Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Somos idiotas
O somos idiotas o recibimos todos los días la visita del agente J de Men in Black para borrarnos la memoria. Vale, de acuerdo: somos idiotas, pero que conste que la segunda opción la descarta usted por ser de los que no cree que las películas de ciencia ficción sean un trailer de nuestra propia realidad venidera.
Estando de acuerdo en que somos idiotas, hasta para la idiotez debería haber un límite. Nos aguantamos la visita estelar de Mariano Rajoy el 30 de marzo (hace 226 días) a las obras del nuevo Hospital Valdecilla en un acto que no era electoral, tampoco era inaugural, pero que atufaba a los dos.
Allí el presidente ausente y su sanchopanza cántabro, Ignacio Diego, nos aseguraron que Valdecilla estaría terminado el 15 de mayo (hace 180 días). Después, la desaparecida exconsejera de Sanidad nos informó que en julio comenzaría el traslado de los servicios clínicos y que a finales de septiembre las y los cántabros estarían disfrutando de tremendo hospital gestionado por una agrupación de empresas que se presentan bajo el tan noble y hortera nombre de Smart Hospital.
Bueno, hemos aguantado más cosas. Los dos megasuplementos que insertó en El Diario Montañés la empresa que gestionará nuestra salud sin intervenir en ella (pero sí embolsándose jugosos beneficios), la página web del nuevo hospital que ya empieza a ser viejo y los folletos de Smart Hospital Cantabria presumiendo de haber cumplido su compromiso (en otros países se llama contrato) entregando las instalaciones (vacías) el 15 de mayo (aunque todavía siga poniendo clavos y abriendo zanjas a 12 de octubre).
En fin, que somos idiotas. Pero, además, sin límite. Porque hoy, meses después de que no haya acontecido nada de lo cacareado, nos tenemos que aguantar la peleíta de turno entre el infante De la Serna (dispuesto a demostrar que su pobre poder empobrecido le sirve para poner piedras en el camino) y el nuevo-viejo Gobierno (que, entre usted y yo, desearía no abrir el nuevo Valdecilla hasta que pasen las elecciones).
¿Me sigue? ¿Adivina mi conclusión? Somos idiotas. Porque ni los que supuestamente están alerta (me refiero a Mercedes Boix y sus huestes), han movido un dedo para destapar la trama de mentiras y movilizar a una ciudadanía que de idiota e indolente parece muerta. Igual nos hace falta más un “megainstituto de medicina legal social” que un hospital para mantenernos vivos en esta tonta muerte cerebral colectiva.
Yo creo que la solución es que llegue Pedro Sánchez al poder y venga en el AVE (ese que osó a comprometer en su insulsa visita a Cantabria) a inaugurar el hospital como nuevo centro cívico del Ayuntamiento-Banco-de-Santander de la capital. Así lograría que De la Serna conceda la licencia de ocupación para sumar un nuevo centro cívico sin programación a su lista, que Smart Hospital pase a llamarse 'Hospital for Dummies', que Diego reserve una sala con vistas al mar en la última planta y que el PSOE pueda presumir en el Senado de su utilidad para el entretenimiento de las masas mientras en el Congreso se felicita por haber impulsado la Ley de Seguridad Nacional (digna de una dictadura con poco músculo literario).
Somos idiotas y, o despertamos a tiempo o un día, cuando menos lo esperemos, Revilla nos anunciará que renuncia (también) a ver el nuevo Valdecilla repleto y que prefiere adaptar la terminal sede de Sniace como hospital de campaña (con la inestimable ayuda, eso sí, de Ferrovial). ¡Qué enredo de idiotas!
O somos idiotas o recibimos todos los días la visita del agente J de Men in Black para borrarnos la memoria. Vale, de acuerdo: somos idiotas, pero que conste que la segunda opción la descarta usted por ser de los que no cree que las películas de ciencia ficción sean un trailer de nuestra propia realidad venidera.
Estando de acuerdo en que somos idiotas, hasta para la idiotez debería haber un límite. Nos aguantamos la visita estelar de Mariano Rajoy el 30 de marzo (hace 226 días) a las obras del nuevo Hospital Valdecilla en un acto que no era electoral, tampoco era inaugural, pero que atufaba a los dos.