Una semana de reproches, acusaciones cruzadas, enfrentamientos públicos y amenazas más o menos explícitas han dejado muy maltrechas las relaciones personales y políticas de los principales dirigentes del PRC y del PSOE en Cantabria. El bipartito que ambos partidos comparten vive sus horas más bajas y, aunque las aguas han vuelto poco a poco a su cauce en las últimas horas, regionalistas y socialistas deberán refrendar este lunes si quieren seguir gobernando juntos o rompen definitivamente el pacto que les unió después de las elecciones autonómicas.
Para ello, las comisiones negociadoras que refrendaron el acuerdo de coalición que permitió la investidura de Miguel Ángel Revilla y fijaron el programa al que se iban a ceñir durante la presente legislatura se verán las caras a partir de las 16.30 horas en el Parlamento de Cantabria con la idea de renovar ese documento en el que estamparon sus firmas y con un único objetivo: establecer unas nuevas normas que permitan una convivencia más pacífica de la que han tenido hasta el momento.
Aunque la última crisis interna que ha estado a punto de romper el Gobierno de Cantabria se ha desatado como consecuencia del voto negativo del diputado del PRC a la investidura de Pedro Sánchez, con un cambio de postura que los regionalistas han justificado por el acuerdo del PSOE con ERC, la realidad es que ambos socios mantienen unas relaciones muy tirantes desde antes incluso de la toma de posesión, por lo que el hilo que les mantiene unido es cada día más frágil.
“Yo, si no me garantizan la estabilidad, no. No quiero sainetes. Ya tuve un sainete a media legislatura anterior, cuando rompieron el Gobierno. Acepté en parte por el bien supremo de Cantabria, pero no quiero más sainetes ni bromas de estas. No puedo estar en un sobresalto permanente”, aseguró Revilla esta pasada semana, cuando compareció en rueda de prensa para explicar el sentido del voto de su diputado José María Mazón en la sesión de investidura, en una intervención en la que también anunció que “no descartaba ningún escenario” y exigió nuevas condiciones al PSOE para mantener el acuerdo de Gobierno.
“Es de sentido común que si nosotros vamos a seguir gobernando con alguien haya un respeto hacia el presidente y haya un compromiso de seguir reivindicando las cosas que requiere Cantabria. Si no, ¿qué sentido tiene? No creo que ni ellos quieran estar ahí en esas circunstancias solo por mantener el puesto. Que se suban al carro de las reivindicaciones y que al presidente, como institución que soy, se le respete”, marcó como líneas rojas el secretario general del PRC y presidente cántabro.
A pesar de las dificultades, regionalistas y socialistas parecen dispuestos a seguir gobernando juntos, pero será necesario refrendarlo por escrito. Sin embargo, el propio Revilla ha expresado públicamente que sobre la mesa existen tres posibilidades: la supervivencia del actual bipartito con el PSOE, un Gobierno en minoría del PRC con apoyo externo de PP y Ciudadanos o, en el caso más extremo, la convocatoria anticipada de elecciones “si la situación se vuelve ingobernable”.
Equipos negociadores
Por parte del PRC, están en la comisión de seguimiento del pacto la secretaria de Organización del partido y consejera de Presidencia, Paula Fernández; el portavoz parlamentario, Pedro Hernando; el secretario de Administración Local y consejero de Desarrollo Rural, Guillermo Blanco, y la alcaldesa de Polanco y diputada autonómica, Rosa Díaz.
Como representantes del PSOE se sentarán en la mesa la secretaria de Organización y portavoz parlamentaria, Noelia Cobo; el secretario de Política Municipal y alcalde de Cartes, Agustín Molleda; la consejera de Economía y Hacienda, María Sánchez, y el presidente del Parlamento, Joaquín Gómez.
La reunión tendrá lugar en el despacho del presidente de Cantabria en la Cámara regional y está previsto que, a las dos horas, representantes de ambas comisiones negociadoras hagan declaraciones a los medios de comunicación sobre ese replanteamiento del pacto de Gobierno que han reclamado desde el PRC y que inicialmente acepta el PSOE.