condiciones del conjunto documental, identificación de los procesos fotográficos, limpieza y preservación del material, digitalización, descripción archivista, etc. Los trabajadores coinciden en que el momento más complicado es el de la identificación del proceso, puesto que dependiendo del material empleado (cristal, nitrato,…), el archivo se efectuará de un modo u otro. Y aquí, en su labor de buenos custodios, no hay lugar para el error.
Además, el centro también imparte cursos de formación especializados en el sector y destinados a todo aquél interesado en la temática. Asimismo, colaboran con otras organizaciones en determinados proyectos para buscar sinergias. “Aunque somos pequeños, trabajamos junto con otras instituciones para que todos salgamos ganando”, asegura su coordinadora.
Historia contemporánea, burguesía y erotismo
Dentro del propio archivo, el de mayor tamaño y más importante es el de Pablo Hojas, figura esencial del periodismo gráfico, que enriqueció con su impresionante y rico archivo personal el patrimonio cultural de Cantabria.
Sus fotografías son el mayor libro de historia de la ciudad, centradas sobre todo en los años 60 y 70 del siglo XX. La coordinadora del CDIS, Manuela Alonso, declara que la intención del centro es poder exponer ante la ciudadanía este excepcional fondo antes de que acabe el año. Para ello, destaca que cuentan siempre con el apoyo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, a cargo de Miriam Díaz, que se encarga de apoyar y de velar por la supervivencia de la institución.
Otro de sus grandes tesoros son las fotografías donadas por los ciudadanos y que muestran a la sociedad burguesa de la época y a la propia burguesía. Esta clase pudo permitirse el adquirir una cámara fotográfica y se encargó de retratar su vida íntima como una especia de juego hogareño. Sus retratos son una muestra magnífica de cómo eran las costumbres de la época y de ellas se han desprendido trabajos como `La Imagen Previsible: Identidad femenina amateur del ámbito familiar, 1890-1914´, un catálogo editado por el CDIS en colaboración con el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria, y cuya responsabilidad subyace a manos de su propia coordinadora, Manuela Alonso Laza.
Otro de los objetos que se convirtió en “fetiche” para la burguesía de la época es el estereoscopio, una cámara que obtenía una doble imagen que permitía ser vista en un primitivo 3D mediante una especie de visor. Los usos de las retratos reproducidos por este curioso artilugio fueron varios y con motivos muy diversos. El más singular es el que emanaba del propio deseo de la época, con fotografías pornográficas y eróticas muy reales para quienes tuvieron el placer de contemplarlas. Y es que en el CDIS uno puede encontrar hasta erotismo artístico, como los desnudos que imitan la pintura clásica del famoso pictorialista catalán Pere Casas Abarca.
Igualmente destacables son las fotografías que muestran el propio cambio de Santander, la mayoría de ellas datadas de la primera década del siglo XX, y que revelan una ciudad anterior al incendio de 1941 y marcada por los veranos santanderinos de los monarcas Alfonso XIII y Victoria Eugenia. De este modo, se descubren edificios ya muertos, como la Estación de Ferrocarril de la Costa o la antigua Plaza de Toros (situada en otro emplazamiento), así como un Paseo Pereda no robado al mar o un Sardinero diferente y aristocrático.
También hay lugar para las fotos curiosas y anecdóticas, como la de Mussolini, dedicada a la ciudad de Santander, o la de una monja remangándose el hábito mientras cambia una rueda bajo la mirada sorprendida de quienes se hallaban alrededor.
El CDIS también lleva a cabo una parte de atención al ciudadano. Así, el público tiene a su disposición el archivo fotográfico en formato digital, pudiendo disfrutar de las imágenes que esta institución tiene a su cargo.
Nueva exposición
Esta semana, el Centro de Documentación de la Imagen de Santander ha inaugurado en su Sala Ángel de la Hoz la exposición `Viaje por España. Fotografía de arquitectura y paisaje en la segunda mitad del siglo XIX´.
Se trata de una colección privada que muestra la visión del paisaje arquitectónico y natural de la España más exótica a través de uno de los procedimientos fotográficos más difundidos en esta etapa histórica, la albúmina.
El visitante podrá contemplar imágenes de un valor excepcional a través de la visión de los grandes viajeros de esa época y apasionados por nuestro país, como son Charles Clifford, Jean Laurent o Ludwik Tarzenski (más conocido como “Conde de Lipa”). También se exhiben imágenes de pioneros de la fotografía en Santander, como Eduardo López de Ceballos y del Hoyo (conocido bajo el pseudónimo de “Pica-Groom”) o del gallego Francisco Zabala.
Todo aquel que esté interesado en sumergirse dentro de esta exposición, podrá disfrutarla hasta el 18 de octubre en la sede del CDIS, en la finca “Villaflorida”, situada en la C/ Magallanes número 30 de Santander.