El PP asume que la fractura interna no cicatrizará tras el Congreso Regional

La celebración del Congreso Regional del Partido Popular de Cantabria el próximo sábado 25 de mayo pondrá fin a dos meses de enfrentamiento público en la formación conservadora, poco acostumbrada a procesos internos tan convulsos para decidir su liderazgo, pero el cónclave no servirá para enterrar el hacha de guerra entre los dos bandos liderados por Ignacio Diego y María José Sáenz de Buruaga, que han convertido este proceso en una lucha personal por el poder.

Así lo confirman miembros de ambas candidaturas, que reconocen que la fractura interna ha alcanzado niveles desconocidos hasta el momento, a pesar de que ambos aspirantes a la Presidencia del PP cántabro lanzan supuestos mensajes de unidad mientras luchan cuerpo a cuerpo por sumar el apoyo del millar de compromisarios que decidirán para qué lado se decanta la balanza en la votación final.

Esa movilización del voto está provocando situaciones muy tensas en las últimas semanas entre compañeros de partido y ha tocado por completo al grupo parlamentario popular, que pase lo que pase este sábado tendrá que seguir conviviendo y trabajando en un clima de hostilidad manifiesta hasta el final de la legislatura.

Salvo unos pocos neutrales, que no se han pronunciado públicamente en favor de ninguno de los dos candidatos, actual presidente y secretaria general, los diputados del PP han ido tomando partido por uno u otra y, en muchos casos, no mantienen siquiera relaciones ni se dirigen la palabra más allá de lo obligatorio, después de utilizar los medios de comunicación para lanzarse mensajes cruzados y ataques personales.

Dadas las actuales circunstancias, con dos listas diferentes que competirán en el Congreso Regional cara a cara, lo que preocupa en las filas populares entre los cargos intermedios es la purga que puede producirse tras el choque de trenes. El resultado de las primarias entre los afiliados, que otorgó una victoria a Diego por algo más de 150 votos, deja muchas incógnitas sobre el margen por el que puede dirimirse finalmente la lucha por el liderazgo, ampliando aún más si cabe la ruptura.

Paredes de cristal

La batalla ha dejado graves disputas abiertas y ha alcanzado incluso a los trabajadores de la sede central del PP de Cantabria, a los que partidarios de Diego han acusado de actuar conforme a los intereses de la secretaria general y número dos del partido. El todavía presidente y candidato a la reelección ni siquiera pasó por allí en la noche de las primarias y ha mantenido su oficina de campaña fuera de Joaquín Costa.

Con este complicado escenario, Diego ha propuesto este miércoles crear una Vicesecretaría de Relaciones con el Afiliado para “ahondar en la democracia interna, la participación y la ampliación de la base social del partido”, una figura que se uniría a la ya anunciada del coordinador regional, cargo que piensa asignar al diputado Santiago Recio.

A su juicio, durante la legislatura pasada en la que el PP estuvo al frente en el Gobierno de Cantabria y en muchas alcaldías, “se centró tanto el esfuerzo de todos por lo que allí nos encontramos que cometimos el error de descuidar quizá nuestra organización”.

“Voy a intentar corregirlo al crear el coordinador general y la imposibilidad de que presidente y secretario general puedan compatibilizar funciones ejecutivas en el futuro. Pero hay que ir más allá. E ir más allá supone lucir paredes de cristal en una sede llena de ideas y de gente”, ha concluido en un encuentro con compromisarios.

Buruaga también se ve ganadora

Por su parte, María José Sáenz de Buruaga sigue insistiendo en que ganará el Congreso Regional porque cuenta con el “apoyo mayoritario” de los compromisarios, algo que también ha hecho en repetidas ocasiones Ignacio Diego. El mensaje triunfal de la candidata contrasta con sus resultados en las primarias, cuando se arrogó un respaldo unánime de los afiliados que no se vio reflejado en las urnas.

Entonces, Buruaga hablaba del “clamor” de los militantes para llevar a cabo una renovación en el partido, un discurso que ha modulado ahora cuando asegura que la “inmensa mayoría” de cántabros pide un cambio en el PP y en su líder y pide a los compromisarios que lleven ese “clamor” al Congreso Regional del partido.

La número dos del PP cántabro, que perdió las primarias al conseguir 1.414 votos de los afiliados frente a los 1.568 obtenidos por Diego pero que venció en la mayor parte de los grandes municipios, que aportan más compromisarios, ha opinado que la proyección de los resultados de dicho proceso en la elección de los delegados “es claramente favorable” a su candidatura en unos 60 votos.