Mägo de Oz es uno de los grupos que más seguidores y mejor reputación tienen en la escena musical nacional. Publicaron su primer disco homónimo en 1994 y, a partir de ahí, siguieron construyendo una carrera que les ha colocado en lo más alto del heavy metal patrio.
Después de 28 años de trabajo, hay pocas cosas que la formación no haya logrado dentro de la industria: han conseguido discos de oro y de platino y han viajado en innumerables giras que les han llevado por escenarios de medio mundo. Ahora, acaban de publicar su último trabajo 'Finisterra Ópera Rock', una revisión de uno de sus discos más representativos, en la que han participado un buen número de músicos de otras bandas amigas.
eldiario.es Cantabria ha hablado con Jesús María Hernández Gil, más conocido como Txus di Fellatio, para conocer más de la veterana banda, que este sábado 20 de febrero llega a la capital cántabra con su nueva gira. A partir de las 21.00 horas, en Escenario Santander, tocarán íntegramente su nuevo disco.
¿Cuál es la fase más complicada a la hora de crear un grupo como Mägo de Oz y llevarlo al éxito?
La fórmula no existe, imagínate, estaría todo lleno de Beatles y Rolling Stones. Hace ya 28 años me quise dedicar a la música como hobby, sin ninguna pretensión. Poco a poco, fue el vehículo por el que yo me iba expresando y por el cual también crecía como persona. Llegó un momento en el que empecé a vivir de todo esto, y ya está. No hay nada más. Lo importante es que tengas suerte y que los fans se crean lo que les cuentas para que te sigan durante muchos años. Porque estar arriba es difícil, pero es mucho más difícil grabar durante 28 años como llevamos haciendo nosotros.
Antes de dedicarse profesionalmente a la música, jugó al fútbol...
Yo estaba en las categorías inferiores del Real Madrid. Luego ya empecé a jugar en la división de honor de fútbol sala de forma profesional y al estar ahí, me di cuenta de que eso no era lo que yo quería en la vida. Me compré una batería y le dije a mi familia que dejaba el fútbol para montar una banda de rock. Imagínate el shock en mi casa [ríe], pero al final salió bien.
¿Alguna vez mira hacia atrás y se pregunta qué podría haber pasado si no hubiera dejado el fútbol?
No soy de melancolías ni de mirar atrás, suelo cerrar los capítulos. De hecho, desde que dejé el fútbol hace más de 20 años, habré jugado tres o cuatro partidos más en mi vida. Yo cuando cierro las etapas, las cierro de verdad. Aunque disfruto mucho viendo jugar al Athletic de Bilbao y al Barcelona.
Con el paso de los años, ¿ha cambiado su manera de componer música o sigue el mismo sistema que en sus comienzos?
A medida que vas ensayando y perfeccionando un método de trabajo, aprendes trucos. Identificas qué resortes tiene que tocar una canción para que guste a la gente. Por ejemplo, una balada necesita una letra que te erice y que sea muy poética. Sobre todo que sea de perdedores; las baladas tienen que ser de gente que ha perdido algo y, todo esto, con una melodía muy chula. Es verdad que hay algunas claves que he aprendido a lo largo de los años y que me sirven a la hora de hacer canciones.
¿Alguna vez han compuesto su música en función de lo que se esperaba de ustedes, en función de lo que vendía en vez de seguir sus preferencias? Es decir, ¿alguna vez pensaron en venderse a la industria?
Nunca nos ha interesado eso. Ten en cuenta que nuestro segundo disco era 'Jesus de Chamberí', una ópera rock. En España, en el año 1996, ese tipo de discos no se hacían, ni se hacen. Solo éramos nosotros quienes sacábamos los discos conceptuales. El disco hablaba de una segunda venida a la Tierra de Jesús en un barrio madrileño como es Chamberí, es decir, era anticomercial totalmente. Además, le metíamos bastante caña a la iglesia, como podréis imaginar.
Nunca hemos sido un grupo que se haya plegado, aunque sí que es verdad que Mägo de Oz es muchísimo más comercial que otras bandas de heavy metal. Desde el principio, siempre nos gustaron mucho las canciones muy melódicas, con unos estribillos muy pegadizos y, para mí, el adjetivo comercial no es peyorativo, es bueno. Significa que algo vende y yo estoy aquí para que la gente vea mi obra. Es como un pintor, cuanta más gente vea sus cuadros más orgulloso va a estar. Esto nos ha hecho tener muchos fans pero también muchos detractores, que nos llamaban vendidos y tal, pero bueno, lo que nunca hemos hecho es rebajar los vatios de las guitarras eléctricas ni cortarnos el pelo, ¡ni nada!
¿Hasta cuándo se ven componiendo música? ¿Toda la vida o en algún momento dirán... hasta aquí?
Yo soy de los que opina que todo tiene una época y hay ciertos señores de cierta edad que no deberían estar ya en los escenarios, por estética y por higiene musical. Yo con 70 años no me veo arrastrando arrugas. Creo que hay otros tipos de música que sí permiten el que tengas una longevidad, como el blues, el flamenco... Pero algo tan vigoroso y enérgico como el rock duro, pues sinceramente, más allá de los sesenta y pocos años no me veo dentro del escenario. Por ejemplo, Iron Maiden está ahí, pero más de cinco años no les doy. Pero solamente es mi opinión, mira a AC/DC, llevan toda la vida... Aunque es una banda de rock & roll, es otro estilo, como The Rolling Stones. Pero yo por ahí veo mucha gente que, ¡hostias! Es un poco duro ver a tu ídolo con arrugas y creo que todo tiene una edad. No me veo con mallitas o con faldas escocesas a los 70 años [ríe].
En sus letras hay alusiones constantes a la literatura y a sus personajes, a la mitología, al mundo mágico y al mundo pagano. ¿Por qué hay una relación tan directa entre Mägo de Oz y esos elementos? ¿Cuáles son los nexos?
Pues que soy el letrista y el compositor. Además, me encanta leer, amo la literatura. Creo que es una ventana mágica que nos ha dado la cultura para poder asomarte por ella y vivir vidas y aventuras que nunca vas a poder vivir. Y yo quería dotar a Mägo de Oz de algo que fuera un poquito más original. Generalmente las bandas de rock duro tienen unas letras muy machistas, letras un poco más básicas; yo quería que fuera todo un poco más poético, que la poesía no estuviera reñida con las guitarras duras y de ahí viene esa mezcolanza.
“Si no hay pan para los tuyos y ves muy gordo al abad, si su virgen viste de oro, desnúdala”. Evocan épocas pasadas envueltas en un halo de misticismo y empobrecidas por la desigualad. ¿Qué se siente cuando hoy en día hay pobreza en este país y quienes roban son personas elegidas por el propio pueblo?
Los poderosos siempre han sido los mismos: los reyes, la iglesia y los nobles. Hoy en día, los nobles son los diputados, toda esta gente, los de la casta que llaman algunos. España ha dicho “¡basta ya! Ya está bien de tantos payasos en el hemiciclo”. El hemiciclo está lleno de ellos, pero no son payasos de los que te hacen reír, sino de los que te roban. Creo que lo que está pasando ahora mismo en España es muy bueno, porque hay gente de la calle, normal y corriente, que se está poniendo a hacer política. Eso es muy bueno, porque la política la debería de hacer el pueblo, no cuatro tíos de los que su familia lleva toda la vida en política y en la banca porque, al final, hay las desigualdades que hay. Yo lo he dicho muchas veces, la gente tiene que salir a la calle a protestar y si hay que romper algún cristal... Lo he dicho siempre, es mejor romper un cristal que romper familias, mucho mejor.
¿Por qué re-grabar un disco tan querido como 'Finisterra'?
Porque se cumplieron 15 años y la discográfica, Warner, quería reeditarlo, pero nos parecía una tomadura de pelo volver a vender el mismo disco. Nos pareció curioso que muchos fans se preguntasen “vaya, ¿y cómo sonaría 'Finisterra' con la banda actual?”, y pensamos: “¡Pues vamos a demostrárselo!”. Nos ha quedado muy bien. Hay canciones que nos han quedado mejor ahora, canciones que quedaban mejor en su día... ¿Lo bueno? Que siempre vas a tener el disco original y este; no desaparece el original, al que le tenemos muchísimo respeto. Si hubiéramos sido la misma banda con el mismo cantante no hubiera tenido sentido volver a grabarlo, pero al haber cambiado tanta gente, sí que me parecía un regalo chulo para los fans.
Han terminado recientemente la gira mundial del disco 'Illusia', ¿cómo ha sido la experiencia de esta gira? ¿Alguna previsión para este año?
Muy buena, mucho mejor que en España. Somos una banda muchísimo más querida en Latinoamérica. En el último concierto que hicimos en el Arena Ciudad de México había 13.000 personas y hemos tocado para 50.000 en Perú, pero en fin, es lógico, aquí nos tienen muy vistos [ríe].
La gira de 'Illusia' ha sido por todo el mundo, hemos hecho 62 conciertos en Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y España. Ahora, estamos con la gira de 'Finisterra Ópera Rock', en la que estamos actuando en salas pequeñitas y tocando el disco de principio a fin, y eso es lo que vamos a hacer este fin de semana en Cantabria. Para el año 2017 ya se nos ocurrirá algo, pero durante el 2016 no vamos a sacar ningún disco, vamos a estar de gira, componiendo y eligiendo los temas. Y ya para primavera del 2017... disco nuevo de Mägo de Oz.
Aparecieron en televisión colaborando con el Hospital de la Paz en su programa de musicoterapia, ¿qué tal la experiencia?
Hacemos eso muchas veces, pero las obras desinteresadas se tienen que hacer sin que se entere nadie. Eso de dar regalos en reyes, cuando estás delante de las cámaras de televisión, me parece muy hipócrita y no me gusta. Yo quiero que la gente no se entere de las cosas que hacemos, tanto buenas como malas.